La Universidad se prepara para un futuro absolutamente desconocido en el que cerca de tres de cuatro carreras que se estudian en estos momentos corren el riesgo de desaparecer en unos pocos años. En su lugar tendrán que ofrecer nuevos estudios cada vez más ligados al Big Data y Smart Data, la investigación médica, la ciberseguridad, las redes sociales o la gestión del conocimiento. En definitiva, estudios que hoy en día todavía somos incapaces de imaginar.
Un panorama de reinvención al que hay que sumar el proceso interno al que se ven sometidas las universidades empresarialmente hablando. La llegada abrumadora de la enseñanza no presencial gracias a la metodología online, el nacimiento de los Mooc, cursos de formación gratuitos a través de Internet, etc. Algo que llevaba hace unos días a más de 700 rectores de universidades de España y Latinoamérica al compromiso de tratar de “liderar esta revolución tecnológica”, según explica a EL ESPAÑOL Javier Roglá, director global de Santander Universidades y Universia.
Precisamente Roglá fue uno de los anfitriones de ese encuentro en Salamanca entre responsables universitarios en el marco del IV Encuentro de Rectores Universia y que firmaron la Declaración de Salamanca. Un compromiso en el que se daba cuenta también de la necesidad de “poner en marcha de cara al futuro acciones que permitan la flexibilización y aplicación de métodos educativos innovadores, el desarrollo de nuevos modelos organizativos, de certificación e integración con plataformas globales”.
Y es que para el responsable de Universia es necesario comenzar a desarrollar “ofertas formativas híbridas”, pero también es importante ir avanzando en “programas de capacitación y actualización en el lugar de trabajo”. ¿Y cómo se consigue? Básicamente mediante “una estrategia institucional para cumplir un papel relevante en la construcción de un futuro mejor para las comunidades en las que se encuentra la universidad, pero también para el conjunto de la sociedad”, sentencia.
Roglá considera que es necesario que la formación de los alumnos se centre en temas como las ciencias computacionales, la inteligencia artificial o la ciencia de datos, pero también reclama “incluir estudios de humanidades y ética en las carreras técnicas (y viceversa)”. Se trata, explica, de ir adaptando a los futuros profesionales a unas aptitudes que se les van a demandar en el mercado laboral. Todo ello sin olvidar “la idoneidad de desarrollar competencias como el trabajo en equipo, el espíritu crítico o el emprendimiento”.
Espacio Iberoamericano
Esa tarea de cambio es algo que la Universidad española no puede ni debe afrontar en exclusiva. En los debates en el marco del IV Encuentro de Rectores Universida que se celebró en Salamanca se llegó también a la conclusión de que es de “vital importancia” la apuesta por “la creación un espacio iberoamericano del conocimiento”, explica el responsable de Universia.
El trabajo para la creación de ese nuevo espacio ya se está haciendo, aunque queda mucho camino por hacer. Sin embargo, para Roglá “existen varias opciones para ir avanzando como incrementar la colaboración entre universidades, facilitar e incrementar los programas de movilidad para alumnos y profesores, así como una colaboración estrecha y eficaz en los distintos programas de investigación o emprendimiento”.