Jesús Nuño de la Rosa, presidente de El Corte Inglés, ha logrado en poco más de dos meses y medio desbloquear la emisión de bonos que los grandes almacenes tenían pendiente. Una colocación que debía haberse realizado antes del verano, pero que estuvo paralizada por la incertidumbre generada por la resistencia de Dimas Gimeno a la hora de abandonar los grandes almacenes tras perder la confianza de sus accionistas. 

El Corte Inglés intenta ahora recuperar la normalidad, y esta emisión lo demuestra. Son 600 millones de euros que irán destinados a pagar vencimientos de pagarés de empleados y a la cancelación de un crédito puente concedido por la banca tras refinanciar la deuda. Un préstamo de 1.300 millones de euros, de los que están pendientes de amortizar 750 millones de euros. 

Este lunes De la Rosa y su equipo comienzan un road-show por las principales plazas europeas para convencer a los inversores. Lo hacen tras recibir el visto bueno de las agencias de calificación que, aunque no han otorgado una gran nota, sí muestran su confianza en el compromiso del nuevo equipo gestor que, al parecer, se ha comprometido a realizar una gestión prudente de las finanzas de El Corte Inglés. 

Todo un reto para el flamante presidente de los grandes almacenes, que tendrá que convencer también a los inversores internacionales para que compren los 600 millones que va a pedir El Corte Inglés. Un reto para una empresa que, aunque ya ha realizado algunas emisiones, sigue teniendo como gran objetivo la modernización del gobierno corporativo para que se ajuste a los estándares de cualquier gran compañía de su tamaño.

Esa modernización será esencial porque ésta no será la última vez que El Corte Inglés tenga que recurrir a los inversores internacionales para financiarse. A buen seguro que necesitará nueva financiación para su salida a otros mercados a través de alianzas, pero también para plantar cara a Amazon. Por eso esta emisión de 600 millones es tan importante, y también lo será que cumplan con la palabra dada a los inversores. En juego están los futuros préstamos, pero también el propio futuro de El Corte Inglés. Que haya suerte

El consejero delegado de Cabify ha decidido coger el toro por los cuernos en plena 'guerra del taxi'. A falta de pocos días de que el Gobierno apruebe un decretazo en favor de los taxistas, Juan de Antonio ha conseguido reunir en torno a un mismo objetivo a la patronal de VTC, Unauto; al líder de flotas de este tipo de vehículos, Vector; y al sindicato UGT. ¿Su objetivo? Desnudar las vergüenzas laborales del sector, y demostrar que las denuncias de explotación que hay en torno a su empresa son una falacia. 

Se trata de una jugada maestra con la que intentarán desmontar una de las principales acusaciones de los taxistas. Al mismo tiempo, supone un varapalo para el Gobierno de Pedro Sánchez ,que ve cómo su sindicato más cercano se pone en contra de su decretazo. No quiere la UGT que el Ejecutivo se olvide de que cualquier cambio que haga en torno a las VTC afectará a más de 15.000 familias que trabajan en el sector. 

A partir de ahora los cuatro actores implicados buscarán la manera de mejorar las condiciones laborales de sus conductores; pero también han dado el primer paso para defender los puestos de trabajo ante el Gobierno. Este jueves y este viernes los empleados de VTC saldrán a movilizarse en las principales ciudades españolas con el respaldo de UGT. Sin duda, un cambio de postura respecto a la postura mantenida hasta ahora, y que hace que el sector tome la inciativa frente al Taxi que venía ganando las batallas ante la opinión pública y el propio Gobierno. 

Eso sí, De Antonio y UGT no lo van a tener fácil. Son muchas las denuncias que se han cursado contra los proveedores de flotas VTC que trabajan con Cabify, por lo que es urgente que den los primeros pasos para aclarar las condiciones laborales de sus empleados y, al mismo tiempo, traten de buscar un convenio propio para el sector y desprenderse del que se venía utilizando hasta ahora, que era el del Taxi.