Jugueterías Poly es una de esas empresas que despierta la nostalgia de los más mayores y la alegría de los más pequeños de la casa. Es uno de esos negocios históricos que, en el centro de las principales ciudades españolas, permanece generación tras generación y ha conseguido sobreponerse a los vaivenes de la economía española. Lo ha hecho con un negocio de lo más sencillo, pero de lo más complicado al mismo tiempo: la venta de juguetes.
Una aventura que en 2012 estuvo a punto de caer por culpa de los cambios en el modelo de la distribución juguetera y la crisis económica. Entró en concurso de acreedores, fue rescatada por el grupo francés King Jouet (controlado por Giochi Preziosi) que se hizo con los activos y la marca, y dos años más tarde era adquirida por la francesa Ludendo.
Sin embargo, de aquellos polvos vienen los lodos que ahora conocemos. Y es que Jugueterías Poly aparece en el listado de morosos con la Agencia Tributaria. Una deuda de 4,6 millones de euros con el erario público que, sin embargo, costará recuperar. ¿El motivo? Corresponde a la sociedad matriz que la controlaba en 2012, Juguetería Poli, S.L. y que actualmente está en liquidación.
La situación de Poly no es la única. Hay otras marcas que han sido santo y seña para muchos, en muy distintos sectores, y que tampoco pagan o no han pagado a la Hacienda pública. Ahí tenemos el caso de Reig Martí. La compañía valenciana de ropa de cama que se presentaba, junto a Lorenzo Lamas, como ‘el Rey de las Camas’ y que, sin embargo, sus apuros económicos también la sitúan en la lista de deudores con el erario público: 2,7 millones de euros. ¡Ahí es nada!
Caramelo es una de esas firmas de moda que también ha pasado por nuestras vidas. Una de esas marcas del textil gallego de siempre que en 2006 cayó en manos del empresario de moda del momento: Manuel Jove, el impulso de Fadesa, una de las grandes inmobiliarias de la época. Así que bajo sus manos, Caramelo caía allá por 2014 con cientos de despidos y dejando una ‘pella’ con el erario público de 2,1 millones de euros que, presumiblemente, tampoco se podrán cobrar en el corto plazo de tiempo.
Y qué decir de Musgo, esa especie de bazar que era el A Loja do Gato Preto de los 80 y los 90. También cayó en desgracia, dejando unas deudas de 1,6 millones de euros. Moda, textil, juguetes… También el automóvil deja grandes enseñas morosas con el erario público.
Los coches del candidato del Madrid
¿Se acuerda de Otaysa? Sí hombre, los concesionarios de Santiago Gómez Pintado -que se presentó a la presidencia del Madrid- y que desaparecieron acumulando unas deudas de 5,5 millones de euros. Y eso que llegó a facturar 5.200 millones de las antiguas pesetas gracias a la ‘Fórmula Otaysa’ que, por aquel entonces, era un adelante de lo que hoy conocemos como leasing.
También hay espacio para las mudanzas. La sociedad Mudanzas Gil Stauffer, S.L. tiene pendiente un boquete de 1,6 millones de euros. Y es que, al final, el inmobiliario y todo lo relacionado con él: promoción, construcción e industria auxiliar, ha dejado muchas piedras por el camino. Que le pregunten, por ejemplo, a Polaris World, uno de los grandes proyectos inmobiliarios de Murcia, que adeuda 23 millones de euros; o a Ramos Sierra, una de las grandes distribuidoras de material eléctrico con 2,3 millones; por no hablar de Merkamueble que tiene pendientes de pago 1,3 millones de euros.
¿Se podrán recuperar? Es la pregunta que todos nos hacemos. Muchas son enseñas que marcaron una época, que tuvieron una cierta huella en la sociedad y que muchos de nosotros las tenemos estima. Sin embargo, ahora, han pasado a mejor vida y con una fuerte deuda con la Agencia Tributaria. Morosos en toda regla.