Ya está aquí. Era esperado el nuevo plan estratégico de Naturgy, la antigua Gas Natural, con el que la empresa quiere completar su particular transición y presentarse como una auténtica energética del siglo XXI, apostando por las energías renovables; pero también como una empresa enfocada no sólo al servicio al cliente sino también centrada en la rentabilidad del negocio y para el accionista.
El propio presidente de Naturgy, Francisco Reynés, lo dejó claro en la presentación del plan que se hizo en Londres la semana pasada: “No estamos dispuestos a comprar cualquier proyecto sin que asegure un retorno. No renunciamos a crecer, decimos que no lo haremos a cualquier precio”, enfatizaba. Toda una declaración de intenciones que quedaba patente cuando aseguraba un retorno para sus accionistas de -al menos- 6.000 millones de euros en los próximos cinco años.
La principal beneficiada de esa nueva retribución será Criteria. Su accionista mayoritario con el 24,43% de los títulos, que percibirá en ese período algo más de 1.700 millones de euros. Sólo este 2018 se meterá el bolsillo, según las previsiones, unos 317,8 millones de euros. Es decir, casi un 30% más que lo que ingresaba el año pasado en dividendos de la gasista.
Ese será sólo el principio ya que, de cumplirse las previsiones de Reynés, el dividendo pasará de 1,30 euros este curso a los 1,59 euros al final del plan, en 2022. En esa fecha el brazo inversor de la Fundación Bancaria La Caixa que lidera Isidre Fainé se embolsará 388,7 millones de euros. Todo ello sin contar que Naturgy se reserva la posibilidad de distribuir entre sus accionistas hasta otros 2.000 millones de euros, que sólo se repartirán si no encuentran proyectos interesantes en los que invertir.
Los fondos también ingresarán
No será sólo La Caixa la que se vea beneficiada de este plan. El resto de accionistas también sacarán pingües beneficios. Entre ellos los fondos de inversión que están en el accionariado: GIP y CVC, que comparte su participación con los March. Ambos fondos ostentan una participación pareja del 20%, por lo que recibirán cerca de 1.443 millones de euros cada uno en los cinco años de duración del plan de Naturgy. Sin embargo, en el caso de CVC (el último en llegar tras la compra de su participación a Repsol) tendrá que compartir sus beneficios con la familia March.
¿El motivo? CVC y los March cerraron un acuerdo de participación en Rioja Bidco Shareholdings, que es el vehículo inversor en la antigua Gas Natural. En ella el accionariado se divide en un 75% para el fondo y un 25% para los March, por lo que a la familia le corresponderán 360 millones de euros.
Más allá de la situación en Naturgy, Criteria se encuentra estos días en plena redefinición de la estrategia de la compañía. No hay que olvidar que la misión del brazo inversor de la Fundación Bancaria La Caixa es lograr jugosos dividendos que garanticen la obra social. Así que, tras el adiós a Abertis (recién adquirida por Hochtief y ahora en proceso de pasar a manos de Hochtief, ACS y Atlantia) la eléctrica pasa a ser -junto a La Caixa- el principal baluarte de ingresos de la compañía.
Saba, el próximo objetivo
Además, tal y como ha contado EL ESPAÑOL, el resto de las participaciones están también en revisión, dado que la intención es empezar a hacer una gestión activa de la cartera de inversiones de Criteria, dejando a un lado el interés por la gestión. Una estrategia en la que tendrán que analizar cómo invertir los cerca de 4.000 millones de euros recibidos por la venta de la compañía de gestión de infraestructuras.
La primera decisión que se debe adoptar es qué ocurrirá con la compañía de gestión de aparcamientos Saba. La intención de Criteria es hacerse con el 100% de la misma, después de que los fondos ProA Capital, KKR y Torreal (de la familia Abelló) hayan decidido que no quieren continuar y activaran hace mes y medio la cláusula que les permitía salir del accionariado. Algo que, por cierto, dificultará la salida a bolsa de la compañía.
Las negociaciones por hacerse con la empresa continúan y, aunque se deba por descontado que la operación se cerraría antes de la última junta de Saba, celebrada el pasado 12 de junio, las cosas siguen encalladas y, por tanto, las conversaciones van a continuar en las próximas semanas. Una operación en la que Fainé y su equipo están dispuestos a ofrecer cerca de 900 millones de euros por una empresa que, el pasado año, ganó 11,6 millones de euros.