Seat no termina de ver claro que el punto final al motor de combustión en 2040 vaya a ser factible. Unas dudas que ha mostrado su presidente, Luca de Meo, para quien estamos ante un proceso necesario pero que debe hacerse de forma coordinada y, preferiblemente, a nivel europeo.
Aunque ha evitado referirse directamente a la Ley que quiere aprobar el Gobierno, el máximo responsable de la firma sí ha señalado que para llevar a cabo un objetivo como ese “se necesita una gran colaboración por parte de todos los stakeholders”, pero asumiendo que “no va a salir gratis”.
“Debemos crear las condiciones para que sea rentable para la industria hacer este cambio”, ha dicho. En especial porque la intención es cumplir con las exigencias que se piden en materia medioambiental dado que son “conceptualmente correctos”.
Sin grandes daños para el sector
De Meo coincide con el Gobierno en la “necesidad de reducir las emisiones” y, por tanto, de migrar hacia un automóvil eléctrico (o propulsado por gas). Eso sí, cree que hay que dar el tiempo necesario para que la transición se haga sin grandes daños para el sector.
“Somos responsables con los objetivos, pero también con nuestra compañía: ser rentables, generar empleo de calidad, hacer que nuestros proveedores se adapten con nosotros al cambio”, sostiene.
Por hacerse una idea de las consecuencias, el presidente de Seat ha explicado -en un encuentro con periodistas en Martorell- que un coche eléctrico requiere un 30% menos de mano de obra para producirse. ¿El motivo? Son coches más sencillos mecánicamente, con menos piezas y que requieren también de un menor mantenimiento y, por ende, de un menor servicio de posventa. ¿Qué hacer con esos trabajadores?
Nuevas competencias para los trabajadores
Según De Meo la respuesta es sencilla: “O vendo un 30% más de coches o busco una solución para ellos transformando sus competencias de cara a futuro”. Un punto que considera “sistémico” para el sector el automóvil y por el que su compañía ya ha dado los primeros pasos.
“La transformación se gestionará a nivel institucional, algo que no ha pasado hasta ahora”, ha relatado. Para ello Seat está formando ya a más de un millar de sus trabajadores en nuevas competencias, que encajen dentro de la futura Seat que se avecina.
Una empresa que para De Meo tiene un gran futuro, aunque se continúe con la intención de limitar al máximo el coche en las grandes ciudades. Además, a su juicio, todavía está por ver de qué manera se va a conseguir que los vehículos comerciales reduzcan el volumen de sus emisiones.
Gas o biogás"
“El coche tiene la alternativa de pasar a una tecnología eléctrica, pero es difícil de imaginar un camión o una furgoneta eléctrica”. Por tanto, su opción pasa por buscar alternativas como el gas o el biogás, que “aunque no reducen a cero el número de emisiones, sí que las limita al máximo”.
Esas dudas en torno a qué ocurrirá con los vehículos comerciales son las que llevan al presidente de Seat a pedir “neutralidad tecnológica para que sean los ingenieros quienes digan cuál debe ser la solución”.