En mi primer Mobile World Congress, en 2006, la feria se llamaba 3GSM y recibía la mitad de asistentes de los que la visitarán la próxima semana. No había smartphones y los móviles se doblaban porque eran teléfonos de concha. Las pantallas táctiles eran resistivas, utilizábamos punteros y la única forma de ver porno para muchos españoles era guiñar los ojos delante del Canal+. Quedaban videoclubes y Netflix entregaba a sus socios DVDs por correo.
Yo, por mi parte, aún no tenía hipoteca y me faltaban más de tres años para conocer a mi hija. Pesaba unos cuantos kilos menos y no sabía que en mi futuro estarían la edad de oro de las series y la de los smartphones. El Real Madrid sólo tenía nueve copas de Europa.
Era la primera vez que el evento se celebraba en Barcelona, en la antigua Fira. Antes se pasó una década en Cannes. Durante más de diez años me alojé en el Hotel Ayre Gran Vía. En la acera de enfrente vendían los mejores perritos calientes de Barcelona. O me pillaban siempre con mucha hambre. Tardé años en descubrir que los periodistas comíamos gratis en el salón de los directivos.
En aquella época no había iPhones, no imaginábamos el procés y me faltaba poco para hacerme cuenta en Twitter. Pedro Sánchez era concejal del Ayuntamiento de Madrid, Vinicius Jr. tenía seis años y las cámaras de los móviles presumían de tener tres megapíxeles.
Y, por mucho que haya cambiado todo, muchas cosas siguen igual. Cada año se repiten temas y, pensando en el futuro, podemos pensar que todo sigue como siempre. ¿Cuáles son los temas que se repiten en cada edición?
Los números G
En 2006 hablábamos del N91 de Nokia, que era el rey del mambo. Sony Ericsson fabricaba teléfonos, BlackBerry importaba y el 3G no terminaba de despegar. En aquella época, fabricantes de tecnología como Qualcomm nos llevaban a los periodistas de visita por Corea y Japón para convencernos de que, de verdad, eso de Internet en el móvil podía funcionar, aunque fuese con el estándar iMode.
Los fabricantes de infraestructuras y equipos estaban desesperados por encontrar un caso de uso para un 3G en el que los operadores habían invertido miles de millones pero no estaba nada claro. El iPhone aún no había llegado y nadie tenía claro si el 3G era el futuro o un simple bluff. Para navegar así por Internet, casi mejor no hacerlo.
Hoy los fabricantes de infraestructuras y equipos estaban desesperados por encontrar un caso de uso para un 5G en el que los operadores van a invertir cientos de millones pero las cosas no están nada claras. No hay una aplicación estrella como lo fue el vídeo para el 4G y nadie tiene claro si es el futuro o un simple bluff.
Un formato revolucionario
El Mobile ha visto algunos de los teléfonos más interesantes de la historia de la telefonía, y tengo especial cariño por el Palm Pre de 2009 o el Galaxy S2 de 2011. Este año, los protagonistas son los teléfonos plegables, con el Samsung Fold como cabeza de serie.
Hubo otros años en los que se produjeron intentos de disrupción, como el LG G5, con formato modular, pero es justo decir que el Fold es lo más original que ha pisado la feria en años y que se espera que sus rivales se pongan las pilas. Más allá de la incorporación de tecnología 5G que tardarás meses en poder utilizar, la clave estará en la pantalla, se doble o no. Veremos dispositivos que la utilizan para leer las huellas y con otros que la usen para amplificar el audio -es el caso de la tecnología Crystal Sound que LG ya ha llevado a los televisores y que debería incorporar el G8.
Por cierto, si Motorola saca una versión del Razr con pantalla plegable, lo petará mucho.
“Con casino, ¡y furcias!”
La legendaria frase de Bender, el robot gamberro de Futurama, se cumple con el Mobile cada año. En una de mis primeras visitas un taxista ya me contaba cómo hacía su agosto en cada feria. Al parecer, ganaba dinero menos con las carreras propiamente dichas que con las comisiones por incentivar a la población meretriz local y a la importada para la ocasión -utilice el lector el eufemismo que prefiera- entre los delegados. “¡Sobre todo los chinos!”, me decía, supongo que refiriéndose a los orientales en general.
En estos años, las noticias sobre la situación de la noche barcelonesa en el Mobile se han convertido en todo un clásico.
