Hace casi una década, en marzo de 2009, el Washington Post publicaba un amplio reportaje sobre las muertes de niños en el coche. En él citaba a David Diamond, un profesor de la Universidad del Sur de Florida que aún hoy está considerado como uno de los mayores expertos en los efectos del estrés en el cerebro y en el comportamiento y en los casos en los que se abandonan niños en los coches.
En aquel reportaje, Diamond explicaba que la memoria es una máquina que puede fallar. "Nuestra mente consciente prioriza las cosas en función de su importancia, pero a nivel celular nuestra memoria no lo hace. Si eres capaz de olvidarte el teléfono, potencialmente puedes olvidarte a tu hijo".
En un artículo posterior para una organización de consumidores, Diamond llegaba a hablar del "síndrome del bebé olvidado" y negó que sea un problema de negligencia, sino uno de memoria. "La respuesta más común es que sólo los malos padres o los negligentes olvidan a los niños en el coche (...) Pero es una cuestión de circunstancias. Le puede pasar a cualquiera", explicaba.
Aunque en España el último caso ha supuesto un gran impacto social, no es realmente frecuente. Sí lo es en EEUU, uno de los países en los que más se utiliza el coche del mundo y uno de los que menos se utilizan otras alternativas.
En 2018, según datos de la organización Kids and Cars, llevan muertos en este país debido a olvidos un total de 48 niños. Más que en los últimos cinco años y a falta de casi tres meses completos para que termine el año, si bien son los menos propensos a que se produzca esta circunstancia.
Texas y Florida son los estados en los que la incidencia es más frecuente, según NoHeatstroke.org, especialmente por la temperatura. Pero Arkansas es el estado en el que más tragedias se han producido per capita: casi 30 por millón de habitantes.
La Alianza Europea para la Seguridad del Niño ofrece algunos datos sobre la situación en Europa, pero no están actualizados.
Posibles soluciones
La aplicación para conducción y seguimiento del tráfico Waze, surgida en Israel y comprada por Google hace un lustro, tiene un sistema para intentar evitarlo. Se trata de una función denominada Child Reminder y muestra un simple aviso en pantalla una vez llegas al destino. Cuando surgió, en 2016, estaba disponible sólo en beta. Hoy es una más de las notificaciones, como el aviso de luces, y puedes personalizar el mensaje.
Ha habido productos surgidos en campañas de crowdfunding que se han ocupado de este problema. Como Sense a life, un conjunto de dos dispositivos y una aplicación que tiene tres capas de seguridad para impedir que pueda suceder algo así y que se vende por 99 dólares.
Algo más barato sale el ChildMinder SoftClip, que por 85 dólares sustituye el enganche del cinturón y se sincroniza con una app para el teléfono o con un llavero. Empieza a sonar ocho segundos después de que te alejas más de unos pocos metros del niño.
Parecido a lo que hace Waze lo tienes también en una aplicación de la organización de caridad americana Kars4Kids, que también es un simple recordatorio que se conecta al Bluetooth del coche y te recuerda que cojas a la criatura al salir.
La marca de sillitas de coche EventFlo incluye una tecnología específica, Sensor Safe, que intenta también paliar este problema.
Tesla ha abierto el camino entre los fabricantes de vehículos que han tomado medidas. En 2016, Elon Musk afirmaba que su nueva función favorita del coche era un dispositivo para mantener siempre bajo control la temperatura máxima que alcanza el coche para mantener a salvo a niños y mascotas. También en EEUU, GMC ha desarrollado el Rear Seat Reminder, con el objetivo de prevenir olvidos.
Algo que se ha escrito a menudo es que el problema surgió con la obligación de situar a los bebés en el asiento trasero por miedo a los impactos de Airbag. Antes, simplemente, no pasaba. Y parece que también se están buscando soluciones regulatorias. En EEUU se está analizando la posibilidad de que los fabricantes de vehículos introduzcan sensores. En Italia, por ejemplo, hanido a por las sillas infantiles: será obligatorio que las sillas que se vendan lleven un sensor para impedir el olvido del niño en el coche.