Guerra sin cuartel entre los bancos y el Gobierno a cuenta del impuesto a la banca anunciado por Pedro Sánchez. Una imposición de la que todavía hay pocos detalles pero que ha levantado ampollas en el sector financiero. No sólo por el coste económico que puede tener en sus cuentas de resultados, también por la “justicia” que tiene el gravar a toda la banca.
Bankia y Bankinter se han sumado a las advertencias lanzadas por el Santander, y han alertado al Gobierno de los peligros de un nuevo impuesto. “Afectará a la rentabilidad y la solvencia” sostenía este jueves el consejero delegado de Bankia, José Sevilla.
Más dura era la CEO de Bankinter, Dolores Dancausa, quien recomendaba al Ejecutivo que “el Estado debe recaudar más a base de crear empleo y generar riqueza, no a base de impuestos” que son pan para hoy y hambre para mañana. Unas palabras que pronunciaba antes de calificar de “injusta” una imposición al sector, e incluso señalar que, de llevarse a cabo, sea igual para todas las entidades.
Este último es uno de los grandes puntos del debate. El impuesto al sector financiero se engloba en el marco del rescate a la banca, algo que para los banqueros resulta inexacto. “No se rescató a los accionistas ni a los directivos, se rescató a los depositantes”, avisaba Sevilla. En eso coinciden todas las entidades, sin embargo, desde Bankinter recordaban “que no se ayudó a todos bancos, a nosotros no nos han dado ayudas y hemos contribuido a la reestructuración del sistema financiero, ¿por qué tenemos que pagar más?”, se preguntaba la CEO.
Sin embargo, aunque sus palabras son importantes, ambos dirigentes reconocen que su capacidad de influencia es mucho menor que la que puede tener, por ejemplo, el Banco Santander, que esta misma semana ponía encima de la mesa sus argumentos: “Si hay impuesto a la banca tendremos que replantearnos nuestra estructura fiscal” decía su consejero delegado, José Antonio Álvarez.
El Gobierno se defiende
Unas palabras que han caído como un jarro de agua fría en el Gobierno de Pedro Sánchez, y eso que durante las últimas semanas el goteo de críticas ha sido constante por parte del sector, aunque es verdad que nunca tan contundentes como hasta ahora. Quizá por eso este jueves era la Secretaria de Estado de Economía, Ana de la Cueva, la que salía en defensa de la medida.
De la Cueva recordaba a la banca que el Gobierno también trabaja por hacer más competitivo el sector bancario, y ponía como ejemplo la Ley de Transformación Digital del Sistema Financiero. Una norma “demandada por las entidades bancarias”, y pedía que ese tipo de medidas también sean puestas en valor por parte de los banqueros.
Esa normativa de la que habla la Secretaria de Estado contempla, entre otras cosas, la creación de un sandbox en el que hacer pruebas sobre nuevos proyectos con una legislación más laxa que la que se aplica en el negocio tradicional. De este modo, se puede experimentar e ir comprobando de qué manera debe evolucionar el negocio pero también la legislación.
Ahora bien, la número dos de Economía también dejaba claro que los impuestos son una cuestión del Ministerio de Hacienda, que es quien está estudiando cuál es el mejor diseño para el impuesto a la banca. Y es que no está nada claro qué figura será la escogida por el Gobierno, y lo que es peor, no hay una indicación de por dónde pueden ir los tiros.
Distintos modelos
Por ahora se han puesto encima de la mesa distintos modelos que no convencen en absoluto al sector. El primero es el que propuso el propio Pedro Sánchez a principios de año y que tomaba como referencia la base imponible del impuesto de Sociedades, con un tipo del 8%. Esto permitiría recaudar cerca de 1.000 millones de euros anuales.
Otra posibilidad que se ha planteado es la de reactivar el impuesto sobre los depósitos, que actualmente está gravado con un 0,03% para evitar que las Autonomías pudieran crear una tasa específica. Esa medida fue adoptada por el exministro de Economía, Cristóbal Montoro, y sería la más fácil de modificar dado que no requeriría la puesta en marcha de una nueva Ley.
También se especula con la posibilidad de que el Gobierno decida limitar el uso de los créditos fiscales, los famosos DTA. Se trata de compensaciones que obtiene el sistema financiero (y otras empresas) por los ejercicios en los que obtienen pérdidas y los impuestos les salen a devolver. La Agencia Tributaria en lugar de devolverlos los agrupa y permite activarlos para compensar las imposiciones positivas cuando retornan los beneficios.
En este caso parece que la idea sería de poner una limitación de modo que se puedan aplicar DTAs hasta que el Impuesto de Sociedades llegue al tipo mínimo del 15%. Habría que ver, en este caso, si es viable, ya que "podría afectar a la seguridad jurídica", decía el CEO del Santander, José Antonio Álvarez. La última posibilidad sería la de gravar los beneficios totales del grupo, lo que permitiría recaudar cerca de 2.600 millones de euros anuales, según las cuentas de Goldman Sachs, con un tipo cercano al 15%.
Sea cual sea la opción escogida por el Gobierno, los números que han echado en Goldman Sachs indican que el coste para el sector financiero de un impuesto sería de unos 8.300 millones de euros, una cifra nada desdeñable en un momento en el que hay que pelear a muerte para conseguir un euro de beneficios.
Lo que está por venir
Curiosamente los analistas coinciden en que Bankinter y Bankia serían dos de las entidades más afectadas, precisamente porque la mayor parte de su negocio está en España. ¿Las menos afectadas? Evidentemente, el Santander y BBVA, que son las que tienen mayor peso en el exterior de nuestro país, aunque dependerá de la fórmula escogida para el nuevo impuesto.
“Es tan injusto que creo que no podrán sacarlo adelante” decía Dancausa, la consejera delegada de Bankinter. Sólo el tiempo dirá si el Gobierno lo consigue o no, lo que está claro es que la banca no va a dar tregua con este tema, y no se lo van a poner fácil a Sánchez y su equipo de ministros.
Prepárense porque vienen curvas porque este viernes presentan sus resultados BBVA, Caixabank y Sabadell, y a tenor de lo que hemos visto hasta ahora no parece que ninguna se vaya a quedar callada. La banca pasa al ataque.