Achleitner ya ha consultado a inversores y altos funcionarios del Gobierno alemán sobre la posible fusión de ambas entidades en los últimos meses, informa el blog de Bankinter citando a Bloomberg. Sin embargo, aún no hay conversaciones formales entre ambos bancos y no se espera que la negociación prosiga en el corto plazo. De momento, el presidente de Deutsche Bank sigue hablando con todas las partes interesadas.

Uno de los principales obstáculos a esta hipotética fusión es la caída del precio de las acciones de Deutsche Bank. Las acciones de la entidad alemana han subido este jueves un 0,64%, hasta los 9,62 euros, pero en lo que va de año acumula una caída superior al 39%. Según añade Bloomberg, los inversores no quieren una fusión en este momento porque sería muy dilutiva para los socios e implicará, potencialmente, un aumento de capital.

Además, hace pocos días Deutsche Bank anunciaba un recorte de más de 7.000 empleos para reducir costes. Según concretó la entidad, la reestructuración de la plantilla afectará al 25% de efectivos de su banco de inversiones, que se reducirá en un 10%. La entidad calcula que las medidas de reestructuración tendrán un impacto negativo en las cuentas de 2018 de 800 millones de euros.

La negociación entre ambas entidades para una fusión se remonta al verano de 2016, aunque entonces decidieron romper las conversaciones para que ambos bancos emprendieran sus procesos de reestructuración por separado.