BlaBlaCar no hace competencia desleal al autobús. Así de claro lo ha dejado la Audiencia Provincial de Madrid que ha desestimado un recurso de la patronal Confebus en el que argumentaba los perjuicios que supone para sus asociados la actividad de la plataforma.
En concreto, las empresas de autobús consideran que BlaBlaCar actúa como una empresa de transportes y, por tanto, debería regirse por la Ley de Ordenación del Transporte Terrestre (LOTT). Esto obligaría a que tuviera una licencia, y obligaría a que los conductores que -en teoría- operan con ella también tuvieran títulos habilitantes.
No piensan lo mismo los jueces quienes argumentan que la plataforma "pone en contacto a particulares con más o menos requisitos, con un control de pagos y con una crítica de los intervinientes", por lo que no se puede considerar como "una actividad que tenga que ser regulada por la LOTT".
Destacan, además, que "son los los usuarios a su conveniencia quienes deciden si comparten o no el viaje y con quién lo comparten". Es decir, que es una especie de "autostop 2.0" basado en una plataforma online que permite a dos personas establecer una relación interesada entre sí.
El usuario decide
Se desmonta así uno de los argumentos clave de Confebus, quien asegura que existe un contrato previo entre usuarios. Dicha contratación estaría motivada por la propia BlaBlaCar que, además, ejercería como una empresa de transporte pues obliga a un registro de usuarios y conductores, recomienda unas tarifas e, incluso, establece políticas de cancelación en caso de que el viaje se cancele por causas no imputables al conductor.
La sentencia dictada por la Audiencia Provincial de Madrid, a la que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, destaca que para efectuar su actividad BlaBlaCar "es libre de percibir o no remuneración" por el uso de la plataforma. Descarta que el hecho de cobrar un porcentaje a sus usuarios la convierta en una empresa de transporte, y que el hecho de que los viajes que hacen los usuarios tenga una remuneración para compartir gastos "no lo convierte en precio" del viaje.
Es más, para la Audiencia Provincial el hecho de que sea la plataforma la que medie entre conductor y pasajero, reteniendo el pago de los viajes hasta que se han efectuado, "permite generar confianza en los usuarios, que abonarán la remuneración cuando su interés se vea efectivamente satisfecho".
Tampoco creen que los jueces que BlaBlaCar ejerza un control absoluto en las condiciones de actividad, ya que ni siquiera fija unos precios. Tan sólo unos máximos y mínimos que están destinados, precisamente, a evitar que la picaresca permita convertirse en conductores profesionales que busquen lucrarse de un servicio para compartir coche.
Incluso el mero hecho de que se ofrezca la posibilidad de contratar un seguro o el acuerdo que mantiene la plataforma con Repsol para crear puntos de recogida no suponen demostración alguna de competencia frente al bus. Dice la sentencia que se trata simplemente de "incentivos para el uso de la plataforma, que es el interés" de Comuto, la empresa propietaria.
Lo que dice BlaBlaCar
La patronal de autobuses llega, incluso, a intentar comparar a BlaBlaCar con Uber Pop. Sin embargo, los magistrados consideran que no es comparable porque en el caso de la segunda "el titular de la plataforma no solo prestaba realmente el servicio subyacente de transporte sino que, en cualquier caso, ejercía una influencia decisiva sobre las condiciones de dicho servicio subyacente".
Sin embargo, los jueces estiman que en BlaBlaCar la palabra última la tienen los usuarios que son quienes acuerdan el precio final para el viaje con el fin último de compartir los gastos de un trayecto.
Desde BlaBlaCar, su responsable para España, Jaime Rodríguez, destacaba tras conocer el fallo que la sentencia "deja claro que BlaBlaCar no es un sistema de transporte y que, además, establece una clara diferenciación entre modelos claros de economía colaborativa, como BlaBlaCar, frente a otros bajo demanda".
La compañía ha contado con el asesoramiento legal de Pérez-Llorca y considera que se demuestra lo que siempre ha sostenido: "Que somos una red social".