La banca española sigue sin hacer completamente la digestión de los activos problemáticos. Una década después del estallido de la burbuja y un lustro desde que España tuviera que ser rescatada, el conjunto del sector financiero sigue requiriendo de dotaciones adicionales para hacer frente a las minusvalías ocasionadas por los activos problemáticos alojados en los balances, de cara a cumplir con las exigentes y permanentes normas regulatorias.
Con los 20.000 millones de euros aportados en 2017 por los bancos adscritos a la Asociación Española de Banca (AEB), el monto de las provisiones, en la última década, alcanza los 260.000 millones de euros, equivalentes al 26% del PIB.
Y, como suelen comentar de manera recurrente los responsables de las entidades financieras, estaríamos ya en la última de fase de provisiones y dotaciones. En esa misma línea se pronunciaba este jueves el reelegido presidente de la AEB, José María Roldán, tras dejar sobre la mesa este dato, que, apuntaba, ha reducido la rentabilidad del sector “en 20 puntos básicos”.
Los peores años quedan atrás
A partir de aquí, el presidente de la patronal bancaria volvía a reiterar que “los peores años los dejamos atrás” y que, “gracias al enorme esfuerzo realizado en la limpieza de los balances estaríamos al final del saneamiento”.
No obstante, todavía queda camino por recorrer. “Las provisiones nunca van a ser cero”, decía Roldán. “Cuando hay crédito concedido hay que hacer provisiones, y ahora, de acuerdo con la nueva norma contable, más por las pérdidas esperadas”, añadía.
En su análisis sobre este ingente volumen de dotaciones que los bancos han tenido que aportar para cubrir el deterioro de activos, Roldán reconocía que “nadie esperaba, en un principio, que la limpieza de los balances fuera a durar tanto”.
La doble recesión se comió el 10% del PIB
En este sentido, recordaba cómo en la anterior gran crisis, la de 1993, el PIB decrecía un 1%. “Ahora, en cambio, la doble recesión que hemos sufrido ha menguado el PIB un 10%”, apostillaba el presidente de la patronal bancaria.
En esa consolidación del sector bancario, además de acometer la última fase de la reducción de los activos improductivos, queda por conseguir la recuperación neta del crédito. Un asunto sobre el que Roldán no quiso adelantar nada. “He fallado 4 años en la previsión sobre este asunto y no quiero hacerlo más”, comentaba.
Al respecto, señalaba el presidente de la AEB que, aunque la demanda de crédito sigue siendo muy reducida, “todo apunta a que en 2018 el sector puede asistir a esa recuperación neta del crédito” una década después.
Sin riesgo al crédito promotor, de momento
En ese sentido, cuestionado Roldán sobre la posibilidad de que, como hace una década, el crédito promotor pueda volver a convertirse en un riesgo sistémico para el sistema financiero ante la evidencia de que, en algunos casos, se están volviendo a otorgar créditos hipotecarios por el 100% del valor de las viviendas, el presidente de la AEB desdeñaba esa posibilidad con un argumento de peso. “Las 80.000 viviendas construidas en 2017 están muy lejos de las 600.000 iniciadas justo antes de estallar la burbuja”, comparaba.
Fondo único de garantía de depósitos para fusiones transfronterizas
Durante su comparecencia ante los medios, tras la asamblea en la que era reelegido, Roldán abordó en varias ocasiones un asunto recurrente, el de nuevas fusiones entre entidades, tanto internas como transfronterizas. Al respecto, apuntaba el presidente de la AEB que “la banca española será protagonista, por su enorme experiencia y capacidad, para convertirse en protagonista activo de fusiones transfronterizas”.
Sobre esta cuestión, Roldán dejaba caer que, si dentro de una década no se han producido estas fusiones, “no habremos hecho bien los deberes”. Para que ello suceda, el presidente de la patronal bancaria española recordaba la necesidad de culminar la unión bancaria europea.
“Se ha avanzado mucho, pero falta cerrar el tercer pilar, el del fondo único de garantía de depósitos”, decía. El gran instrumento para acabar con “las bolsas de liquidez y solvencia atrapadas en las fronteras de los países miembros”.