"El impacto que ha tenido la operación en el patrimonio neto atribuible a los accionistas de la sociedad dominante ha ascendido a 232 millones de euros, siendo el impacto atribuible a los intereses minoritarios de 139 millones de euros", según recoge el Folleto Continuado publicado por la compañía en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
Telefónica alcanzó a finales de julio un acuerdo con Pontegadea para la venta de una participación indirecta equivalente al 9,99% de Telxius a través de su filial, Pontel Participaciones, que es titular del 60% del capital social de Telxius. En concreto, tras la operación Pontegadea es propietaria de un 16,65% de Pontel y Telefónica del 83,35% restante.
La compañía presidida por José María Álvarez-Pallete mantenía así un porcentaje mayoritario en su filial de infraestructuras y, por lo tanto, el control operativo. En consecuencia, sigue consolidando en su cuenta de resultados y la operación no tuvo ningún impacto en la misma.
Telefónica creó en febrero de 2016 una nueva compañía global denominada Telxius para agrupar ciertos activos de infraestructura del grupo como torres y cables submarinos con el objetivo de "capturar el incremento exponencial del tráfico de datos previsto para los próximos años".
En febrero de 2017, Telefónica vendió una participación del 40% a la gestora de fondos Kohlberg Kravis Roberts (KKR) por un importe total de 1.275 millones de euros, lo que equivalía a unos 12,75 euros por acción. Pontegadea pagó un precio equivalente a 15,2 euros por acción de la filial de infraestructuras, un 19,2% más de lo que abonó KKR casi año y medio antes.