Los servicios en la nube y especialmente la plataforma Azure fueron una vez más la clave que permitió a Microsoft cerrar su año fiscal 2019 con más del doble de beneficios que el año pasado, si bien este segmento empezó a ofrecer sus primeros síntomas de fatiga.
La firma de Redmond (estado de Washington, EE.UU.) anunció este jueves unos beneficios netos de 39.240 millones de dólares (34.794 millones de euros), más del doble que los 16.571 millones (14.693 millones de euros) obtenidos en el ejercicio anterior, y un incremento de la facturación del 14 % hasta alcanzar los 125.843 millones de dólares (111.814 millones de euros).
Como viene siendo habitual en los últimos años -especialmente desde que Satya Nadella se puso al frente de la empresa en sustitución del histórico consejero delegado Steve Ballmer en 2014- el gran motor detrás del crecimiento de Microsoft volvió a ser la nube, que ingresó un 21 % más que hace un año.
Dentro de este segmento de negocio, que la firma ha bautizado como "Nube Inteligente", el elemento más destacado fue también una vez más su plataforma de servicios Azure, competidor directo de Amazon Web Services (AWS) y Google Cloud y cuya facturación subió un 64 %.
Aunque sigue siendo muy bueno, este porcentaje de crecimiento es el más bajo que ha experimentado Azure en los últimos cuatro años (en 2018, por ejemplo, creció un 89 %), una ralentización que apunta a una cierta fatiga en el mercado, donde no sólo Azure, sino también sus competidores, han crecido a un ritmo vertiginoso en los últimos tiempos.
Al aumento de los ingresos en la nube le siguieron los del segmento de negocio "Productividad y Procesos de Negocios", que incluye, entre otros productos de software, el popular paquete Office y la red social profesional LinkedIn, y que en 2019 facturó un 14,8 % más.
Finalmente, "Más Computación Personal", que acoge productos y servicios tan dispares como el sistema operativo Windows y los ingresos derivados de la videoconsola Xbox, aumentó la facturación en un 8,1 %.
El incremento de ingresos, sin embargo, no es el principal elemento detrás de la drástica subida de beneficios, sino que esta se explica fundamentalmente por la gran reducción de un año para otro en materia de provisiones fiscales.
Los 19.903 millones destinados por Microsoft en 2018 a pagar impuestos se redujeron drásticamente este año hasta los 4.448 millones, una bajada consecuencia de la reforma fiscal impulsada por el Gobierno que preside Donald Trump, aprobada en diciembre de 2017 y que empezó a implementarse en 2018.
Por otro lado, los accionistas de la compañía obtuvieron durante los últimos doce meses un rendimiento de 5,11 dólares por título, frente a los 2,15 dólares ganados en el ejercicio anterior.
Los resultados de explotación (antes de intereses e impuestos) de la empresa que cofundaron hace 44 años Bill Gates y Paul Allen fueron de 42.959 millones (un 22 % más que los 35.058 de 2018), y la compañía logró rebajar su deuda a largo plazo hasta los 66.662 millones con respecto a los 72.242 con que cerró 2018.
"Ha sido un año fiscal de récord para Microsoft como resultado de nuestros acuerdos con compañías líder de cada sector. Cada día trabajamos junto a nuestros clientes para ayudarles a construir sus capacidades digitales", se felicitó al publicar los resultados el consejero delegado de la empresa, Satya Nadella.
Precisamente el miércoles, un día antes de presentar resultados, la empresa reveló un acuerdo con el gigante estadounidense de las comunicaciones AT&T por el que pasará a ser su principal proveedor de servicios en la nube, una operación valorada en más de 2.000 millones de dólares.