11.500 millones de euros anuales. Es la cantidad que las empresas españolas se ahorran por las horas de más que hacemos en el trabajo y que no son abonadas a los trabajadores. Según datos de Comisiones Obreras, durante 2018 hubo cerca de un millón de empleados que trabajaban a jornada completa y que tuvieron una jornada efectiva superior a la que le correspondía.
Para que quede todavía más claro: "el 8% de la población asalariada a tiempo completo prolonga semanalmente su jornada por encima de lo pactado y no percibe una retribución por ello". Se calcula que echan unas 10,5 horas de más a la semana, lo que supone que cada siete días se hacen once millones de horas extra no retribuidas.
Esos 11 millones de horas no pagadas equivalen a 276.000 puestos de trabajo de 40 horas a la semana, según el informe elaborado por el sindicato Comisiones Obreras. De hecho, si se imputara el coste laboral real a cada una de las actividades, la cifra se eleva hasta los 11.828 millones de euros.
El estudio adquiere gran relevancia después de que entrara en vigor la obligatoriedad de aplicar el registro horario de jornada laboral. "Una de las formas más graves de precaridad y fraude a la Seguridad Social" son las horas extra, dice el secretario general del sindicato Unai Sordo. A su juicio, "estos datos justifican la obligatoriedad del registro de jornada en todas y cada una de las empresas".
Desde Comisiones son partidarios de controlar los registros de jornada laboral porque "prácticamente la mitad de las horas extra no se pagan". Esto repercute, dice Sordo, en "el precio de los salarios por ahora, las tasas de paro y las cuentas de la Seguridad Social".