Tarjeta amarilla a la banca, otra vez. El Banco de España teme que el aumento del crédito al consumo pueda convertirse en fuente de problemas para los bancos españoles. En los últimos años las entidades financieras se han lanzado a conceder estos préstamos, que gracias a unos tipos de interés más elevados resultan muy rentables para sus arcas. Ahora el regulador teme que esa fuerte expansión se convierta en un elevado aumento de la morosidad.
En los últimos tres años el stock de crédito al consumo ha pasado de los 44.400 millones de euros de junio de 2015 a algo más de 62.800 millones en junio de este año, un 40% de incremento. La mayor parte de esa cifra se destina a financiar la adquisición de bienes duraderos (coches, electrodomésticos, etc), 35.000 millones de euros (un aumento del 70%); mientras que la adquisición de bienes y servicios corrientes se lleva casi 28.000 millones de euros (16%).
Desde el organismo que lidera Pablo Hernández de Cos recuerdan que, si bien es cierto que ha habido una fuerte expansión, ahora se empieza a detectar una cierta estabilización. Muestra de ello es que los préstamos para la compra de coches o electrodomésticos han pasado de ritmos interanuales del 28% en el primer trimestre del año al 23% en junio.
La morosidad empieza a preocupar
“Crecimientos muy rápidos del crédito siempre van asociados, más tarde o más temprano, a aumentos del riesgo y la morosidad”, dice el último Informe de Estabilidad Financiera. Y así parece que empieza a detectarse. Los créditos dudosos en bienes duraderos han pasado de crecer un 7% en diciembre de 2017, al 19% en marzo de este año y un 22,6% en junio de 2018. Sin embargo, el destinado para la compra de bienes corrientes apenas ha crecido un 2,1% en cuanto a dudosos.
¿Significa eso que van a ser impagos? No. Significa que existen dudas de cuál va a ser su resultado final, pero da una idea de que en los próximos meses puede haber un repunte de la morosidad. De ahí la preocupación del Banco de España. En especial porque la ratio de morosidad de bienes de consumo duradero está en el 3,2%. Una cifra baja, pero que refleja un estancamiento en el último año, lo que implica que las nubes negras empiezan a llegar.
“El desfase temporal que existe entre el crecimiento del crédito y el de dudosos, lleva a que la evolución de esta cartera y su morosidad deban ser examinadas”, alerta el regulador. Sospecha que los bancos están siendo laxos a la hora de aplicar criterios de control en la concesión de estos préstamos, por lo que recuerda que hay que “evitar cualquier relajación de los estándares crediticios para que estas inversiones más rentables no se conviertan en las más arriesgadas”.
La opinión de la banca
No es la primera vez que el Banco de España lanza esta advertencia a los bancos este año. Sin embargo, las entidades financieras insisten en que no están preocupadas en absoluto por la evolución que tiene la financiación al consumo.
Por ejemplo, desde Bankinter su consejera delegada, María Dolores Dancausa, dijo en la última presentación de resultados que cerca del 40% de su financiación procede de sus clientes “a los que conocemos y tenemos bien medido su riesgo”.
Una línea muy similar a la mantenida por el consejero delegado de Caixabank, Gonzalo Gortázar, quien destacaba que “no estamos en una situación en la que el peso del crédito al consumo en el balance sea exagerado”. Palabras muy parejas a las que utilizaron el resto de directivos de la banca para referirse a este tema.