Casi no quedan hogares españoles sin ellos. Los contadores de luz inteligentes están ya instalados en la mayoría de las casas de norte a sur de España; no en vano, según los datos de la CNMC, estos equipos rozaron los 27 millones en 2018, lo que se traduce en más de un 99% del total de equipos una potencia contratada igual o menos a 15 kW.
Una sustitución -de los contadores convencionales a los inteligentes- que se ha hecho de forma progresiva durante los últimos 10 años. Así, al tratarse de un proceso técnicamente complicado, la normativa estableció que las compañías podrían sustituirlos de forma gradual.
En este sentido, a fecha 31 de diciembre de 2014, un 35% del total del parque de contadores de hasta 15 kW de potencia contratada debían estar sustituidos; entre el 1 de enero de 2015 y el 31 de diciembre de 2016, debía sustituirse otro 35% adicional; y entre el 1 de enero de 2017 y el 31 de diciembre de 2018, el 30% restante.
En diciembre de 2017 se modificó la normativa, dando un margen a las empresas distribuidoras para que pudieran mantener hasta un máximo del 2% del total del parque de contadores sin sustituir, siempre que fuera debido a causas no imputables a la misma. "Este hecho debía ser debidamente justificado y aprobado por la CNMC", recuerdan desde el organismo.
Según sus últimos datos, 295 empresas han cumplido los objetivos de implantación a 31 de diciembre de 2018, de las cuales 95 han sustituido el 100% de los equipos. Por otro lado, 34 empresas no han cumplido los objetivos, si bien todas las empresas que han remitido información han sustituido algún contador.
Pero, ¿en qué repercute al consumidor este cambio?
De la capacidad de ahorro al control en el autoconsumo
Además del proceso de sustitución, recuerda la CNMC, la normativa establece que los distribuidores tienen la obligación de poner a disposición de los comercializadores la curva de consumo horario que sirve de base para la facturación de la energía en el mercado de cada consumidor.
Con 27 millones de contadores inteligentes instalados, las posibilidades son inmesas. No obstante, hace unos días, la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, aseguró que cree que estos equipos no se están aprovechando lo suficiente. "No estoy segura de que estemos utilizándolos tal y como debemos para aportar servicios energéticos innovadores. Algunas distribuidoras se están esforzando, no todas, en hacerlo accesible", abroncó a las eléctricas durante el I Congreso de Aelec.
Cabe recordar aquí que España no está sola en este cambio. Aunque ha sido el quinto país de la UE en completar la transición, lo cierto es que España tiene aún que adaptar su legislación - y los contadores- a la legislación europea (en concreto, la directiva de eficiencia energética).
Desde Aelec, la patronal que agrupa a las eléctricas, su presidenta Marina Serrano apuntaba en el citado congreso que, para aprovecharlos al máximo, es "fundamental" que existan tarifas que permitan ahorrar en la factura de la luz, para que el consumidor pueda decidir cuál es el mejor momento para consumir electricidad.
Entretanto, las compañías han puesto en marcha diferentes campañas con las que comunicar qué es esto de los contadores y qué aportan al consumidor.
En el caso de Naturgy, por ejemplo, UFD, su distribuidora de electricidad, cuenta con 3,6 millones de estos contadores inteligentes. Hasta ahora, ha sustituido el 99% de los contadores analógicos por equipos Smart Meters, y los opera en remoto.
Algunas de las ventajas para el cliente, explican desde la eléctrica, es que la lectura se hace en remoto, evitando lecturas estimadas; las eventuales averías se detectan más rápido a partir de los datos de la red que envían los aparatos; el cliente tiene más información sobre sus consumos, que puede ver en la web o en la app; y, con esto es posible conocer sus hábitos de consumo y con ellos "ser más eficiente y tomar decisiones que adapten su consumo" a las horas o tarifas más favorables. En este sentido, también permite al consumidor adecuar el término de potencia con el consiguiente ahorro.
Asimismo, el contador digital ha agilizado los trámites de algunas operaciones como cambios de potencia, altas o bajas que se hacen ahora a distancia y permiten la lectura bidireccional (generación/consumo), con lo que "ya están preparados para la integración de la generación por parte de los consumidores que se conviertan en autoconsumidores", apuntan desde Naturgy.
Además de los puntos anteriores, desde Endesa, por su parte, aseguran que estos contadores "contribuyen a luchar contra el fraude eléctrico y a mejorar la seguridad de las instalaciones". A su juicio, los nuevos sistemas ayudan a las eléctricas a localizar posibles manipulaciones, informándoles cuando se pone en riesgo la instalación manipulada.
Desde la eléctrica insisten en que los nuevos contadores contribuyen a desarrollar unas redes más inteligentes, capaces de integrar a todos los actores de la cadena de la energía eléctrica: generadores, distribuidoras, comercializadoras y consumidores.
Iberdrola, por otro lado, con 11 millones de contadores digitales en su negocio de distribución eléctrica, i-DE, ha concluido el proceso de cambio de su red de estos equipos.
La eléctrica vasca ha instalado, además, elementos digitales de automatización y supervisión de las redes, que, explican desde la compañía, permiten gestionarlas con "calidad y eficiencia". La app de Iberdrola, por ejemplo, permite al consumidor exportar los datos de su consumo a ficheros de Excel, para trataros externamente.
Con todo esto, cuentan, la información recibida sobre el funcionamiento de la red -a través del big data y el análisis avanzado- va a permitir digitalizar los procesos de atención al consumidor y contar con información detallada que permita un mayor conocimiento por parte del cliente de sus consumos y mayor capacidad de gestión; y la capacidad por parte de las compañías de ofrecer mayores soluciones personalizadas.
Quedan flecos
La CNMC cree que la finalización del plan de sustitución debe ir acompañada de una serie de mejoras en la normativa. En concreto, según denuncia el organismo, el consumidor está pagando el coste del alquiler del contador, que es superior al de los antiguos equipos analógicos; además, dice, se debería reconocer a los distribuidores los costes de implementación de los sistemas de gestión y tratamiento de la información.
Así, la CNMC reclamó estos cambios hace unos meses, advirtiendo que a los consumidores con contadores “inteligentes” que no están integrados en red se les debería cobrar el precio del alquiler del equipo analógico. En relación a esto, y aunque el grado de integración de los sistemas de telegestión es elevado, el organismo considera necesario fijar un plazo máximo de 3 meses desde que se sustituye el equipo hasta que se integra en dichos sistemas.
Todo un despliegue digital que evidencia el punto de inflexión que vive el sector de la energía, en el que el cliente está -más que nunca- en el centro. Por eso, su capacidad de elección será cada vez mayor.