Tormenta de verano en el mercado de la vivienda. El Instituto Nacional de Estadísticas (INE) ha publicado este miércoles sus cifras de compraventa de junio, confirmando el parón del sector a las puertas del comienzo del nuevo curso y agregando incertidumbre a un mercado que mejoró un 1,1% en mayo.
En términos mensuales la compraventa de viviendas se redujo un 13,9%, el peor dato en un mes de junio en los últimos cinco años. Si a eso le sumamos que la caída interanual fue del 9% tenemos un explosivo cóctel que preocupa a las agencias inmobiliarias, el último eslabón -y quizás el más débil- del mercado de la compraventa de viviendas.
Un parón que se ha notado en todo tipo de viviendas. Los datos del INE indican que el 90,9% de las viviendas transmitidas por compraventa en el sexto mes del año fueron viviendas libres y el 9,1%, protegidas. La compraventa de viviendas libres bajó un 8,5% en junio en tasa interanual, hasta sumar 37.236 transacciones, en tanto que las operaciones sobre viviendas protegidas cayeron un 13,6%, con 3.725 transacciones.
Este dato se suma al las cifras aportadas por los notarios esta semana. La venta de viviendas se desplomó en junio el 18,9% respecto al mismo mes del año pasado, hasta las 46.527 transacciones, mientras que el precio medio por metro cuadrado repuntó el 1% y se situó en 1.435 euros, según datos del Consejo General del Notariado.
Los precios siguen creciendo
Y es que la caída en las ventas llega en momentos en que los precios crecen de manera progresiva, según coinciden varios indicadores publicados en las últimas semanas. El precio de la vivienda usada en España registró un ascenso del 0,3% durante el mes de julio y del 5,3% en términos interanuales, situándose en 1.738 euros/m2, según el último índice de precios inmobiliarios de Idealista.
Según este indicador, en el séptimo mes del año el precio ha repuntado en 28 capitales, con Cuenca y Ávila a la cabeza del crecimiento, mientras que en Madrid y Barcelona las subidas están en línea con la media nacional.
Por otro lado, el precio medio de la vivienda (nueva y usada) aumentó en julio un 4,5%, según reflejó la estadística Tinsa IMIE General y Grandes Mercados. Este dato supone "un repunte en la tendencia de estabilización observada en los últimos tres meses; el incremento mensual de valor respecto a junio fue de un 0,6%, cifra similar a los meses previos (0,7% en mayo y 0,4% en junio)".
Hace dos semanas, y sin los datos de junio sobre la mesa, las agencias inmobiliarias denunciaron un importante descenso de su actividad en el segundo trimestre del año y culparon a los altos precios de vivienda. La Federación de Asociaciones de Inmobiliarias (FAI), que representa a unas 850 oficinas en toda España, denunció que la venta de casas en España experimentó un descenso medio del 12% entre abril y junio con respecto al mismo periodo del año anterior.
Esta asociación pide que se frenen los precios y que en la próxima legislatura se alcance un Pacto de Estado por la Vivienda y que se pongan en marcha planes para estimular la oferta y la demanda, entre los que citan una mayor seguridad jurídica, incentivos fiscales, agilización de trámites y "ayudas y facilidades de acceso al crédito para los más jóvenes".
Tipos de interés y requisitos de los bancos
Los tipos de interés en mínimos y el euríbor en tasas históricamente bajas no ha sido el catalizador esperado para las compras de viviendas en junio. Y es que los bancos han avisado que endurecerán las condiciones de los créditos hipotecarios por los mayores riesgos del sector y por la coyuntura adversa del mercado hipotecario.
En la Encuesta de Préstamos Bancarios que elabora trimestralmente el Banco de España conocida hace unos días, los bancos españoles advierten que en los próximos meses tienen previsto endurecer los requisitos que exigen a sus clientes a la hora de pedir una hipoteca. Estas entidades estiman que habrá un endurecimiento "leve", fruto de la política de evitar riesgos que tienen los bancos en los últimos años para reducir sus niveles de morosidad.
Este aumento de las exigencias también viene motivado por la mayor presión regulatoria ya que han detectado que existe un mayor riesgo a la hora de otorgar este tipo de préstamos. Una situación que ya hecho que se frene la concesión de hipotecas: este mismo informe advierte de una menor tolerancia al riesgo por parte de los bancos y por el empeoramiento de la solvencia de los prestatarios, lo que dio lugar a un aumento de las garantías requeridas.