Los taxistas madrileños vuelven este miércoles a las calles. Desde las seis de la mañana algo más de 12.000 vehículos vuelven a circular por la ciudad. Dejarán atrás dieciséis días de huelga indefinida que, lejos de darles alguna victoria, los deja más empobrecidos y divididos entre sí. Basta con ver el resultado de la votación sobre si seguir o no con los paros: 53,9% frente al 44,9% y con 7.843 votos; es decir, ni siquiera la mitad del censo, dado que estaban llamados a votar también los asalariados.
A partir de ahora el sector quiere dar un paso al lado para decidir cuáles son los siguientes movimientos en sus reivindicaciones: acabar con las VTC en Madrid, y conseguir que se apruebe un decreto al estilo ‘Calvet’ en Cataluña. No va a ser fácil y las asociaciones del sector lo saben. Quizá por eso han optado ya por plantear el conflicto como un ‘o conmigo o contra mí’, en lugar de hacer algo de autocrítica sobre el planteamiento de la huelga que han llevado a cabo estos días.
“Hemos aprendido con qué partidos podemos contar”, decía el presidente de Élite Taxi en Madrid, Sergio Vega, quien recordaba que “en la vida todo es política”. Toda una referencia a Podemos, que es la formación que más se ha interesado por el conflicto estos días. Bastaba con asomarse por las asambleas, y cómo el diputado Rafa Mayoral les animaba a batirse el cobre contra las VTC y luchar por sus derechos y evitar que los especuladores de Uber y Cabify acaben con el servicio al público del Taxi.
'Primavera caliente'
Ahí está el nuevo mantra del Taxi: el “servicio público”. “Todo se resume en quién quiere apoyar los servicios públicos y quién quiere cargárselos”, insistía Vega durante la rueda de prensa. Así que, con este objetivo, las asociaciones de taxistas buscan nuevos aliados para mantener vivas las protestas contra el gobierno de la Comunidad de Madrid. O quizá más bien contra el Partido Popular.
Se han cerrado ya acuerdos con las marchas de la dignidad, la plataforma en defensa de la sanidad pública y los sindicatos de base, entre otros. Con ellos los taxistas saldrán a la calle el próximo 9 de febrero contra la “intención de la Comunidad de Madrid y del PP de desmantelar todos los servicios públicos”.
Esa manifestación en Madrid debería ser el preludio de lo que el presidente de la Federación Profesional del Taxi de Madrid, Julio Sanz, vaticinaba como “la primavera caliente” del Partido Popular hasta las próximas elecciones y más allá. Porque en el sector están convencidos de que han perdido una batalla “pero la guerra, que será larga, la vamos a ganar”.
Boicots a la Comunidad
Una guerra en la que se incluye al socio de gobierno del Partido Popular en la Comunidad de Madrid: Ciudadanos. Vega lo dejaba clarísimo: “se lo vamos a hacer pagar”, porque los taxistas se sienten “engañados, humillados” y vilipendiados por el Ejecutivo de Ángel Garrido quien durante los primeros días de huelga sí era partidario de negociar, y acabó retirando cualquier opción de llegar a un acuerdo y remitiendo a una mesa a tres con las VTC.
El partido ha terminado, pero todavía queda la vuelta. El Taxi no parece dispuesto a ceder en sus pretensiones, y va a presionar todo lo que pueda por conseguir sus objetivos. Así que ya hay quien avisa de que en los próximos días podríamos tener sorpresas: no descartemos escraches contra la sede del PP, boicots a los actos de Garrido o su equipo, así como a la caravana electoral de los candidatos populares o ciudadanos.
Una estrategia que no convence a todo el mundo. Dentro del sector hay voces que consideran que han politizado en exceso el conflicto, que sus protestas contra el PP han sido excesivas, y que eso ha jugado en su contra. No parece que sus voces hayan sido escuchadas.
El Taxi se juega su futuro y quizá también el del Gobierno de la Comunidad. Cosas veredes.