Está sentada con la banca desde hace más de siete meses, con el objetivo de negociar las condiciones del nuevo plan de refinanciación. Eroski se prepara para reestructurar su deuda en un plan a cinco años, entre 2019 y 2024, con Santander, BBVA, Bankia, Sabadell y Caixabank. Su postura es firme, después de haber reducido 167 millones de euros de deuda financiera durante 2017.
Una postura que pasa por dejar claro que la cadena vasca ha cumplido con la hoja de ruta marcada por las entidades en el plan anterior. No ha sido fácil. En los últimos tres años, Eroski ha amortizado 646 millones de euros. Por el camino se han quedado cerca de 40 hipermercados que vendió a Carrefour, más de un centenar de supermercados comprados por Dia y la cadena de perfumerías If, que vendió al grupo alemán Douglas.
Un "ciclo estratégico de reestructuración", como lo denominan en la cadena, que le ha supuesto la posibilidad de volver a coger aire. Sus resultados presentados este jueves así lo evidencian: Eroski ha vuelto a los beneficios diez años después, tras ganar 33,2 millones de euros en 2017. Por eso, y con la tarea hecha durante estos años, se encuentra con fuerzas para presentarse ante la banca con unas condiciones claras.
Para el 31 de julio de 2019, cuando comenzaría el nuevo plan de refinanciación, la cadena vasca calcula tener una deuda cercana a 1.600 millones de euros, muy lejos de los cerca de 4.000 millones de euros que adeudaba al inicio de la crisis. Su plan a partir de ahora, reducirla en torno a 300 millones. ¿Cómo? "A partir de la generación de recursos de los negocios del grupo", asegura el presidente de Eroski, Agustín Markaide. Descarta, por tanto, tener que desprenderse de nuevos activos.
"Hemos cumplido la hoja de ruta"
Eroski cree que puede cerrar "pronto" la negociación, pero recuerda que la última duró año y medio. De momento, y aunque falta más de un año para que termine el plan anterior, banca y empresa llevan más de siete meses sentadas en la mesa.
"En la última negociación acordamos con las entidades financieras nuestro plan estratégico, que conllevaba centrarnos en el perímetro sustancial, a lo que nos referimos como zona norte", indica Markaide, que recuerda que de esa decisión se derivaron las salidas y cierres en zonas de menor importancia para la cadena. Ahora, y con los primeros resultados sobre la mesa, Eroski puede ponerse más firme. "Nuestra posición es que estamos donde habíamos acordado que íbamos a estar", reseña el presidente de la cadena.
En este sentido, Markaide apunta a que la postura de la cadena es continuar con "una hoja de ruta definida". Y no duda sobre cuál debe ser: "Esperamos seguir reduciendo apalancamiento a través de la generación de recursos del negocio, sin incorporar reducciones de tamaño, que ya llegamos a la meta".
Ser diferente para no perder cuota
Eroski, que tiene un 5,8% de cuota de mercado a nivel nacional, se agarra a la zona norte de España, su casa, para mantener su fuerza. Allí es donde han centrado sus renovaciones de tienda durante 2017 y donde esperan seguir dando pasos en 2018. Estos cambios en los locales les suponen, según sus cálculos, un aumento de entre el 7% y el 9% en la facturación de cada una. Después de los cambios realizados en País Vasco, Navarra o Galicia -600 tiendas renovadas en total- "ahora le toca el turno a Cataluña", lo que incluye las tiendas Caprabo.
Durante 2018, la cadena vasca prevé incrementar sus ventas entre un 4% y un 6% -por encima de los 4.790 millones de 2017- basándose en una diferenciación centrada, dicen, en salud y sostenibilidad. "Esperamos que nuestro equilibrio financiero vaya mejorando apreciablemente", apunta Markaide. En ese sentido, el presidente de Eroski explica que la diferenciación implica una propuesta comercial específica que, en el caso de la cadena vasca, pasa por más productos en su estantería y una elevada presencia de marcas de fabricante, así como por una "notable mayor presencia" de productos locales.
¿Bajar precios? "Nuestra estrategia es de diferenciación por valor. La cuestión es acertar en dar ese valor y que el cliente lo premie, lo pague", dice Markaide. No obstante, reconoce que hay una gama, la de productos básicos -su marca blanca-, en la que se están bajando los precios. "El reto está en bajar los precios sin necesidad de tocar los márgenes", recuerda.
El presidente de Eroski está satisfecho: "Hemos llevado el negocio de una situación difícil a una situación en la que tenemos un proyecto", presume, aunque siente "no haber podido hacerlo en menos tiempo". "El tiempo que nos ha consumido terminar la reestructuración ha costado esfuerzo, y mucha gente ha quedado en el camino", se lamenta Markaide. Ahora, la vista está puesta en la mesa de negociación.
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