Sniace vuelve a enfrentarse a una ampliación de capital. La cuarta en tres años. Sus accionistas de más peso ya han anunciado que apoyarán la operación, pero los inversores más modestos dudan de que seguirles el ritmo sea la mejor opción, ya que las nuevas acciones se colocarán a un precio un 26% superior del que ahora marca su cotización en bolsa.
A falta de calendario para esta nueva ampliación, lo que sí hay sobre la mesa son cifras. La junta general de Sniace ha dado ya su visto bueno a la emisión de 352,9 millones de nuevas acciones a 0,10 euros cada una. Ni más ni menos que su valor nominal. Sin prima de emisión alguna. A pesar de que la ausencia de recargos puede parecer una oportunidad para engordar cartera con descuento, lo cierto es que la compañía cotiza por debajo de este precio. Y así viene ocurriendo desde el pasado 19 de febrero. Ya son 104 días sin alcanzar esta cota en el parqué.
Con este escenario, los analistas optan por la prudencia en el mejor de los casos. A pesar de que desde enero el valor logra salvar una revalorización superior al 13%, a un año vista el desplome supera con holgura el 30%. Aquellos accionistas que hayan permanecido en Sniace por una década han visto perder a sus acciones más de un 75% de su valor. Unos números que son muy determinantes, según los expertos, a la hora de decidir qué opción tomar de cara a esta nueva ampliación con cargo a la cartera de los accionistas.
Sniace tenía previsto haber alcanzado el 100% de su capacidad productiva en el segundo trimestre de 2018 y aún no lo ha conseguido
El analista Roberto Moro advierte de que desde que marcó los 0,11 euros por acción por última vez, el 31 de enero de este año, “la secuencia que trae es de máximos y mínimos decrecientes”. Esta sucesión no deja lugar a mucho optimismo para un valor en el que, augura, “o conquista rápido los 0,085 euros por acción o el aspecto es feo, muy feo”. Su consejo para los inversores de la compañía es que “si las pérdidas son asumibles, mejor irse” antes de que haya caídas por debajo de los 0,076 euros por título.
Esta huida se justificaría en los problemas que la compañía está encontrando para recuperar su antigua fortaleza de negocio. Una vez superado el concurso de acreedores, Sniace llevó a cabo una primera ampliación de capital a la que le han sucedido otras tres, incluida la que ahora se plantea, para conseguir el músculo financiero que ayudara a echar a andar su plan estratégico con horizonte en el año 2020. La hoja de ruta desplegada por la compañía tenía previsto alcanzar el 100% de su capacidad productiva al cierre del segundo trimestre de 2018 y, casi un año después, este objetivo sigue sin cumplirse.
Por si fuera poco, el clima de mercado en el que todo apunta a que la ampliación verá la luz ayuda bien poco a que el valor se pueda apuntar una escapada alcista. Eduardo Faus, analista técnico de Renta 4, advierte de que “es difícil ver una ‘smallcap’ subiendo cuando su índice de referencia no lo está haciendo”. El Ibex Small Cap ha perdido de vista el importante soporte de los 6.600 puntos y en un clima de gran incertidumbre entre los inversores parece difícil que una compañía que lidia con sus propios problemas financieros pueda desmarcarse de la tendencia bajista generalizada.
QUEDARSE A MEDIAS
En lugar de un improbable rebote, que Moro considera nulo mientras no se alcanzase la cota ya referida de los 0,085 euros por acción, el experto de Renta 4 ve más probable una profundización en mínimos a la búsqueda de los 0,0625 euros, marca en la que se encuentran sus registros históricos más bajos. Desde su actual cotización hasta esta cota, el potencial bajista añadido es del 21%.
Los volúmenes que se barajan para la nueva ampliación suponen un 54% de su actual accionariado, compuesto por 651,79 millones de títulos, según consta en los registros de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Sin embargo, el consejo de administración ya se ha prevenido del eventual rechazo de los accionistas de Sniace al contemplar la posibilidad de ejecutar la operación solo parcialmente, tal y como se ha aprobado en su junta de accionistas celebrada la última semana.
Ante su situación financiera, el reparto de dividendos tampoco es una opción en el medio plazo que haga más atractiva la compra de las nuevas acciones, señalan algunos gestores. En este sentido, cabe recordar que el expresidente Blas Mezquita explicaba hace menos de un año que, con la vista puesta en el año 2020, “de momento, vamos a por la mejora de márgenes y la bajada del endeudamiento”. El pasado febrero, la actual presidenta, Gema Díaz Real, negaba tajantemente la posibilidad de la ampliación de capital en la que ahora está inmersa la compañía.
"La empresa debe prever que el valor de la cotización se elevará, porque de no ser así la ampliación tiene pocas posibilidades de ser aceptada"
Desde el sindicato USO, muy activo en el grupo de papel y energía, definen esta nueva ampliación como “un intento de captación de fondos” después de haber recibido ya inyecciones por 57,2 millones en los últimos tres años. “La empresa debe prever que el valor de cotización se elevará en los próximos meses. De no ser así, la ampliación tiene pocas probabilidades de ser aceptada por los accionistas”, comentan los representantes de los trabajadores.
AMENAZAS EN EL FOLLETO Y LA CARTERA
Además del propio efecto dilutivo de toda ampliación de capital, Ignacio Serrats, analista de XTB, señala que esta mayor dispersión accionarial reducirá los beneficios atribuibles a cada título en el momento en el que la compañía lograse entrar en números verdes. Una hazaña que aún se le resiste a pesar de lo prometido en su plan de negocio para el que “requiere de grandes inversiones y el momento de mercado no acompaña”.
En su opinión, el único argumento válido para acudir a la operación son defender una cartera significativa, como son los casos de los accionistas de referencia que ya han anunciado la intención de suscribir su parte. “A corto plazo no va a ser alcista, así que hay pocos argumentos para comprar más caro de lo que marca el mercado y lo que apunta su gráfica de precios”, explica. En su lugar, Serrats se decanta por “ver qué ocurre y qué efectos tiene finalmente la ampliación sobre la producción y las finanzas de la compañía”. “Si hay oportunidad de inversión, no se va a ir en un día”, recalca su postura, para advertir también de un eventual paso por caja acelerado de muchos accionistas necesitados de liquidez.
Mientras llega el folleto de la operación, Sniace se vuelve a asomar a los 0,08 euros por acción. Los analistas ya prevén que el documento de la ampliación contenga múltiples advertencias sobre la solvencia y capacidad de negocio de la compañía, más que por los riesgos con el objetivo último de cubrir las espaldas de los consejeros si no consiguen implementar el plan estratégico tal y como lo vienen presentando. Una amenaza más en el horizonte para tirar hacia abajo su capitalización en el mercado y hacer que, al menos con fines especulativos y según los expertos, sea más atractivo -si cabe este apelativo- engordar cartera mediante la compra de viejas acciones en lugar de suscribir las nuevas.