Caixabank está inmersa en su plan de reestructuración de oficinas. Una estrategia que contempla el cierre de cerca de 800 sucursales y la apertura de 300 nuevas 'Store’, el nuevo concepto de atención al cliente que quiere implementar la entidad que lidera Gonzalo Gortázar.
La transformación se hará de manera progresiva entre este año y el 2021, con el objetivo de llegar a las 600 nuevas oficinas. Se trata de espacios más grandes, que permiten albergar hasta 12 empleados y que pueden atender a tres veces más clientes que las agencias tradicionales.
Se trata de una apuesta a largo plazo, que se quiere implementar de manera progresiva, y que busca acercarse a las nuevas formas de interacción de los clientes con el banco: solicitan más asesoramiento y menos tareas operativas. Así por ejemplo, el cobro de cheques ha caído un 52% en los últimos cuatro años; los ingresos y retiradas de efectivo un 42% y las transferencias un 35%. Así que la idea es recuperar el terreno con unas oficinas que, además, permiten tener un horario extendido.
Las negociaciones siguen
Toda una apuesta que tendrá un coste que, hasta ahora, no había trascendido: 250 millones de euros, según los datos presentados a los analistas durante la presentación de los resultados de 2018. Una cifra que ha sentado como un jarro de agua fría entre los trabajadores, cuyos sindicatos se encuentran inmersos en la negociación de un expediente de regulación de empleo (ERE).
La última reunión entre las partes ha terminado sin acuerdo. En ella la empresa ha planteado que mantiene su intención de no reducir la cifra de 2.157 trabajadores afectados. También se ha abierto la puerta a que si no hubiera suficientes salidas voluntarias, podría forzarse el despido de algunos empleados hasta cubrir el total.
El banco también ha planteado la indemnización a los trabajadores, en tres grupos. A los mayores de 55 años se les abonarán 2,5 anualidades como máximo y un 50% del salario en cinco anualidades en convenio especial con la Seguridad Social hasta los 60 años.
En el caso de los mayores de 60, recibirán la misma oferta pero con un convenio hasta los 63 años con la Seguridad Social; y, por último, a los menores de 53 años se les ofrecerían 33 días por año trabajado con un máximo de dos anualidades.
Caixabank también ha planteado la posibilidad de abrir un proceso de movilidad de trabajadores. Sería en aquellos lugares donde pudieran registrarse excedentes de empleados tras la reorganización de oficinas. Para ello se plantea una indemnización de 5.000 euros para los traslados superiores a los 100 kilómetros, una medida que es rechazada de plano por parte de los sindicatos.
Gortázar tiende la mano
Las posturas parecen alejadas en este momento, pero Gortázar era claro en la presentación de resultados: “nos dejaremos la piel” para alcanzar un acuerdo, explicaba. El objetivo es mantener la tradición de la empresa de que todos los procesos de ajuste se hagan mediante acuerdo con los trabajadores.
Recordaba también que “la forma de hacer banca está cambiando y conviene adaptarse. Todos sabemos que el comportamiento de cliente ha variado y debemos tener la cintura necesaria para tomar decisiones y asegurar el éxito en el futuro”, señalaba. Toda una declaración de intenciones para tratar de hacer algo de pedagogía en plenas negociaciones con los sindicatos.