“Un MWC descafeinado”
Aceptémoslo, el MWC es como la América de Donald Trump. Da igual cómo sea, no puede compararse con la que imaginamos en el pasado. Recuerdo con mucho cariño los MWC de mi juventud, básicamente, porque era mucho más joven. Porque aguantaba en el Luz de Gas con los compañeros hasta la madrugada y hacía algunos amigos que aún hoy me duran. Porque me emborraché con Johann Andsjö en una fiesta de Nokia en la terminal del puerto de yates, con varias zonas de comida de distintos orígenes y bandas de versiones para todos los gustos. Porque Mark Zuckerberg pasó, insolente, por mi lado, mientras yo me probaba unas gafas en 3D.
Es verdad que los grandes fabricantes se han montado sus propios eventos, siguiendo la senda de Apple, pero eso no impide que sigan con presencia en el Mobile. Para muchos, sigue siendo una forma estupenda de mantener relaciones con el ecosistema y con los operadores.
¡La estrella es el coche conectado y el 5G!
Ford lleva presentando coches conectados en el Mobile World Congress desde 2012, lo que no impide que llevemos hablando del tema una y otra vez como si fuese la gran novedad. Los coches están conectados, cada vez más conectados, y están en el MWC.
La ley Uriondo del periodismo tecnológico dice que dejas de escribir de una tecnología más o menos cuando ya ha llegado a todos los hogares. Me pasé años hablando del pago con el móvil, y ahora que pago prácticamente todo con el móvil apenas escribo sobre ello.
¿El hogar conectado? “Alexa, apaga la luz”, es lo último que digo en voz alta antes de acostarme. Somos como mis hijos con los juguetes: los queremos mucho hasta que los tenemos. Entonces nos dedicamos a querer otras cosas. Supongo que los periodistas tecnológicos que escribieron de Skynet se aburrieron en cuanto empezaron a ver robots por las calles aniquilando a sus familias. “Que sí, que es aterrador, pero ya está muy visto”, dirán.
¿Cuánto cuestan los stands de Huawei?
El peso del coloso chino, que tiene cosas que ofrecer entre redes y dispositivos, hace que se gaste enormes cantidades en la feria. En todo caso, hasta finales de marzo no estrenará, en un evento propio, sus P30, así que podemos imaginarnos un gasto ingente pero ninguna locura.
Esto no debería perjudicar al propio Mobile, dado que los eventos de presentación, tradicionalmente, se celebran fuera de la feria.
¡Huelgas! ¡Protestas! ¡Caos! ¡El Mobile se va!
Es más que posible que la aquiescencia de la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona con el Taxi se haya producido para evitar un ‘efecto Fitur’ en las fechas del Mobile. Pero aunque los taxis se hayan calmado, en esta ocasión quienes están en plena negociación ferial son los trabajadores del metro y los de los servicios de limpieza del aeropuerto. Todo parece que existen posibilidades de que ambas se desconvoquen antes de la celebración de la feria, pero está claro que los trabajadores no están dispuestos a renunciar a esta palanca.
Lo cierto es que la nueva Fira y la situación del ferial complican bastante las posibilidades de incomodar a la entrada a los congresistas, a los que se genera una suerte de pasillo a prueba de manifestantes tanto cuando llegan en autobuses privados, como cuando utilizan el taxi o el transporte público.
Lejos los tiempos de la antigua Fira de la Plaza de España en los que un joven arrodillado y disfrazado de soldado ensangrentado protestaba por la situación de los países en los que se obtienen materias primas esenciales para la industria como el coltán.
Cuanto más problemas hay, más suenan los rumores de que otra ciudad robará a Barcelona la feria, y Dubai sonó muy fuerte el año pasado. La relativa calma social en la Ciudad Condal de los últimos meses juega a su favor, eso si los CDR se quedan en casa.
Los hoteles disparan sus precios
Un clásico absoluto, pero que se ha visto descafeinado por un hecho indiscutible: los apartamentos turísticos y Airbnb han tomado el relevo. Los hoteles siguen siendo caros en estas fechas, pero ya no les resulta tan fácil proponer tarifas astronómicas en cualquier sitio.
No quiero decir con todo esto que estos sean los únicos ocho tópicos del Mobile. Hay otros pequeñitos: la evolución de las tecnologías para entrar, que no impiden que todo el mundo opte siempre por lo más convencional, el excelente compañerismo entre periodistas agotados, la bienintencionada brasa de las agencias para encontrar un hueco en el que contarnos sus historias... Pero todo esto no son tópicos, son mi memoria sentimental. Estoy seguro de que se os ocurren a vosotros muchos más y os animo a proponer algunos en los comentarios o a través de Twitter. Intentaré completar la historia con los vuestros. Soy @uriondo.
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