El pasado domingo zarpó desde Ulsan (Corea del Sur) el mayor barco de bandera española, con 300 metros de eslora y 48 metros de manga. Se trataba del metanero Adriano Knutsen, fletado por Endesa y construido por la naviera noruega Knutsen Oas Shipping, que zarpó desde uno de los astilleros más grandes del mundo, Hyundai Hi, rumbo a Catar.
No es un barco cualquiera. Para que el lector se haga una idea del tamaño, el navío insignia de la Armada, el buque de asalto anfibio Juan Carlos I, tiene 231 metros de eslora. Con 300 metros, el Adriano tiene capacidad para almacenar hasta 180.000 metros cúbicos de gas natural licuado (GNL), lo que equivale a la demanda de gas de un día de España. El coste de su construcción ha ascendido a cerca de 165 millones de euros.
Así, este metanero se utilizará en principio para el transporte de GNL suministrado a Endesa por Corpus Christi Liquefaction LLC, dentro del contrato de compraventa de dos millones de metros cúbicos al año para los próximos 20 años. Su primera descarga la hará en el puerto de Barcelona a finales del mes que viene.
En concreto, se trata de un contrato de fletamento a 7 años, con posibilidad de dos extensiones de siete y seis años, que cubrirá en parte las necesidades de transporte marítimo de los contratos de GNL de los próximos años. No solo de Endesa, sino del grupo Enel. El importe del contrato es de unos 22 millones de euros anuales.
Adriano... y sus hermanos
De hecho, el Adriano no estará solo. Forma parte de la nueva estrategia de Endesa para transportar ellos mismos el gas que compran. Hasta ahora, todos los contratos de gas de la compañía, tanto para centrales como para clientes, eran a destino. Por eso, la compañía trabaja en la construcción de otros dos barcos similares al Adriano.
Su hermano gemelo, Traiano Knutsen, será fletado por Enel y empezó a construirse en marzo. Según los cálculos de la compañía, su construcción finalizará a mediados de 2020.
En España hay necesidad de comprar gas en otros mercados, ya que el país no cuenta con yacimientos de gas propios. Los gasoductos no son suficientes para cubrir la demanda, por lo que se complementan con el suministro de GNL que viaja en barcos metaneros procedente de países productores.
Cambios en el mercado
"Nuestros barcos nos dan tranquilidad, nos permiten reducir riesgos, gestionar, incrementar el margen lo mejor que podamos...", apuntan desde Endesa cuando se pregunta por las razones de este cambio de estrategia.
Con esto, la eléctrica que dirige José Bogas trata de adaptarse así a un mundo, el de la energía, cada vez más cambiante. "Nos da flexibilidad", dicen fuentes de la compañía, que concretan: "Nos permiten acceder a cualquier mercado mundial sin necesidad de intermediaros".
Sus nuevos barcos, apuntan, son "los más modernos del mercado". Así, reseñan, el sistema de relicuefacción total a bordo permite reducir los consumos de gas del metanero y elegir el combustible para su propulsión, que podrá ser 100% gas natural o Fuel-Oil bajo en azufre. Eso, dice la compañía, le hace "mucho más limpio" en emisiones que la mayoría de barcos que utilizan derivados del petróleo en sus motores, reduciéndolas significativamente. Asimismo, el barco cuenta con sistemas para la reducción de emisiones de NOx.
El volumen total de gas comercializado en 2018 por Endesa ascendió a 103 TWh, un 2% más que el año anterior. De ellos, 75 TWh se vendieron al mercado minorista; 12 TWh, al mercado mayorista; y 16 TWh se utilizaron para la producción de electricidad en ciclos combinados.