"No sabía cómo salir de esta situación. Entré en una espiral de tarjetas y microcréditos que no terminaba. Era imposible pagar aquello, porque tenía unos intereses abusivos", explica Silvia -una afectada que prefiere preservar su nombre real-. Ella es una de las tantas víctimas de las tarjetas 'revolving'.
Este tipo de tarjetas pueden ser confundidas con tarjetas de crédito habituales, pero son muy peligrosas. Con ellas, en lugar de aplazar el importe total de las compras al final de mes, lo que se consigue es abonar el dinero gastado con ella en cuotas mensuales. Todo parece bonito hasta que entran en juego los intereses, que suelen sobrepasar el 20%.
El equipo de abogados de Reclama por mí trabajan, entre otros, con este tipo de casos. "Esta situación es muy común, por desgracia. En Reclama por mí gestionamos unas 300 demandas al mes de casos de este tipo", señala Javier López, socio y director de marketing de la plataforma.
Una solución nada eficaz
Silvia declara que ella siempre ha sido usuaria de tarjetas de crédito. Las utilizaba de forma controlada para ciertas compras y a final de mes le llegaba el recargo habitual. El problema comienza cuando una de sus tarjetas, sin ser ella consciente, pasó a ser 'revolving'.
Como desconocía el cambio que se había dado respecto a su tarjeta, ella continuó realizando las mismas compras y pagando de este modo. El importe a pagar se fue acumulando según ella gastaba, además de que el paso del tiempo incrementaba la deuda por los altos intereses.
Para cuando se enteró de esta situación, era tarde. A este problema, se le sumaron otros que tuvo con su familia, así como un deterioro en su situación laboral. Preocupada y agobiada por esto, acudió a más tarjetas de este tipo y a microcréditos para sufragar las deudas de los anteriores, y así sucesivamente.
"No sabía cómo salir de esta situación. Entré en una espiral de tarjetas y microcréditos que no terminaba. Era imposible pagar aquello, porque tenía unos intereses abusivos", recuerda. La situación empeoró hasta que las cuotas que debía pagar se comían su sueldo casi por completo.
Ante estos hechos, Silvia decidió acudir a su familia, que le ayudó económicamente para salir de esa situación. Asimismo, decidió reclamar, porque las cantidades que le exigían eran muy elevadas y las consideraba abusivas.
"Al llevar mi problema a juicio, tuvimos que pedir documentación a las entidades, y eso fue difícil. Muchas no tienen sede en España, otras se niegan a darla y otras sólo dan parte", se queja Silvia.
Uno de ellos es su banco. "Después de 35 años con ellos, primero me engañan y luego, cuando les pedimos documentación, se niegan a dárnosla", explica Silvia, que también cuenta que la hicieron esperar durante una hora y media en una oficina, tras la que un empleado le calculó las cuotas "usando los dedos de las manos".
La respuesta de las entidades ante su situación ha sido amenazar. Silvia recibe numerosas llamadas de 'fondos buitre', a los que las entidades han vendido su caso, en las que recibe amenazas y la tratan con mucha agresividad. "Me han llegado a exigir los costes procesales, cuando es el juez quien los dicta después del juicio", comenta.
Además de resultarle muy molesto y de sentirse acosada -llamar al cliente es ilegal-, puesto que ella avisa constantemente a sus interlocutores de que su abogado tiene la representación, y que no pueden hablar con ella, sino que tienen que hacerlo con él.
Por suerte para Silvia, hace poco un juez dictó a su favor en un caso contra una de las entidades financieras que le exigen dinero. Ella devolvió el importe íntegro de lo prestado (8.000 euros), pero aún le reclamaban más. Gracias a la sentencia, Silvia ha evitado tener que pagar 6.500 euros adicionales, que con los intereses (y sin ninguno de los habituales imprevistos) se hubieran convertido en 10.000 euros.
A pesar de esta buena noticia, a Silvia aún le quedan más casos, puesto que la espiral de microcréditos en la que se terminó envolviendo hay más entidades implicadas.
Un recurso para su hijo
Otro caso que gestionó Reclama por mí es el de F.A., que tuvo que acudir a estas tarjetas por la necesidad de tratar la enfermedad de su hijo (menor con una enfermedad neurológica) y de su mujer (con una enfermedad crónica). Para ello, debían hacer largos desplazamientos que no podían pagar de manera habitual.
Decidió acudir a una tarjeta revolving para poder permitirse estos viajes, que implicaban los gastos del trayecto, de hoteles y comida, además de los derivados del tratamiento de sus familiares.
La deuda se fue acumulando, y como F.A. no pagaba, la entidad financiera de la tarjeta comenzó a llamarle frecuentemente. La situación se volvía más insostenible cada vez.
"Literalmente hubo un momento en el que la única situación posible era vender mi casa. Tenía que seguir pagando el tratamiento de mi hijo que ahora mismo es lo más importante para mi mujer y para mí", recuerda F.A.
Dadas las circunstancias, el afectado decidió que la única solución era denunciar a la entidad financiera, puesto que consideraba un abuso su actuación.
"Al final te encuentras con que tienes que pagar tres veces la cantidad prestada para amortizar el préstamo por completo, recibes más de cinco llamadas al día reclamando las cantidades que no se ajustan a las condiciones pactadas con la financiera, te acosan… y no sabes cómo salir de una espiral cada vez más angustiante", describe F.A.
Con la ayuda de la plataforma, el caso fue llevado a juicio, y a principios del pasado mes de mayo,Reclama por mí anunciaba que F.A. había ganado el caso, que el contrato se declaraba nulo y que se le devolvería lo pagado de más, unos 3.000 euros.
Precaución con las revolving
Javier López advierte del peligro de este tipo de tarjetas, un producto financiero muy complejo: "Desde Reclama por mí, desaconsejamos rotundamente su uso, y el de microcréditos de este tipo".
Aunque es cierto que no existe un perfil concreto del afectado, López señala que lo más habitual es que acudan a estas maneras de dinero fácil aquellos que están pasando una situación delicada en relación a lo económico, y que no encuentran otra vía para solventar sus problemas.
"Que acudan por motivos de necesidad es algo que ayuda a la hora de trabajar en estos casos, puesto que se ganan numerosas demandas si esta es la razón de la firma", comenta López.
El socio y director de marketing de la plataforma explica que, actualmente, existe mucha jurisprudencia sobre este tipo de asuntos, lo que hace que sea más fácil ganar los casos, puesto que la ley está de lado del afectado, dados los elevados intereses (que llegan a ser usurarios) y la situación de necesidad en la que se encuentran a la hora de solicitar el dinero.