A menudo se dice que el Gobierno favorece a Telefónica, o que el regulador del sector, ahora la Comisión Nacional de Mercados y Competencia (CNMC), está de su lado. Hay argumentos que podrían favorecer dicha tesis, como el hecho de que la regulación española nunca haya obligado a separar al operador de su red como sí sucedió en otros países como Reino Unido. Pero hay elementos que la contradicen, como el empeño del regulador en favorecer a toda costa que en España existan siempre cuatro grandes operadores a escala nacional.
En el sector, por otro lado, existe la convicción difícil de rebatir de que la CNMC es una fábrica de multimillonarios. ¿Nace Jazztel como cuarto operador? Lo compra Orange y hace multimillonarios a sus altos directivos.
¿Ono pasa a convertirse en el cuarto operador? Casi sin tiempo, Vodafone compra la cablera y convierte en millonarios a sus altos directivos. ¿Yoigo se convierte en el cuarto operador? Lo compra MásMóvil, que se convierte en el cuarto operador. Todo el mundo sabe que, en algún momento, llegará el momento de vender la compañía para que sus altos directivos se conviertan en multimillonarios.
“La diferencia entre los empleados de los grandes operadores y los del cuarto operador suelen basarse en que los directivos de Movistar, Vodafone y Orange viven evitando equivocarse para seguir cobrando sus sueldos, y los de empresas como MásMóvil hacen lo que haga falta porque saben que, al final del camino, hay una olla repleta de oro”, explicaba a EL ESPAÑOL un directivo de uno de los tres grandes.
Cada uno de los cuartos operadores que ha habido en España ha hecho el papel que desde el regulador se esperaba de ellos: han empujado los precios hacia abajo. Y en casi todos los casos lo han hecho apoyándose más en la regulación que obliga a Telefónica a compartir sus redes que en el despliegue propio de infraestructuras.
Cabildeo "virtuoso"
Más que un apoyo incondicional de la CNMC, Telefónica tiene en el regulador una cierta capacidad de cabildeo. El regulador sabe quiénes son los operadores que han invertido en redes en España, y los azules son los líderes indiscutibles.
Si la CNMC hubiera separado las redes de la operativa de Telefónica en España no se habría producido el enorme despliegue de fibra del que disfrutamos ahora. Durante mucho tiempo ha habido un cierto “círculo virtuoso” en la relación entre el regulador y las operadoras que ha fomentado la inversión sin perjudicar la competencia y que ha sido bueno para todos.
El problema es que la CNMC es extraordinariamente lenta a la hora de trabajar. Es frecuente que cuando termina de analizar un mercado de telecomunicaciones para introducir regulación, ya hayan cambiado radicalmente las condiciones del mismo. Si la CNMC fuese un cuerpo de bomberos, probablemente en estos momentos estarían de camino a la Torre Windsor.
Y Telefónica ha osado hacer algo inusual en la relación entre ambos organismos: les ha puesto en la picota públicamente y les ha dejado claro a algunos de sus clientes que si pagan más que los de otros operadores no es culpa suya y sí de la regulación.
Buena parte de la 'culpa' la tiene O2, la nueva marca de la compañía, que ha creado dos estructuras de precio diferenciadas. Una para las zonas libres, de 45 euros por 100Gbps de fibra (que en realidad son 300Gbps) y 20 Gb de datos en el móvil, y otra que ofrece lo mismo en zonas reguladas por 58 euros. Casi un 30% más.
El caso es que la regulación existente dice que existen 66 municipios en España en los que hay al menos tres operadores compitiendo entre ellos y en los que la CNMC considera que no debe existir regulación. El problema es que desde que se fijó esa cifra han pasado ya casi tres años en los que todos los operadores han invertido, haciendo más que obsoleta esta cifra.
Hay ciudades, como los antiguos territorios del cable, en las que Movistar ni siquiera es el líder del mercado. En esas urbes sus rivales han desplegado sus propias infraestructuras y Movistar se ha visto obligada a compartir como si fuese el líder cuando sólo es un mero competidor.
Los operadores de Bilbao nacen donde quieren
Un ejemplo claro de esto lo vemos en Bilbao. En la capital vizcaína conviven redes de fibra de muchos operadores. Euskaltel domina la ciudad (y la provincia) y, aún así, Movistar debe patrocinar a su competencia en las zonas menos competitivas.
