Banco Santander ha convocado a las fuerzas sindicales a una reunión el próximo lunes 6 de mayo, a las 12.00 horas, para dar a conocer los planes de reordenación empresarial que la entidad tiene previstos, entre los que se incluye un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) para más de 3.000 trabajadores, según han trasladado fuentes sindicales a Europa Press.
No obstante, en esta cita no se prevé que el banco presidido por Ana Botín ofrezca detalles acerca del número de oficinas ni de empleados que se verán afectados, por lo que en principio la convocatoria servirá para exponer a los sindicatos la necesidad de acometer el proceso de reestructuración.
Los más de 30.000 empleados de Banco Santander en España confían en que el banco respetará el Protocolo de Fusión firmado el pasado mes de noviembre a la hora de ejecutar el ERE, que recoge que la entidad se compromete a no recurrir a los artículos de movilidad geográfica, modificaciones sustanciales de condiciones de trabajo y despido colectivo del Estatuto de los Trabajadores sin previo proceso de diálogo y participación sindical en búsqueda de soluciones consensuadas.
De este modo, el Santander renuncia de forma expresa a la toma de medidas traumáticas en procesos de reorganización por la absorción del Popular. "La diferencia entre este ERE y el de otros bancos es que nosotros hemos firmado un protocolo de fusión; El escenario que descontamos es que respete", han subrayado fuentes sindicales a Europa Press, que aseguran que el Santander "siempre ha sido flexible" en el marco de las relaciones e interlocuciones con los representantes de los trabajadores.
Así, respecto al diseño de las condiciones, los sindicatos esperan que se busque un ajuste parecido al último ERE, aunque reconocen la dificultad, por ejemplo, de fomentar las prejubilaciones, ya que queda "poca" masa laboral con edades avanzadas.
Según el mapa de sucursales, Galicia podría ser unas de las zonas en las que mayor impacto tendrá el ERE, aunque también es probable que la escasez de red del Santander en el norte de España limite estas sinergias. Así, las oficinas urbanas, como en Madrid y Barcelona, seguramente serán las más damnificadas dada su elevada concentración, en detrimento de la red rural.