Se ha convertido en una tendencia. Las acciones de los principales fabricantes de armas de Estados Unidos se revalorizan tras una masacre. Así ha sucedido también este lunes después de los dos tiroteos vividos en Estados Unidos en Texas y en Ohio.
Lo mismo ocurrió en 2017 cuando Stephen Paddock abrió fuego y mató a 58 personas en un club de Las Vegas. La matriz del fabricante de armas Smith & Wesson y los silenciadores Gemtech (American Outdoor Brands) revalorizó sus acciones un 4,46%. Los títulos de otro fabricante, Sturm, Ruger & Company, subieron un 3,97% en bolsa y Vista Outdoors sumó un 3%.
Este lunes, las acciones de estos fabricantes han llegado a subir más de un 3% aunque han ido moderando sus subidas a lo largo de la jornada bursátil. Especialmente, después del discurso de Donald Trump en el que ha hablado de una regulación de las armas de fuego sin precisar las medidas.
Las subidas en los mercados son un efecto que dura solo unos días. De hecho, tras el tiroteo en la escuela de primaria de Sandy Hook en Connecticut, los mercados también premiaron a los fabricantes de armas pero al cabo de unos días, sus acciones empezaron a caer aunque las ventas siguieron creciendo.
La seguridad y la regulación
Según los analistas, existen dos motivos principales por los que las acciones de los fabricantes suben tras una de estas masacres. La primera es que los inversores entienden que después de un tiroteo o una situación de violencia, los ciudadanos van a comprar armas para garantizar su seguridad.
La segunda, que los accionistas prevén que después de un tiroteo la gente siga comprando armas y lo haga de forma rápida temiendo el establecimiento de una regulación más estricta.
De hecho, según publicó la Fundación Nacional de Deportes de Tiro (NSSF, por sus siglas en inglés) a la industria armamentística le favorecía más el gobierno de Barack Obama que el de Donald Trump. Según los analistas, el hecho de que el presidente demócrata se mostrara abiertamente contra las armas, provocó que se vendieran más ante el temor de que saliera adelante una legislación más restrictiva.
Un informe de la misma asociación, publicado en 2016, señalaba que la industria de las armas de fuego y la munición paso de los 19.100 millones de dólares en 2008 a los 49.300 millones en 2015. Se trata de un incremento del 158% entre los dos mandatos que Obama ostentó el cargo de presidente de Estados Unidos.
Así, en contra de lo que pudiese parecer, la administración Trump no está beneficiando, al menos en los mercados, a la industria de las armas. De hecho, American Outdoor Brands se deja más de un 30% en lo que va de año, cifras parecidas acumula Vista Outdoors y algo menos, un 14% pierden los títulos de Sturm, Ruger & Company.
Las declaraciones de Trump dejan abierta la puerta a un cambio en la regulación de las armas de fuego en Estados Unidos. Sin embargo, no deja de ser un debate que se abre cada vez que sucede una tragedia como las del pasado fin de semana. De hecho, el presidente ha aprovechado su discurso para pedir apoyos para su reforma migratoria.