Indra y Rolls Royce no han podido llegar a un acuerdo para que la española se haga con un paquete de control de Industrias de Turbo Propulsores (ITP). La española se ha levantado de la mesa después de que en los últimos días haya habido una serie de encontronazos entre los negociadores.
Según fuentes financieras, el motivo de la ruptura es puramente económico. Y es que, al parecer, la británica habría intentado cambiar distintas cláusulas que llevaban varios días acordadas. Esos cambios obligaban a modificar el precio de una operación que en Indra se daba casi por cerrada, y sobre la que había grandes esperanzas puestas. Sin embargo, era excesivo para lo que la española consideraba que debía pagar.
Las estimaciones hablaban de una operación cercana a los 1.000 millones de euros por el 75% de ITP, ya que Rolls Royce quería permanecer en el accionariado.
¿Por qué esas esperanzas? Básicamente porque permitía reforzar el área de Transporte y Defensa, así como ‘balancear’ el peso de las dos ramas del negocio y reducir la dependencia del área de Tecnologías de la Información. De hecho, fuentes cercanas a la compañía consideran que era “un buen activo”.
Eso ha provocado el rebote de un 7,09% de las acciones de Indra en los primeros compases de la sesión, llegando a intercambiarse a un precio de 8,68 euros.
Mira al futuro
ITP puede ser desconocida para el gran público, pero es una de las grandes compañías del sector aeronáutico y aeroespacial a nivel internacional. Creada en 1989 en Zamudio por Sener y Rolls-Royce, es una de las empresas más punteras. Una de sus especializaciones es la construcción de turbinas de baja presión, un componente –explican fuentes del sector- que es crítico en los motores. De hecho, es uno de los únicos players independientes a nivel global con estas capacidades.
En cualquier caso, fuentes cercanas a la compañía insisten en que este varapalo no va a frenar el cambio de ciclo de la compañía y, por tanto, “no afecta a las perspectivas positivas”. A partir de ahora volverán a centrarse en el “crecimiento orgánico”, explican, algo que vienen haciendo durante los últimos ejercicios “y que se demostrará en los resultados de este trimestre”, sentencian.
Se mantiene, por tanto, la previsión fijada para el 2019 que pasa por alcanzar unos ingresos de crecimiento de dígito bajo frente a los 3.104 millones del año pasado; un aumento del 10% del Ebit frente a los 199 millones de euros del 2018 y un flujo de caja libre superior a 100 millones de euros antes de la variación de capital circulante.
Este jueves Indra presentará cuentas al mercado. Las del trimestre pasado reflejaron un beneficio de 18,3 millones de euros, lo que supone casi un 71% más respecto a los 10,7 millones que ganó en el mismo período del año anterior. Un aumento que viene motivado por el crecimiento de sus dos áreas de negocio principales: Transporte y Defensa y Tecnologías de la Información.
Pese a este varapalo, y aunque desde Indra asumen que el crecimiento del grupo está garantizado, fuentes conocedoras de los planes de la empresa aseguran que seguirá estudiando de forma activa posibles compras que se puedan presentar. Considera la empresa que lidera Fernando Abril-Martorell que está en las mejores condiciones para afrontar una inversión en activos que complementen su portfolio de productos y servicios.