Han pasado cinco días desde que los empresarios de Cataluña pegaran un sonoro rapapolvo al presidente de la Generalitat, Quim Torra. Aquel día el presidente del Círculo de Economía, Juan José Brugera, pronunciaba ante el propio Torra un discurso en el que alertaba de la “pérdida de poder económico de Cataluña”. Lo que entonces era una advertencia, se convierte en realidad con los últimos datos que se van conociendo.
Para empezar, hay que fijarse en la capacidad de Cataluña de atraer inversión extranjera. Según datos del EY European Attractiveness Survey que se conocían este martes, el 9% de los inversores prefiere Madrid para hacer negocios frente a al 6% que opta por Barcelona. Un dato relevante porque es la primera vez que se da este cambio de opinión por parte de los inversores.
Este dato viene a avalar lo que ya señalan los datos de inversión extranjera directa del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo: en 2018 entró un 11% menos de dinero procedente de inversores foráneos en Cataluña, mientras que en la Comunidad de Madrid se disparó la inversión en un 125% en términos interanuales.
La confianza empresarial
La falta de confianza de los inversores extranjeros no es el único dato que ha hecho disparar las alarmas de los empresarios. Madrid también ha conseguido superar a Barcelona en cuanto a ciudad preferida para celebrar Congresos. La ciudad Condal sigue liderando el número de congresistas, pero no ocurre lo mismo con el número de ferias, en donde Madrid ya es la tercera ciudad más importante a nivel mundial.
Ese turismo de congresos va ligado también al turismo vacacional. Durante el primer trimestre del año Cataluña ha logrado recuperar el tirón turístico, pero durante el 2018 estuvo de capa caída. De hecho, es uno de los tres sectores que hicieron que el PIB catalán cayera nueve décimas al cierre del ejercicio según los datos del BBVA Research, el servicio de estudios de la entidad financiera.
A todo esto hay que sumarle el hecho de que los indicadores de confianza empresarial en Cataluña se sitúan ya en los 137 puntos, según datos del Instituto de Estadística de Cataluña (IdesCat).
Puntos a mejorar
¿Qué significan esos datos? Básicamente que existe una cierta desconfianza en el futuro de la economía catalana por parte de los empresarios. En él se puede comprobar cómo el comercio (-4,1%), la industria (-3,9%) y la hostelería y el transporte (-2,9%) son los que más desconfían del futuro. Curiosamente los que más dudan de cómo irán las cosas son las empresas pequeñas y medianas que, según los indepes es donde está el granero de votos para el validar el procés.
Esas dudas son las que llevan al BBVA Research a preguntarse qué va a ocurrir en la segunda mitad del año. Ante esa situación reclama al Ejecutivo de Quim Torra que tome medidas para conseguir vencer los principales desafíos que tiene por delante. ¿Cuáles son? Básicamente seguir reduciendo el paro, mejorar las tasas de temporalidad y protegerse de lo que pueda ocurrir con la guerra comercial entre Estados Unidos y China.
Para el BBVA la guerra arancelaria no tiene por qué pasar factura a Cataluña, ni tampoco a España, excepto si las cosas se pusieran muy complicadas para el sector del automóvil. En ese caso sí habría motivos para preocuparse. No puede olvidarse que, sólo en la región tienen presencia fábricas de Seat, Mercedes Benz y Nissan. Sin ir más lejos, en mayo Nissan y sus sindicatos pactaron un ERE en Barcelona para 600 trabajadores y en septiembre del año pasado, Seat redujo su producción de coches.
¿Tienen razón las empresas para preocuparse? Pues parece ser que sí, aunque Torra siga insistiendo en que una Cataluña independiente será próspera.
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