Tras varios años de trabajo sigiloso, en los últimos meses las noticias que acercan a Facebook al negocio bancario se están intensificando. La última de ellas se refería a contactos mantenidos entre representantes de la compañía de Mark Zuckerberg con entidades estadounidenses como Citigroup, Wells Fargo, JPMorgan Chase, y US Bancorp para solicitarles que compartan información financiera de sus usuarios.
En concreto, el gigante digital pretendería acceder a datos sobre transacciones de tarjetas de créditos y movimientos en las cuentas corrientes para ofrecer a sus miembros consultar su saldo a través de Messenger -sistema de mensajería de Facebook-, entre otros servicios, según ha publicado el diario The Wall Street Journal.
A cambio, los bancos americanos obtendrían la posibilidad de ampliar su cartera de clientes gracias al contacto con los 2.167 millones de usuarios activos de la red social. Sin embargo, si nos fijamos en otros movimientos de Facebook relacionados con el negocio bancario, es evidente que su ambición va mucho más allá de la simple ampliación de las utilidades de su plataforma.
Los datos, su gasolina
Concretar un acuerdo de open banking (banca abierta) con las entidades financieras mencionadas -u otras-, abriría a la empresa de Zuckerberg las puertas a una cantidad enorme de información. Y esta es, precisamente, la 'gasolina' que su maquinaria necesita para funcionar: cuantos más y mejores sean los datos, mayor es el beneficio que pueden conseguir.
El uso de estos, sean del tipo que sean, permite a Facebook perfeccionar su herramienta publicitaria y sacar mayor rédito económico. "No utilizamos datos de compras de los bancos o compañías de tarjetas de crédito para publicidad", aseguró la portavoz de la red social, Elisabeth Diana, en relación a este aspecto. En efecto, el objetivo del gigante de Internet en el mundo financiero transciende también a la propia publicidad.
Con el acceso a los datos bancarios y el tiempo suficiente -gracias a la capacidad de aprendizaje de sus algoritmos y sus especialistas- Facebook acumularía una valiosísima experiencia en el trato de esa información y acabaría convirtiéndose en un experto en el sector, con un potencial muy superior al de la banca tradicional.
Licencias y cash
La compañía lleva ya años apuntando en esa dirección. De hecho, cuenta con licencias de operador bancario tanto en Estados Unidos como en la Unión Europea, donde obtuvo en octubre de 2016 el permiso del Banco Central de Irlanda -en cuya capital se alberga su sede- que le permite funcionar como entidad de dinero electrónico por toda la comunidad, previa inscripción en cada Estado miembro.
En nuestro país, figura en el Registro Oficial de entidades del Banco de España como Facebook Payments International, aunque de momento no haya puesto en funcionamiento ninguna actividad de este tipo. Sin embargo, en otros lugares como EEUU, Australia o la India ya es posible vincular tarjetas de débito a Messenger y hacer transferencias desde la aplicación.
Además, si la firma de Palo Alto (California) decide iniciarse en el negocio bancario constituyéndose en una plataforma de pago y préstamos, el dinero no sería un problema. En su último balance, contaba con una cantidad de efectivo nada despreciable cercana a los 50.000 millones de euros, que le permitiría introducirse en el negocio prácticamente sin necesidad de captar ningún recurso.
¿Y la privacidad?
No hay que olvidar, amén de las enormes ventajas con las que cuenta Facebook para incorporarse al mundo de las finanzas, que hace poco más de cuatro meses la red social sufrió la filtración de datos de miles de usuarios a una empresa ligada a la campaña a favor del brexit y la carrera presidencial de Donald Trump -Cambridge Analytics-, que supuso la mayor crisis de su historia.
Esta coyuntura obligó a Zuckerberg a reforzar los mecanismos de protección de su plataforma. Precisamente, la preocupación por la seguridad de los datos fue el motivo por el que uno de los grandes bancos estadounidenses contactados por Facebook para compartir información de sus clientes abandonase las conversaciones, según The Wall Street Journal.
Banca abierta
Se trata, sin lugar a dudas, del mayor hándicap al que se va a enfrentar el grupo propietario de Instagram y WhatsApp para expandir los límites de su negocio hacia el ecosistema financiero. No obstante, la regulación de la UE apunta a facilitar la apertura y el intercambio de datos económicos entre diferentes entidades, previa aprobación de los propios usuarios.
La implantación de este marco regulatorio -la Directiva Europea PSD2-, que implicará una mayor transparencia y empoderará a los clientes de los bancos, podría favorecer las pretensiones de Facebook y constituir el impulso necesario para que se produzca su salto definitivo al mundo bancario.
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