Ryanair sigue contaminando como si no hubiera un mañana. Con sus 130 millones de pasajeros al año, ha conseguido colarse en el ránking de las diez compañías que más gases con efecto invernadero emiten a la atmósfera, según datos de la Unión Europea.
La aerolínea irlandesa declaró el año pasado 9,9 megatoneladas de gases de este tipo en 2018, un 6,9% más que en el ejercicio precedente, y con un incremento de casi un 50% en el último lustro.
La Federación Europea de Transporte y Medio Ambiente (T&E) ha puesto el grito en el cielo tanto como Ryanair el gas en el cielo. Andrew Murphy, su responsable de Aviación, ha llegado a declarar que “Ryanair es el nuevo carbón” y ha lamentado que el sector de las aerolíneas paga pocos impuestos, está poco regulado y debería introducir un impuesto al keroseno y forzar a las aerolíneas a introducir fuel sin emisiones para los aviones.
El máximo responsable de Ryanair, Michael O’Leary, que ha practicado el negacionismo del cambio climático desde hace años y llegó a afirmar hace meses que las preocupaciones sobre el cambio climático son “una total y absoluta basura”, ha moderado recientemente sus posturas.
Ryanair está, en el informe de Atmosfair, la organización medioambiental alemana que clasifica las 200 líneas aéreas más grandes del mundo en función de su ratio entre emisiones de CO2 y pasajeros transportados, entre las mejores aerolíneas de bajo coste y con la mejor etiqueta energética disponible. Air Europa, por su parte, es la aerolínea europea de red más eficiente.
La compañía remitió un comunicado a EL ESPAÑOL en el que afirma ser "la aerolínea más verde de Europa". En este sentido, asegura que su métrica de CO2 por kilómetro por pasajero "es de 67g, un 25% inferior al de otras grandes aerolíneas en Europa". Asimismo, subrayaron que su política medioambiental pasa por "seguir reduciendo las emisiones de CO2 hasta llegar a los 61,4g por kilómetro recorrido por pasajero en 2030. De esta manera, se reduciría en un 8% con respecto a nuestros niveles actuales, un 31% por debajo de las otras aerolíneas en Europa”.
EasyJet no está en el ránking de las 30 primeras empresas más contaminantes, pero ocupa el puesto número 31. Le siguen Lufthansa, Norwegian, y British Airways (IAG, Iberia).
La peor empresa del ranking de la UE es la central polaca de Belchatów, seguida de siete centrales alemanas, de Ryanair, y de otra polaca. Entre las treinta primeras hay tres centrales españolas, dos de Endesa y una de EDP. As Pontes (Endesa, Galicia), Carboneras (Endesa, Andalucía) y Aboño (EDP, Asturias), están entre las que no cerrarán y han anunciado inversiones para mantenerse abiertas durante más tiempo que las que sí echarán el cierre.
El problema del carbón, pese a ocupar las primeras posiciones, va disminuyendo y las emisiones se han reducido un 40% desde 2012. Pero las emisiones de la aviación, si bien suponen sólo un 4% del total, se han disparado un 26% en el mismo periodo.