Del mismo modo hay otras ciudades tradicionales con mucha competencia en fibra, como Santander, antiguo territorio estrella de Ono, donde Movistar no es ni mucho menos el número uno.
Que la lista de las 66 ciudades está anticuada lo saben todos en el sector. La CNMC no ha tenido ninguna prisa en actualizarla y nadie sabe por qué no aplicaron una regulación flexible que fije los criterios que permitan la fijación de criterios y su renovación constante. Pero una cosa es no hacer las cosas y otra muy distinta ver que Telefónica te echa en cara las cosas en su web.
Fuentes de la CNMC han corroborado a EL ESPAÑOL que, efectivamente, existe malestar por el hecho de que Telefónica les eche en cara la política de dos precios y han recordado que la compañía podría poner los precios que quisiera en cualquier momento.
El responsable multimarca en Telefónica, Pedro Serrahima, lamentaba este retraso en una entrevista reciente en Xataka. “Dos años en telecomunicaciones y en despliegue es una locura”, afirmaba el directivo para referirse al retraso regulatorio de la CNMC a la hora de actualizar esta lista. Aunque, eso sí, afirmaba también algo que no se conocía hasta ahora. Al parecer, “la CNMC está en proceso de actualización”. Al fin.
El directivo reconocía el argumento principal de la CNMC de que la fijación de precio es libre. Pero introducía algunos matices. “Ahora mismo, según nuestros cálculos y nuestra decisión, el precio mínimo con el que podemos ofrecer O2 es de 58 euros en las ciudades reguladas. E insisto, es un precio libre y que decidimos nosotros. La cuestión es que nosotros entendemos que si bajamos ese precio supone una bajada del precio mayorista que pone la CNMC. Nadie me va a decir que no mañana si quiero poner ese precio a 50 euros en vez de a 58. Simplemente, es muy probable que en el cálculo hacia atrás tenga la consecuencia de que baje el precio mayorista NEBA, que es la decisión de la CNMC para garantizar la competencia y que no critico”.
¿Conclusión? Si O2 baja precios en zonas no reguladas, la CNMC lo aprovechará para bajar el precio que le pagan los rivales por utilizar sus redes.
El problema de O2 es que estamos hablando de argumentos regulatorios complejos. Sirva de algo la lectura, algo farragosa, de este párrafo de la citada entrevista:
“Puedes ver ahora mismo cómo todos los operadores tienen productos equivalentes al nuestro sobre nuestra propia red desde 34 euros y hasta 45 o 50 euros. Si en la libertad de precio de Telefónica bajamos precio y eso implicara una bajada del precio mayorista, nadie nos pondría una multa, pero a efectos prácticos es como si fuera una multa que mensualmente serían varios millones de euros y de por vida. Y esos millones de euros, si yo fuera otro operador, estoy con la red alquilada de Telefónica ofreciendo un servicio por 45 euros y pagando 17 euros por el alquiler, y el precio mayorista baja 10 euros, pues todo tiene un límite. Llegados a ese límite casi te es más rentable que invierta en red un tercero y que tú la alquiles”.
Intenta explicar eso de forma sencilla a los clientes. De hecho, es de suponer que esta complejidad le supone problemas en el día a día. No sólo para justificar la dualidad frente a sus clientes o tener que dar explicaciones muy complejas. También para cosas como la dificultad para anunciar sus precios.
Parece difícil anunciar tarifas en televisión a escala nacional cuando estos dependen del municipio. Debe ser también difícil anunciarse en Internet con publicidad geolocalizada, ciudad por ciudad, cuando a menudo supone que una ciudad libre de regulación puede estar en la frontera de otra regulada.
Pozuelo de Alarcón, por ejemplo, una de las ciudades con más renta disponible de España y está pegada a Madrid, pero no es uno de los municipios desregulados, como tampoco lo son otros muy cercanos a la capital, como Boadilla.
¿Cuánto tardará la CNMC en ponerse las proverbiales pilas y dejar de hacer creer a los españoles que Movistar manda en Bilbao, en San Sebastián o A Coruña? En O2 rezan para que esto suceda lo antes posible. Telefónica intenta que la publicidad que se le ha dado al conflicto no le suponga problemas a largo plazo. La CNMC camina a su ritmo y en MásMóvil se frotan las manos. La fábrica de multimillonarios sigue siendo tan predecible como siempre.