Adentrándose en el décimo día de huelga, los taxistas de Madrid empiezan a plantearse qué va a ocurrir con sus protestas. La Comunidad de Madrid insiste en que no aceptará que se imponga un tiempo previo a las reservas de Uber y Cabify, lo que supone una línea roja que choca con la del Taxi: que se pongan, al menos, quince minutos de precontratación.
Dos líneas paralelas que, salvo que una parte decida ceder, jamás van a converger. Un arma de presión por ambas partes que ha salido bien a la Comunidad de Madrid, sabedora de que la opinión pública está de su lado; y de que ha logrado -gracias a la Delegación del Gobierno- desactivar el ‘corazón’ de la huelga: el campamento en el Paseo de la Castellana.
En el sector se reconoce que nadie esperaba que el Gobierno socialista de Sánchez lanzara a la policía contra ellos. Esperaban que la reacción fuera como la de este verano cuando acamparon a las puertas del ministerio de Fomento. Sin embargo, en esta ocasión fue distinto. La presión social, harta de los disturbios de los sectores más radicales, se volvía en su contra. Basta con ver lo que ocurre en las redes sociales, donde las VTC ganan de calle.
“No hemos sabido explicar nuestro mensaje”, reconocía un taxista en conversación con EL ESPAÑOL. “Tendríamos que haber tocado distintos palos a la vez, quizá apostar también por negociar con Fomento a ver si logramos que legisle a nivel nacional un tiempo mínimo de precontratación”. Sin embargo, nada de eso fue así. El enfrentamiento con la Comunidad fue tajante, emulando las andanzas del Taxi en Barcelona.
Ahora, y con el tiempo encima, tratan de buscar apoyos en el Parlamento. Intentan que algún grupo parlamentario -como puede ser Podemos- trate de introducir una enmienda en el 'decreto Ábalos' que fije un tiempo mínimo. Sin embargo, no va a ser sencillo. Fomento no quiere tocar el decreto, el PSOE no apoyaría una medida como esta y PP y Ciudadanos se muestran radicalmente en contra de limitar a Uber y Cabify.
El resultado de todo esto, a la vista está, es radicalmente distinto. Llevan en huelga desde hace ya diez días, las conversaciones con el Gobierno regional están rotas y la moral de las tropas empieza a flojear. Aunque en las asambleas los líderes sindicales tratan de insuflar ánimos y arengan a no dar “ni un paso atrás”, los ánimos de la ‘tropa’ de calle son otros. Sobre todo, porque ven que las cosas no evolucionan.
El tiempo corre en contra del Taxi. Las elecciones están cerca y los plazos legislativos se agotan. La Comunidad lo sabe y juega con los tiempos. Así que los taxistas cada vez se encuentran más presionados, especialmente porque el ‘Comité de Huelga’ no puede dar marcha atrás ahora y decir que desconvoca.
“Tienen que lograr algo, si no ofrecen alguna victoria la gente se desmovilizará y no habrá opciones para otra huelga en el futuro”, reconoce otro de los taxistas que ha parado estos días. Él también insiste en que sería bueno intentar buscar apoyos en el Ayuntamiento -donde el equipo de Carmena sí parece ser aliado del Taxi-, pero antes necesitan que la Comunidad acuerde con ellos medidas que transfieran las competencias sobre VTC al Consistorio.
Este miércoles las asociaciones intentarán dar un paso adelante con una nueva propuesta a la Comunidad. El esbozo que se ha hecho, a falta de conocer el texto final, contempla la línea roja de la precontratación, prohibir a los coches de VTC aparcar en superficie, y un recorrido mínimo para que tengan una tarifa mínima que cobrar.
Aseguran estar dispuestos a “fleixibilizar” su postura, y tienden la mano a la Comunidad. Veremos si la recoge o la rechaza, porque el portavoz regional Pedro Rollán ya ha dicho que “no están dispuestos a negociar el exterminio de un sector”.
Nuevo palo, por tanto, para la ‘tropa’ de los taxistas que, en mensajes de Whatsapp que circulan por las redes, ya piden volver al trabajo y dar por terminada la huelga. Incluso, en una de las últimas asambleas del Taxi, algunos de sus asociados reclamaba “soluciones para los asalariados” del sector y medidas que “permitieran luchar contra las multinacionales”. Así que se preguntaba el por qué “nos quieren utilizar para ir a la huelga”.
Moral baja, asociaciones que dicen estar unidas cuando -en realidad- están más desunidas que nunca. Algunas de ellas hubieran aprobado la propuesta de la Comunidad lanzada el pasado viernes para poner una precontratación espacial de 300 metros. Sin embargo, la necesidad de permanecer juntos les hizo rechazarla.
Ahora, la unión está centrada en salvar una huelga que, por el momento, ha fracasado en su intento por bloquear a Uber y Cabify en la ciudad de Madrid. El tiempo corre, el cansancio hace mella, y la necesidad de facturar también. De hecho, ya hay quien apunta a que la única solución que tienen los taxistas para desconvocar si no logran pactar con el Gobierno regional es que las asociaciones pongan taxis a trabajar y justificarlo por la desmovilización general del sector.
Este miércoles, un nuevo capítulo.