En las dos semanas que cuentan desde que Pedro Sánchez se aseguró el éxito de su moción de censura, las renovables de la bolsa española han incrementado su capitalización en un 6%. Un porcentaje que se vuelve más sonoro si se cifra en los 997 millones de euros que han sumado a su valoración gracias a las promesas de potenciar esta industria con las que se ha estrenado en el poder el nuevo equipo de Gobierno.
Solaria y Audax Renovables han sido las puntas de lanza de este vuelco inversor hacia un sector siempre a merced del marco regulatorio de turno. Desde que el PNV aseguró que apoyaría la candidatura de Sánchez para desbancar a Rajoy, se han apuntado alzas del 51% y el 50% respectivamente. La líder de este particular ranking ha engordado en 227 millones de euros su capitalización, mientras que la antigua Fersa es ahora 147 millones más valiosa que hace solo 15 días.
La euforia por el sector se ha extendido incluso a Saeta Yield, la antigua filial de renovables de ACS sobre la que el fondo Brookfield tiene una oferta pública de adquisición (opa) pendiente de resolver mediante exclusión y compras forzosas. En este tiempo, sus acciones han subido un 0,33% hasta los 12,20 euros por acción. Una cota que supone igualar la oferta del fondo estadounidense y la ganancia de 3,3 millones de euros.
Montebalito y Acciona, dos compañías de perfiles bien distintos pero que también tienen parte de su negocio confiado a las energías limpias también han bordeado el doble dígito de revalorización en estas dos semanas. La primera ha subido un 9,6% que se traduce en cinco 5,3 millones de euros. La presidida por José Manuel Entrecanales, pendiente de cómo se resuelve la revocación del contrato de gestión de ATLL en Cataluña, ha remontado un 10,8%. Un porcentaje que es lo mismo que hablar de 400 millones más de capitalización.
Ence se ha apuntado un considerable ascenso del 12%. En poco se queda si se compara con el 41% arriba que han logrado las acciones A de Abengoa. Un rebote que ha aportado 14,8 millones más de valoración en bolsa para la firma sevillana. Y eso a pesar de que las energías limpias han dejado de ser el núcleo de su negocio como parte de un complejo plan de reestructuración que la ha salvado de la liquidación y la ha redirigido hacia su antiguo foco en infraestructuras. Las acciones B, zombis al filo del precio mínimo de cotización en el céntimo por acción, ahí se mantienen impasibles más allá de picos intradía arriba y abajo.
DESMANTELAR EL IMPUESTO AL SOL
Más allá del programa con el que el PSOE de Pedro Sánchez concurrió a las últimas elecciones generales, los primeros pasos de este como presidente del Gobierno se entendieron como toda una declaración de intenciones a favor de un sector que el Ejecutivo de Mariano Rajoy había penalizado en un efecto pendular tras las abundantes subvenciones promovidas por su antecesor en La Moncloa, el también socialista José Luis Rodríguez Zapatero.
Así, el Ministerio de Energía cambiaba su nombre por Ministerio de Transición Ecológica, y su titular, Teresa Ribera, se apresuraba a airear su intención de derogar el conocido como `impuesto al sol¿. Este gravamen que penaliza el autoconsumo por la obligación de conectar todas las instalaciones a la red eléctrica general, tan solo afecta a unas 750 instalaciones en España, pero los expertos del sector lo consideran como el gran obstáculo que ha impedido un mayor desarrollo de estos sistemas en España.
En la misma línea de discurso, las primeras declaraciones de Ribera han sido para apuntar ¿pasos¿ hacia una menor presencia del carbón y la energía nuclear en el mix español, lo que necesariamente pasa por sustituir por fuentes limpias las que ya ¿no tienen futuro ni sentido¿, según la ministra. Ha defendido, además, que este cambio de modelo ¿no tiene por qué encarecer el recibo de la luz¿, principal crítica de las energéticas tradicionales.
Cuando ya la euforia de los primeros días del cambio de gobierno comenzaba a apagarse en la bolsa, un nuevo viento de cola ha llegado para el sector desde Bruselas. Primero como una posibilidad y ya confirmado este jueves, justo una semana después del decisivo apoyo de los nacionalistas vascos, la Unión Europea se ha fijado por objetivo alcanzar un abastecimiento de energía renovable del 32% para el año 2030.
Este acuerdo, que forma parte de la revisión de las normas comunitarias para cumplir con el Acuerdo de la Cumbre del Clima de París, ha puesto de acuerdo al Parlamento, el Consejo y la Comisión Europea. Se trata de una cuota intermedia entre el 27% que habían concedido inicialmente los países del club comunitario y el 35% por el que abogaban los europarlamentarios. Además, supone casi doblar el 17% de cuota que la energía solar, hidráulica, eólica y la biomasa ha supuesto para la Unión en el año 2017, y un salto cualitativo desde el 20% fijado por el compromiso 2020.
La excepción al comportamiento general del sector ha sido únicamente Siemens Gamesa. La compañía fabricante de turbinas eólicas ha cedido un 0,08% en estas dos primeras semanas con Sánchez como presidente del Gobierno, tal y como recoge el siguiente cuadro.