“¡No se nos puede pedir más!”, exclamaba indignado este martes un empresario tras ver cómo Pedro Sánchez se ratificaba en lo anunciado: nuevos impuestos a la banca y las tecnológicas; incremento en el tipo del impuesto de Sociedades a las grandes corporaciones e impuestos medioambientales (que pagarán buena parte de las empresas españolas).
El empresario en cuestión recordaba el enorme esfuerzo que han venido haciendo las empresas en los últimos años. No ya sólo por el ajuste de cinturón al que se han visto sometidas por la crisis económica; también por el ‘impuestazo’ en Sociedades establecido por Cristóbal Montoro en 2016 para cuadrar el déficit o, más recientemente, el pacto salarial para incrementar los sueldos hasta un 3% en los convenios colectivos.
Sin embargo, en el Gobierno (y en buena parte de la sociedad) existe la sensación de que las grandes empresas no pagan suficientes impuestos en España. Para ello, el Ejecutivo insiste una y otra vez en que el tipo teórico y el que realmente se paga están muy distanciados, hasta el punto de que prácticamente no se tributa por los beneficios a consecuencia de las fuertes deducciones con las que cuentan las grandes empresas.
Algo que indigna a buena parte del empresariado español, como demuestra que el presidente de CEOE, Juan Rosell, haya salido a la palestra para asegurar que “si fuera así todas las multinacionales querrían venir a España”. Así que se han puesto manos a la obra para contrarrestar la acción del Gobierno con números encima de la mesa.
Los ingresos del exterior
Según las cuentas de la patronal “el tipo real pagado está en una media del 20%”, si se tienen en cuenta los beneficios e impuestos que se pagan a nivel mundial. Un matiz importante dado que, por ejemplo, cerca del 70% de los ingresos de las empresas del Ibex provienen de filiales en el extranjero en donde ya se tributa por los beneficios.
Ese 20% en el tipo de Sociedades que pagan las grandes empresas (aquellas a las que Sánchez quiere gravar) “es muy similar al de las empresas individuales que no tienen beneficios que tributan en el extranjero, o los tienen en una cuantía mucho más pequeña”, aseguran en el informe La tributación empresarial que han publicado los patronos para desmontar las tesis del Gobierno Sánchez en cuanto a si pagan o no por los beneficios.
De hecho, el presidente de CEOE, Juan Rosell, ha pedido que Sánchez aclare con urgencia si esa subida del impuesto de Sociedades se efectuará en relación a las bases imponibles o al resultado contable, ya que en caso de ser sobre el segundo (que contabiliza los beneficios mundiales) “provocaría que una empresa pagara dos veces por lo mismo, lo que contraviene más de 88 convenios de doble imposición” que España tiene firmados en este momento.
Así que el patrón de patronos avisa al Gobierno de que “elevar la presión sobre las empresas, sin reducir su presión fiscal total mediante la reducción total de otros tributos lastraría la competitividad, retraería la inversión nacional y extranjera y reduciría la tributación logrando un efecto contrario al esperado”.
“El problema en este momento no está en la recaudación”, dice Rosell, quien pone como argumento la recaudación fiscal del año pasado: 198.000 millones de euros, tan sólo dos mil millones de euros menos que en 2007, cuando se batieron todos los récords de ingresos del Estado. En aquel entonces, el Impuesto de Sociedades recaudaba 44.823 millones de euros frente a los 23.143 millones de euros que se lograron el año pasado.
Con esos datos sobre la mesa se podría pensar que el Gobierno tiene razón. Sin embargo, desde CEOE desmontan rápido la argumentación. “El 2007 fue un ejercicio excepcional gracias a los ingresos del inmobiliario y el sector financiero, que provocaron un aumento sin precedentes”, señala el documento publicado.
La recaudación debe subir
A todo eso hay que sumarle, como bien recuerda Juan Rosell, el que buena parte de las empresas han estado en pérdidas durante la crisis y generaron entonces bases imponibles negativas que podían deducirse para compensar los números rojos una vez que comenzaron los beneficios. “Lo normal es que, a partir de ahora, las recaudación comience a subir porque las bases imponibles ya son positivas y no habrá nada que compensar”, explica Rosell.
Pero Sánchez no quiere tocar sólo Sociedades. Aboga también por un impuesto a la banca y a las tecnológicas que, desde el punto de vista patronal, debería abordarse desde la OCDE y no a nivel español. Y, por si fuera poco, está también la imposición medioambiental que se quiere crear aunque por ahora “sólo hay manifestaciones y no datos concretos, lo que imposibilita hacer cálculos de cómo puede afectar”, sentencia Rosell.
Lo que sí tienen claro los empresarios es que si suman todas las imposiciones a las que se ven sometidos, padecen una presión fiscal del 46,9% que suponen seis puntos más que la media de la eurozona y casi cinco puntos más que la media a nivel global, según datos del Banco Mundial y del informe Paying Taxes. De esta carga fiscal, el 35,6% deriva de las cotizaciones sociales, un 10% procede del Impuesto de Sociedades y el resto, un 0,7%, de otros impuestos.
Es decir, consideran que “la presión fiscal empresarial española está al nivel, si no es más alta, que la media europea, especialmente en las cotizaciones a la Seguridad Social”, afirma el presidente de la patronal.
Ericsson, dispuesta a dar la espantada
Así que ante esta situación desde CEOE se preguntan si no tendrá más sentido apuntar en otra dirección que no sea la de los impuestos. Para empezar luchando contra la economía sumergida que, según sus cálculos, supone cerca del 20% del PIB, es decir, unos cuatro millones de empleos y unos 180.000 millones de euros que el Estado pierde. Así que proponen apostar por una reducción de unos cinco puntos, que permitirían incrementar la recaudación por IVA en 4.000 millones de euros.
Rosell también considera importante acabar con la complejidad administrativa, de modo que a las pequeñas empresas les resulte más fácil cumplir con todos los trámites burocráticos e impositivos que tienen que abordar.
Por ahora la patronal no se ha reunido con el Ministerio de Hacienda para abordar la subida de impuestos. Lo que sí parecen tener claro muchos de los empresarios es que las cosas tienen que cambiar. Es el caso, por ejemplo, del CEO de Ericsson España, José Antonio López, quien ya ha anunciado que “si mañana me cobran un 3% por los ingresos, los centros que tenga de I+D en España los cierro mañana. Me los llevo a Portugal todos”.