Una vez que ha cogido aire, con sus números rojos cambiando de color, Caprabo trata de volver reforzado. Maneja una receta compuesta por apertura de tiendas, apuesta por las franquicias y renovación de locales.
A Caprabo se le ha señalado como el detonante de los problemas de Eroski, porque la cadena vasca adquirió el 75% de la catalana en 2007 por 1.125 millones de euros. Después, se hizo con el 100%. Era un "mal momento para endeudarse", reconocía años después el presidente del grupo Eroski, Agustín Markaide.
Tras este paso, vino todo lo demás: Eroski disparó su deuda hasta casi 4.000 millones de euros, y en años sucesivos se desprendió de hipermercados, de la cadena de perfumerias If y de un centenar de supermercados. Ahora, en plena renegociación de deuda -que, calculan, se sitúa en unos 1.600 millones-, Eroski tiene confianza plena en la cadena catalana. No se plantean venderla, reseñando a la banca que ya han cumplido con la hoja de ruta, y no pretenden incorporar "reducciones de tamaño".
Y Caprabo, satisfecho. De momento, sus resultados le permiten moverse con mayor comodidad este ejercicio, igual que al grupo bajo el que se cobija. A cierre de 2017, Caprabo obtuvo un beneficio de 11 millones de euros, 39,7 millones más que en 2016, cuando cerró con unas pérdidas de 28,7 millones.
Más de una docena de aperturas
Con Cataluña y Navarra como centro de actuación, Caprabo cuenta con una red de unos 330 supermercados repartidos en estos territorios. No obstante, quiere continuar levantando persianas.
Tanto es así que durante el primer semestre de este ejercicio inauguró 7 locales; un ritmo que esperan seguir manteniendo hasta final de año y superar las previsiones de aperturas, situadas en 12.
Con una inversión de cerca de un millón y medio de euros, estas locales, franquiciados, están ubicados todos en Cataluña. En concreto, son tiendas de conveniencia (formato Rapid o Aliprox), modelos incorporados por la compañía en los tres últimos años. De los 330 locales que tiene Caprabo, unos 70 son franquiciados, un proyecto con el que la cadena trabaja desde 2010.
"El proyecto de franquicias sigue avanzando de forma positiva. Queremos convertirnos en la franquicia de alimentación con más relevancia de Cataluña", explica Claudio Estévez, director de franquicias de Caprabo. No obstante, la más de media docena de aperturas que prevén para 2018 no serán solo franquicias.
Además de en abrir tiendas, Caprabo se encuentra también inmersa en el proceso de renovación de locales. Para final del ejercicio, prevé haber transformado unos 60 supermercados, el 20% de su red. Según sus cálculos, y después de haber puesto en marcha un proyecto piloto en tres tiendas catalanas, el modelo renovado les permite un crecimiento de cerca del 10% de media. Su apuesta, la especialización de las secciones de frescos y los productos de proximidad.
Con cerca de 60 años de historia y 11 bajo el paraguas de Eroski, Caprabo, que le supone a la vasca el 20% de su negocio, tratará de seguir siendo atractiva para que no tengan que desprenderse de ella.
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