En su libro 'La transición al océano azul', publicado por Empresa Activa, W. Chan Kim y Renée Mauborgne nos invitan a seguir su conocida estrategia que, con el mismo nombre, propone descubrir nuevos océanos y no centrarnos tanto en las aguas conocidas en las que abunda la competencia. Y nos invitan a empezar haciéndonos unas preguntas clave: ¿Qué queremos que nos defina? ¿En qué queremos centrar nuestros esfuerzos para contribuir a que nuestro mundo avance? Sin duda, dos cuestiones del todo trascendentes.
La competencia es inherente a los negocios, sobre todo, en un entorno tan globalizado como el actual, y los escenarios en los que uno pierde y otro gana abundan. Sin embargo, para estos dos profesores de INSEAD, lo realmente inspirador son las organizaciones y los individuos que van más allá de la competición y crean nuevas fronteras de oportunidad, donde el éxito no consista en dividir un “pastel” ya existente, sino en crear uno más grande para todos. Es lo que denominan un océano azul. Se trata de salir de un océano rojo de encarnizada lucha con la competencia para generar nuevos espacios de crecimiento rentable.
Tres ingredientes clave
Para emprender esta transición prescriben tres componentes fundamentales:
1. Adoptar una verdadera perspectiva de océano azul, que amplíe horizontes y oportunidades.
2. Contar con las herramientas prácticas para la creación de ese mercado.
3. Seguir con un proceso humanista inspirador que refuerce la confianza de toda la organización para hacerlo suyo e impulsarlo de forma que se lleve a cabo una ejecución eficaz.
Además, distinguen a los verdaderos estrategas de océanos azules como emprendedores que se niegan a aceptar la inamovilidad de las condiciones de mercado existentes y cuestionan los límites que marca su sector sobre lo que es posible y rentable.
Ponerse el delantal
La clave para embarcarse en esta expedición es clara: no caer en la trampa de la ventaja competitiva. Es cierto que es prácticamente imposible hablar de estrategia sin tener presente el desarrollo de una ventaja competitiva, pero centrarse en ella puede conducir a abordar el mercado con un enfoque de imitación y no de innovación. Los estrategas de océanos azules no se proponen ganar a la competencia. Su objetivo es hacer que se vuelva, simplemente, irrelevante.
Y para ello, como apuntan W. Chan Kim y Renée Mauborgne, no existe una única fórmula, pero hay ya numerosas prácticas exitosas que pueden servir de guía en la transición al océano azul. Una clave es aprender a mirar con los ojos del cliente, para entender sus necesidades y aspiraciones. Se trata de crear ideas, actividades, negocios, clientes... En definitiva, crear océanos.
* Puedes conocer con más detalle la estrategia de océano azul y acceder a la tribuna de Emilio González Gavira, gerente de Promoción del Emprendimiento Corporativo en Enagás, sobre este tema en Manager Focus.