Los ánimos en el sector de la movilidad urbana están más calientes que nunca. La próxima semana el Supremo debe decidir si mantiene la limitación de una licencia VTC (las que usan Uber y Cabify) por cada treinta de taxi o si, por el contrario, elimina esa limitación como reclama la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).
Es el próximo capítulo de una encendida guerra que mantienen desde hace años las VTC y los taxistas. En juego está el usuario. El cliente que, parece, demanda una nueva forma de movilidad que englobe a plataformas como Cabify, pero también al taxi, el autobús o los coches compartidos.
Así que, en un intento por acercarse a todos los actores, Cabify ha organizado en Madrid un encuentro en el que pretendía aparcar y limar las diferencias que los separan y analizar cuál debe ser el futuro de la movilidad. Un debate en el que participó la propia plataforma, pero también Uber, otros actores de movilidad sostenible como Car2Go, Zity o Ecooltra… Faltaron, en cambio, el Ayuntamiento de Madrid, el de Barcelona y los taxistas, por lo que quedó un poco descafeinado.
Unas ausencias que lamenta su Regional Manager en Europa, Mariano Silveyra, quien atendió a EL ESPAÑOL durante el evento.
La primera pregunta es muy obvia… ¿Hacia dónde nos movemos?
Tenemos que ir hacia una movilidad sostenible. Menos coches y de manera más eficiente. La movilidad no ha cambiado hace 75 años. Seguimos usando el coche particular, generando contaminación, atascos... Es insoportable. Hay que buscar alternativas en las que el ciudadano pueda elegir. Todas son positivas, y no compiten entre sí.
Hay que tener en cuenta que tenemos un enemigo y un objetivo común: el coche privado y la movilidad sostenible. No puede ser que la mayor parte de los coches viajen con una persona, que el 95% del tiempo esté parado.
Para que ese cambio se produzca, se necesita un cambio de mentalidad en la población. Pero también de las Administraciones públicas y otros sectores implicados. Ahora mismo, los Ayuntamientos de Madrid y Barcelona y los taxistas les han dado plantón…
El tema cultural está cambiando. La gente joven no se plantea comprar un coche o tener el carné de conducir. Las tendencias son las que son y son cada vez más fuertes. Marcan la guía.
Los Ayuntamientos, la Administración en general y el Taxi lo saben. Necesitamos que conversen con nosotros. Lamentamos que no estén aquí. Quizá es un tema de velocidad. En la medida en la que nos pongamos de acuerdo, seremos capaces de decidir a qué velocidad queremos ir.
Es cierto que hay actores -quizá porque somos nativos digitales- que viajamos muy rápido; otros que son más tradicionales les cuesta más: porque son muchos y hace tiempo que no cambian. Hay que buscar la velocidad para que uno no vaya delante y otro detrás, y eso le corresponde a la Administración.
Cada vez que el taxi habla de Cabify o hace una huelga el usuario se pone de nuestro lado
El problema es que los taxistas dicen que si no se ajustan ustedes a la legalidad, no se van a sentar en la mesa.
Esa es la conversación en la que hemos estado hasta ahora. Nosotros queremos dejar de hablar de eso. Primero, porque es mentira. Todo es transparente. Somos españoles, tributamos al 100% en España.
Si sumamos a las empresas que nos dan servicio, casi tributamos lo mismo que el sector del taxi al completo por el sistema de tributación. Generamos empleo, y más que vamos a generar. Trabajo que no sustituye a los taxistas, les complementa. Aunque a algunos no les interesa hablar de eso.
Esas diferencias impiden movernos hacia el lugar donde debemos movernos. Entendamos que el enemigo común es la lucha contra el vehículo particular. Será todo más fácil. Soy optimista.
La semana que viene el Supremo debe decidir si se limita el número de VTC que pueden circular por España o si, por el contrario, se liberaliza… ¿Qué sensación tienen de lo que va a ocurrir?
Somos respetuosos con el proceso. No sabemos dónde va a ir. Sabemos que algo va a cambiar. La situación actual de restricciones no tiene sentido. Para que un autónomo quiera trabajar en este sector lo tiene prohibido: necesita una inversión enorme, siete licencias, restricciones en el tipo de vehículo… Todo se puede flexibilizar sin ir a una liberalización absoluta.
¿Y cuál es el punto medio?
No será el Supremo quien lo diga. La Administración es la que debe dialogar con todos para buscarlo. Debemos elegir la velocidad, y buscar el rumbo. Hay que incluir a todos en la ecuación, eso sí.
No hay que dar pie a especuladores, tiene que haber empresas que den servicio y lo hagan bien
Hay actualmente cerca de 10.000 licencias VTC en camino en los tribunales; además hay también miles de peticiones para obtener VTC en distintas Comunidades Autónomas… ¿Hay sitio para tantas?
Creemos que sí. Y mucho más. El mercado no es lo que es hoy, o como lo ve el sector del taxi. No se contemplan los millones de vehículos particulares que, en algún momento, dejarán de circular. Bien porque lo elige el ciudadano o porque el Ayuntamiento no le deja entrar. Ni el metro alcanza, ni las bicis, ni el taxi. El mercado es infinito en relación con la situación actual.
