La llegada de José Ignacio Goirigolzarri a Bankia supuso un cambio de tercio en el rumbo de la entidad. "Fue como si nos hubiésemos cambiado las gorras", sostiene uno de los inspectores del Banco de España que analizaba la entidad.
José Antonio Casaus ha explicado en la Audiencia Nacional, donde se juzga la salida a bolsa de la entidad, que el 18 de mayo de 2012 hubo una reunión en el Banco de España en donde los nuevos gestores de Bankia. En ella, José Sevilla, consejero delegado, habría reconocido que era necesario acometer un ajuste de 19.000 millones de euros en saneamientos.
"Suponía hacer todos los ajustes que llevábamos años diciendo que había que hacer. Era todo lo que nos venían negando desde hace años y más", ha dicho a preguntas de la fiscalía.
Se trata de una cifra que para el inspector, uno de los más críticos con la salida a bolsa de Bankia, responde a una mera "cuestión de estrategia", ya que en ese momento hacían falta ajustes pero no tan abultados como los 19.000 millones reconocidos por la entidad tras la llegada de Goirigolzarri (que finalmente fueron 17.000 millones).
"Querían esa cifra para cubrirse las espaldas", ha insistido, aunque ha reconocido que llega a esa conclusión tras haber escuchado en distintas ocasiones al que fuera director de inspección del Banco de España, Jerónimo Martínez Tello, y que comparecerá este martes en el juzgado. Él cifraba en 13.000 millones los deterioros que debían aplicarse en la entidad.
Una imprudencia
La declaración de Casaus llega después de que haya reconocido que, a su juicio, la salida a bolsa de Bankia, fue una "imprudencia". A su juicio, fue algo que se hizo de forma "acelerada y forzosa" para intentar salvar la entidad.
"Se necesitaban saneamientos" y además "no se daban las circunstancias", ha dicho el inspector en el juicio por el caso Bankia que se está siguiendo en la Audiencia Nacional.
Los cálculos de Casaus indican que, si no fuera por "las ayudas públicas", a través del Frob y del Banco Central Europeo (BCE) en sus emisiones, el banco "hubiera caído antes" porque Bankia - BFA "no generaba" ningún tipo de negocio. Algo que venía motivado porque la matriz (BFA) lastraba el avance de su participada, Bankia.
No sólo eso, es que -a su juicio- si ambos bancos hubieran sido dos entidades diferentes "BFA hubiera sido intervenido y Bankia no", ha sentenciado.
Casaus recuerda que tras el primer trimestre de 2011 ya se dieron cuenta de que la entidad era inviable, e insiste en que si siguió en pie fue porque el BCE "echó un capote".
El equipo gestor
Casaus, que es autor de los correos más críticos contra la salida a bolsa de Bankia, ha reconocido que la inspección tenía “en cuarentena” a los equipos directivos de Caja Madrid y Bancaja antes del proceso de integración en BFA-Bankia.
A su juicio, y como máximo responsable de la supervisión de la gobernanza, no es de recibo que Caja Madrid planteara un bonus de 150 millones de euros para hacer crecer el negocio. Sobre todo, porque buena parte de ese dinero recaería también en la cúpula directiva.
La intención era sumar el negocio de todas las cajas, de modo que se demostraría que habría crecimiento para la entidad. “Era la primera vez que veía algo que podía ser constitutivo de delito”, ha dicho Casaus en la Audiencia Nacional, aunque la magistrada le ha llamado la atención por hacer valoraciones que corresponden al Tribunal.
El inspector ha explicado que él puso en conocimiento de sus superiores las intenciones de la dirección, así como del bonus, porque no pensaba que la entidad estuviera preparada para repartir semejante cantidad. Esa falta de control en el gobierno corporativo, unido al descrédito que tenía la entidad en el mercado hicieron que los gestores de Caja Madrid estuvieran “en cuarentena” por parte de la inspección.
Niveles de dotación
Lo mismo ocurría con Bancaja, que “tampoco” había hecho nada para revertir la situación que vivía el banco en torno al aumento de la morosidad hipotecaria y de promotores.
La muestra de que algo no se estaba haciendo bien, y de que podía haber “intencionalidad” en la actuación de los consejos llega, según el inspector, tras la fusión y la creación de Bankia y BFA. En aquel entonces, el máximo dirigente de Bancaja, José Luis Olivas, se “reservó” el control de las participadas inmobiliarias.
Casaus ha insistido en que -a su juicio- cuando se produce la fusión de Caja Madrid y Bancaja con otras cinco entidades, la madrileña tenía pendientes saneamientos por valor de 16.500 millones de euros.
Esa cifra contrasta con la expuesta por Analistas Financieros Internacionales (AFI) donde aseguraba que Caja Madrid tendría que dotar algo más de 7.000 millones. También con el informe de PwC solicitado en 2010 por la entidad que le pedía algo más de 11.000 millones de euros.
El papel del consejo
Algo que a Casaus le “dejó tranquilo” porque suponía reconocer que las cosas no iban bien y se acercaba a las cifras que el Banco de España estimaba que debían dotarse por parte de la entidad.
Finalmente, fueron 9.800 millones de euros los que se dotaron. Una “decisión estratégica” de los gestores, que debían cargar contra patrimonio buena parte de los deterioros.
El inspector considera que era lógico que el saneamiento se hiciera en 2010 para evitar que con la nueva legislación que entraba en vigor en 2011 se quedaran “pillados” en términos de capital. “Si saneaban demasiado podían quedarse con un déficit muy amplio de capital, y podría ocurrir que no lo consiguieran en el mercado”.
Casaus ha explicado que el Banco de España llevaba a cabo estimaciones periódicas de la situación de las siete cajas de ahorro que se integraron en Bankia. El objetivo de esos análisis era conocer posibles agujeros para “intentar poner soluciones a entidades que presentaban problemas muy graves”.
Crédito promotor, el problema
“Son estudios analíticos que no pueden exigirse a las entidades”, ha dicho Casaus. Eso sí, cree que el trabajo del Banco de España servía para dejar patente que faltaban dotaciones por las pérdidas incurridas en los préstamos hipotecarios y a los promotores.
Para el inspector del Banco de España, la integración de Bancaja en Caja Madrid fue un absoluto error. Asume que el proyecto inicial de Caja Madrid con otras cinco entidades podía haber llegado a ser asumible, pero que al integrar Bancaja el problema se magnifica. ¿Por qué? Porque tenía un perfil de riesgo mucho más elevado que el de la caja madrileña ya que fue mucho más rápido en la expansión crediticia.
En concreto, Bancaja asumía unas coberturas de crédito promotor e hipotecario por un 20%, mientras que Caja Madrid se cubría en un 80%. Esto demuestra que “el crédito promotor era ‘el’ problema de ambas entidades”, afirma Casaus.