El Banco de España se ha convertido en protagonista involuntario del Caso Bankia. En las últimas semanas, el juicio por la salida a bolsa de la entidad ha sido testigo de la guerra abierta entre la entonces cúpula del banco y los inspectores; pero también ha destapado lo que hasta ahora era un secreto a voces que todo el mundo negaba: que el regulador presionó a algunos bancos para que invirtieran en la entidad que presidía Rodrigo Rato.
Una imagen rocambolesca para el encargado de velar por la seguridad del sistema financiero español, que da la sensación de haberse embarcado, allá por 2011, en una operación para ‘Salvar al soldado Rato’. O, quizá, tan sólo buscaba evitar que cayera una entidad creada para salvar a siete cajas de ahorro de la quiebra y que, a cambio, a punto estuvo de llevarse por delante al sistema financiero español.
El último en dejar con el culo aire al Banco de España ha sido Isidro Fainé. El entonces presidente de CaixaBank reconocía la semana pasada que el ex subgobernador Aríztegui le llamó para que analizaran la posibilidad de invertir en la salida al mercado de Bankia. Una llamada que se repitió también en el caso del BBVA, tal y como confesó el expresidente Francisco González.
Ambos desmontan la versión del propio Aríztegui, que ha negado en la Audiencia Nacional haber presionado a ninguna entidad para que participaran en la operación. Convertido en el hombre fuerte de Miguel Ángel Fernández Ordóñez, MAFO, en el Banco de España, distintos testigos y fuentes apuntan a él como el principal muñidor de todo lo que ocurrió en aquella época.
Lo que juzga la Audiencia Nacional estos días es si hubo o no estafa en la salida a bolsa de Bankia, y si hubo o no falsedad documental en las cuentas de los años 2010 y 2011. Unas cifras que analizaron los inspectores del regulador, que no se opusieron públicamente a ellas, pero en donde ahora muchos muestran su disconformidad con todo lo que aconteció.
Casaus alertaba...
La espita de esta granada que ha explotado la abría el inspector Casaus. Autor de distintos correos internos en los que alertaba de la insuficiencia de provisiones de Caja Madrid, y que se opuso después a la salida a bolsa. Quizá le faltaron redaños para haber hecho pública su opinión, porque él mismo reconoció que su mayor error fue ceder y no tener “valentía” para poner por en el informe oficial lo que pensaba: que el grupo era inviable.
Casaus es el inspector díscolo, aquel que en el juicio intentó volver al redil del Banco de España apelando a la buena voluntad de sus jefes en la inspección de la entidad. Sin embargo, otros inspectores como José Antonio Delgado han insistido en la misma idea: Bankia no tenía futuro, y la salida a bolsa fue “como maquillar a un muerto”.
Testimonios que la cúpula del entonces Banco de España se empeñan en desmentir una y otra vez. Pedro González, exdirector del departamento de inspección IV, aseguraba que algunos de los avisos que llegaban -como los de Casaus- eran opiniones. Pero claro, González también trataba de limpiar su imagen, ya que todas las miradas apuntaban a él como uno de los principales responsables de que los inspectores dieran el visto bueno a las cuentas.
No extrañará a nadie que, ante las acusaciones, se defienda y tire por elevación. Sus correos apuntan directamente a MAFO como conocedor de la situación de Bankia, pese a que el entonces gobernador reconocía haber hecho sólo “dos cositas” en torno a la salida a bolsa de Bankia y la fusión de Caja Madrid con otras seis cajas.
...pero el distanciamiento era evidente
Todos estos testimonios demuestran el distanciamiento que había entre los inspectores y sus jefes; los mandos intermedios y la cúpula, pero también entre los propios miembros del departamento de inspección. Una guerra soterrada, acallada durante mucho tiempo, con el fin de mantener la imagen del Banco de España, que es lo que realmente importa. La reputación del regulador.
Precisamente por su imagen, por la importancia que tiene el Banco de España en la regulación del sistema financiero, y por la credibilidad que debe tener ante la ciudadanía, las miserias del regulador deberían salir a la luz. Sobre todo si, como se ha acreditado en los últimos días, el propio MAFO era conocedor de todo lo que ocurría en Bankia, si como dicen los testigos, desde el regulador se presionó para que los acontecimientos ocurrieran como acontecieron.
Los ciudadanos y el propio Banco tienen el derecho a conocer la verdad.
Noticias relacionadas
- El BdE aconsejó a Bancaja que se integrase con ayudas al no verla capaz de superar la crisis
- Restoy (CNMV): el precio de salida a Bolsa de Bankia respondía a las condiciones del mercado
- Caixabank, elegida la mejor entidad financiera en el canal móvil digital
- La gran banca española cobró 2.257 millones de euros en comisiones hasta marzo, un 1,8% menos
- Fainé se desmarca en el caso Bankia y dice que la dimisión de Rato le pilló por sorpresa