En algún momento la gente podrá moverse con una plataforma donde todos los agentes estemos integrados. Movilidad compartida, con inteligencia que adapte la oferta y la demanda donde el ciudadano tenga todas las opciones a disposición y pueda elegir Cabify, metro, taxi, autobús, coche compartido...
¿Qué le parece el reglamento de Colau para regular las VTC en Barcelona? ¿Cree que puede contagiarse a otras ciudades?
No tiene ningún sentido. Va en contra de lo que entendemos todos los actores del lugar al que hay que ir. Es decir, que haya más alternativas. Menos opciones suponen menos servicios, menos calidad, más burbujas. Que las licencias de taxi o las VTC cuesten tanto es fruto de las ineficiencias. Nos posicionaremos en contra casi seguro, estamos en fase de alegaciones. Espero que no llegue a ningún lado.
El problema es la burbuja en torno a las VTC. ¿Cómo la desactivamos? Esa y la del taxi.
No lo sé, pero no se puede agravar. Tenemos un problema, y debemos aprender de los errores cometidos en el pasado. El error sería agravar un problema que ya existe. Un escenario más flexible resolvería la distorsión. Si es un activo en el que se invierte, el valor de adquisición debe ir relacionado con la rentabilidad que te genera, y no con un valor de escasez.
Flexibilizar la ley resolvería la distorsión del precio de las licencias
Pero vosotros os habéis beneficiado de esa especulación de las VTC.
Esa es parte de la confusión. Lo que Cabify se encuentra es una situación estancada donde muchos titulares tenían licencia y querían hacer negocio. A mí me interesa que la licencia circule en un coche, no me dedico a la compraventa de licencias.
Actuamos como un facilitador en la compraventa. Ponemos en contacto a titulares vendedores con potenciales compradores. La mayor parte de las empresas que prestan servicio a Cabify nacieron entonces. Si no hubiera sido así, hoy no habría mercado. Serían papeles que no valdrían nada. Hoy vale porque está restringido.
No hay que dar pie a especuladores, tiene que haber empresas que den servicio y lo hagan bien.
Las Administraciones Públicas… ¿Son más sensibles a las reclamaciones del sector del taxi?
Puede ser que sí. Es una sensación. Entiendo que la Administración tiene un problema difícil. Encontrar la velocidad y un punto intermedio donde todos estemos cómodos. No es fácil. El taxi tiene mucho que decir. Tiene grupos de presión importantes, pero hay que diferenciar entre quienes lo hacen bien y quienes buscan quejarse y amplificar unos mensajes que no siempre están relacionados con el sector. Hacen tanto ruido que acaparan una conversación que no tiene sentido. Siempre hemos tendido la mano.
¿Ofrecéis un cambio de postura? ¿Una pacificación?
No. No es un cambio de postura. Siempre lo hemos defendido, pero antes no lo hemos podido expresar.
Cada coche nuestro evita que 30 privados entren en la ciudad. A medida que haya más alternativas e infraestructuras migraremos la flota a eléctrico.
¿Por qué?
Era una situación compleja para comunicar. Cada vez que que el taxi (erróneamente) habla de Cabify o hacen una huelga, el usuario se pone de nuestro lado.
Hemos tenido una demanda tan colapsada que no hemos podido salir a comunicar porque hubiéramos agravado la situación. Ahora con el escenario de que haya más licencias para crecer podemos hacerlo.
Queremos empezar diciendo: dejemos de lado la discusión que teníamos hasta ahora, no suma y no aporta, sentémonos a hablar de verdad.
¿Cómo fue el ejercicio 2017?
Hemos crecido más de un 500% a nivel global, y este año prevemos algo similar. Nos hemos transformado en el único unicornio español. Ha sido un esfuerzo brutal. Hemos estado varias veces cerca de la quiebra, nos ha costado mucho llegar. Es algo excepcional que una empresa española haya llegado hasta donde ha llegado.
¿Dónde queréis llegar?
Lejos, lejísimos. No sólo en cuanto a crecer. También a llegar a gente ofreciendo alternativas que hasta ahora no tienen. Tenemos acces, para gente con movilidad reducida. Hemos invertido dinero y tiempo. Hay que dar alternativas para que la gente se exprese.
¿Hacia dónde se encamina el futuro de la movilidad urbana?
Muchos menos coches, más inteligente a nivel de plataforma. Vehículos eléctricos o de energías renovables. Será más económica, y mucho más cercana al usuario. Que haya más alternativas te permite acercarte al usuario y que se mueva más, eso implica que sale más, sale a comer, queda con amigos… Transformará la ciudad por completo.
¿Apostáis por el eléctrico?
Fuimos los primeros en hacerlo. Pero adaptar toda la flota no es sencillo. El rango y autonomía no alcanza. Pocas opciones superan los 400km reales y nuestros coches hacen 600. Sí usamos híbridos. Ahora hay un primer paso de volumen, cuantos más coches haya la movilidad será más eficiente. Cada coche nuestro evita que 30 privados entren en la ciudad. A medida que haya más alternativas e infraestructuras migraremos la flota a eléctrico.