No todo es pisar el acelerador. En muchas ocasiones, como los grandes grupos musicales de la historia, lo mejor es tomarse un respiro. Dejar que la realidad te pegue un bofetón para después volver a coger impulso.
Esta desaceleración se produce durante dos semanas en un paisaje paradisíaco. Palmeras, playa, espacios abiertos y tiempo para la desconexión y estrechar lazos. Menorca volverá a acoger a finales de mayo a 30 startups de todo el mundo que necesitan un impulso para asentarse en un mercado cada vez más complejo.
Para que salgan con una experiencia notable, cada año (esta será la cuarta edición) contará con mentores de talla internacional como Martin Varsavsky, CEO de Prelude Fertility y creador de Jazztel y Ya.com, Paul Ford, vicepresidente de SendGrid y mentor de ‘500 Startups’ y ‘Techstars’ o Manel Adell, ex CEO de Desigual y actual miembro del Consejo de Puig.
Para desacelerar, el lugar escogido es Menorca: playa, buen tiempo, muchas horas de luz y un clima agradable que invite a no distraerse. “Desde que se bajan del avión y se suben a la furgoneta tienen todo tipo de comodidades. Nuestra premisa es que deben estar concentrados al 100% durante estos quince días para absorber toda la información que van a obtener”, asegura el CEO de Menorca Millennials.
¿Cómo se le dice a una empresa, que quiere seguir expandiéndose, que es mejor ‘desacelerar’?
Primeramente hay que resaltar que no es dar un paso atrás, es un alto en el camino. Esto lo explica de fábula Martin Varsavsky. Vivimos en un mundo donde se nos ha bombardeado el ‘fast food’ por todos lados. Pues bien, nosotros hacemos todo lo contrario; apostamos por el ‘slow food’ ya que los emprendedores generan valor en la estrategia y en la implementación de la idea, ahí es donde está todo el valor. Estas dos variables son complicadas que se cumplan en el día a día y por eso les decimos que paren durante dos semanas.
Lo único que pedimos es que vengan los cofundadores porque necesitan una revisión profunda de algo que en el día a día no te da tiempo. Además, pedimos que hablen con otros CEOs que ya han pasado por el proyecto para que entiendan la importancia de que los máximos responsables estén aquí con nosotros.
¿Cómo es el día a día durante estas dos semanas?
Lo más importante es que se revisa el modelo de negocio y la detección de posibles problemas de equipo. Les decimos: “Tú tienes que mejorar en esto o cambiar aquí o allá”. Intentamos que ellos mismos saquen a la luz sus problemas y ofrecemos a los mentores para salir adelante.
El primer día llegan pensando que son los mejores. Creen que son los 30 elegidos. Pero el segundo día se dan cuenta que hay gente buena y al tercero llega el choque con la realidad y ellos mismos se dan cuenta que no se trata de competición sino de colaboración. A partir de ahí, el crecimiento es brutal.
¿Cómo se les dice que no son los mejores, después de una dosis de moral al llegar ahí?
Nuestros expertos se sientan con ellos. Cuando estás empezando es cuando más dudas y más fuegos tienes que apagar y se crean dudas. Lo más importante es que se queden con la idea de la colaboración.
Ellos se van conociendo y saben que hay gente muy buena y que les queda mucho recorrido porque a lo mejor su idea era fantástica, pero le falta recorrido o necesita un nuevo enfoque. Es una cura de humildad, que siempre viene bien. Por eso decimos que la desaceleración es positiva. Hay casos en los que durante la estancia se ha virado la estrategia de la empresa y lo que era una startup tecnológica se convierte en una que ofrece software.
¿Y la tercera?
La tercera es devolverles al mundo real: los inversores. Durante varias jornadas las startups tienen que defender su proyecto a un nutrido grupo de empresas inversoras. Las negociaciones no salen de aquí, solo es un ensayo, pero cuando acaban los quince días se abre un nuevo escenario en el que las empresas levantan rondas con las personas que han conocido.
"El primer día llegan pensando que son los mejores. Creen que son los 30 'elegidos', pero después chocan con la realidad"
Tras los quince días, toca la vuelta a la realidad…
Después de estas dos semanas se marchan a sus oficinas para poner en práctica lo que han aprendido en Menorca y durante 18 meses seguimos en contacto para cualquier duda que tengan y para ayudarles en las rondas de financiación.
¿También hay espacio para el fracaso?
Claro que lo hay. Es muy difícil este mundo. Hay veces que ves empresas y dices, “me flipa” y deseas reunirte con ellas, pero por unas razones u otras no sale adelante. La competencia es muy dura.
La financiación al fin y al cabo es lo más importante: ¿cómo se les ayuda a estas startups?
Nosotros nos reunimos con inversores y les damos los nombres de las empresas que pueden ser interesantes. Nosotros, si ellos quieren, podemos estar en las reuniones para que las negociaciones acaben bien.
Por otra parte, nosotros invertimos en las startups que más nos gustan. Actualmente ya tenemos 18 startups en nuestra cartera, y a buen seguro que van a ser muchas más.
¿Cómo se financia Menorca Millennials?
El programa genera unos beneficios ya que entrar a la acelerado tiene un precio. Y luego nosotros tenemos varias startups que tenemos capital en ellas. Actualmente tenemos 18 en nuestra cartera.
Hablar de emprender es riesgo y muchas se quedan en el camino: ¿qué porcentaje de éxito tienen las empresas que pasan por la ‘desaceleradora’
Una de cada dos empresas siguen adelante por las inversiones. El 43% de las empresas consiguen levantar rondas de financiación importantes. El conjunto de startups que han pasado por aquí ya han conseguido 54 millones de euros.
¿Cuáles son los requisitos para que accedan a la desaceleración?
La startup explica su modelo de negocio a través de vídeos, textos u otras plataformas. Nos llegan las peticiones y tenemos 60 jueces a las que se les reparten 15 empresas. Las más votadas se vienen. Les pedimos que tengan un alineamiento con los 17 objetivos de sostenibilidad de la ONU ya que aportan valor extra.
¿Cuántas se quedan en el camino?
Recibimos unas 1.500 peticiones.
¿España es la principal fuente?
Hay de todo. Intentamos que España cuente con 5 o 6 empresas que representen. Son prácticamente todos europeos. Vienen de muchos países, pero el 70% son europeos y los inversores son 100% de esta región. Los inversores apuestan por la cercanía y por el hecho meramente jurídico y cultural.
Estados Unidos, se queda fuera…
Hemos tenido y tendremos. Pero por varias razones como el factor ‘cinco horas de vuelo’, las startups que vienen son en su mayoría europeas. Sin ir más lejos tuvimos que decir que no a varias compañías porque los CEOs no podían estar fuera quince días porque tenían reuniones importantes.
¿Miráis a esta región?
Naturalmente. Nuestro siguiente paso es América. Hay que atraer a las startups y a inversores de América. Nos vamos a ir a otras regiones para atraer otros inversores extranjeros.
¿Puede ya mirar España a las grandes potencias?
Progresivamente ha ido cambiando el ecosistema. Hemos visto un cambio de recorrido. Solo basta con mirar la cantidad de unicornios que ya hay en España. Antes era cosa de los países nórdicos, en América y en Reino Unido.
Los emprendedores españoles tienen una cosa muy buena: escuchar. Conozco una startup que había en Japón, su idea era excelente, pero valoraba su empresa en 40 millones de euros y no se apeaba de la idea. Cada mercado tiene sus reglas; los americanos te venden su producto muy bien, son unos expertos en ello.