Juego, set y partido para la banca. Tras la resolución adoptada por el Tribunal Supremo las entidades financieras se ahorran hasta 25.000 millones de euros que podrían haber llegado a pagar en el caso de que el criterio hubiera aplicado retroactividad total en el pago del impuesto de actos jurídicos documentados (AJD).
El fallo adoptado por los magistrados es firme y no cabe anulación. Las calculadoras de los despachos bancarios que llevaban varios días echando humo calculando el impacto exacto que una decisión contraria a la banca tendría en sus cuentas respiran aliviadas.
Durante los últimos días desde las principales firmas financieras daban por descontado que el Supremo dictaminaría que ellos eran quienes debían asumir el pago del AJD a partir de ahora. Es decir, que tendrían que pagar 640 millones de euros anuales. La gran duda estaba en sí tenía base legal aplicar retroactividad. La decisión final del Supremo no entraba en las quinielas ni de los más optimistas del sector.
Los Técnicos del Ministerio de Hacienda, Gestha, estimaban que 1,5 millones de contribuyentes podrían reclamar la devolución del impuesto de AJD a las comunidades autónomas solo por las hipotecas constituidas en los últimos cuatro años.
Gestha calculaba que quienes se hubieran hipotecado desde octubre de 2014 podrían recibir 3.631 millones de euros, a los que habría que añadir los intereses de demora. A este colectivo habría que sumar otros 13,4 millones de hipotecados anteriores a septiembre de 2014. En el caso de que se hubiera tenido en cuenta a este colectivo la cifra habría ascendido a 25.657 millones, más intereses.
Subida de impuestos a la vista
El escenario que barajaba la banca era devastador para las entidades financieras que, además, están a la espera de conocer qué ocurrirá con los presupuestos generales del Estado.
Si finalmente se aprueban la banca tendrá que hacer frente a un aumento en el Impuesto de Sociedades; la disminución de las deducciones fiscales; la eliminación de la exención fiscal al 5% de los dividendos repatriados de filiales en el exterior. Ahí es nada.
Todo ello mientras siguen trabajando para asumir su “principal tarea pendiente para 2019, año en el que tendrán que hacer un esfuerzo para aproximarse a los niveles de capital de máxima calidad de sus pares europeos”, explica Francisco Uría, socio responsable del sector financiero de KPMG en EMA.
Un análisis elaborado tras conocerse los últimos resultados de los test de estrés de la Autoridad Bancaria Europea (EBA) en los que la banca española sacó buena nota (con Sabadell en el furgón de cola) pero en el que el ratio de capital estaba algo alejado de la media europea.
Hablamos de que en España la media era 1,2 puntos inferior a la de los pares europeos, que cuentan con una media del 10,1%. Es decir, que todavía les queda tarea por hacer si quieren equipararse al resto de Europa.