Fueron muy críticos con los planteamientos del Gobierno y con la guerra que parecía declarada al diésel. A finales del año pasado, la industria del automóvil tildaba de "excesivas" y "aceleradas" las medidas del Ejecutivo para conseguir el fin de los coches 'fósiles', que mencionaban incluso la prohibición de su matriculación y venta a partir de 2040. Meses después, el tono ha cambiado.
La industria automovilística ha bajado las armas. Ahora confía en el Gobierno, en general, y en el ministerio de Industria, en concreto. En los últimos meses, la ministra Reyes Maroto ha intentado que así sea: insiste en que su objetivo es seguir haciendo atractivas las plantas automovilísticas españolas, en un momento en el que el eléctrico gana cuota, y ha puesto parte de sus esfuerzos en contactar con empresas extranjeras para conseguirlo.
A la vez, los mensajes que ha transmitido al sector han sido de calma. Y han calado. "La ministra ha defendido que el vehículo de combustión va a convivir con el eléctrico muchos años", recuerda Mario Armero, vicepresidente ejecutivo de Anfac, la asociación española de fabricantes de vehículos y camiones.
Por eso, que este martes la comisaria europea de Industria y Mercado Interior, Elzbieta Bienkowska, haya asegurado que una prohibición completa de la matriculación de vehículos nuevos con motores de gasolina y diésel por parte de los Estados miembros "no es compatible" con la legislación comunitaria, no ha causado sorpresa en el sector. "Estamos teniendo múltiples reuniones con el Gobierno, y sabemos que tienen la intención de estar absolutamente alineados con la Unión Europea", insiste Armero.
Una opinión parecida tiene el presidente de Ganvam, Raúl Palacios, que reconoce no obstante que todo mensaje que ayude a despejar las incertidumbres creadas en la opinión pública respecto a los motores diésel "es positivo y desde luego, al igual que las declaraciones que hizo recientemente Reyes Maroto, en las que animaba a comprar coche de cualquier tecnología a la vista del impacto en el mercado que han tenido los dardos lanzados contra el diésel, deben hacer reflexionar sobre las políticas que se diseñan".
Cero emisiones en 2050
Lo que sí parece claro es que el objetivo del Gobierno es alcanzar las cero emisiones en 2050. Cómo conseguirlo es otro cantar. "Una estrategia basada en la prohibición retrae las compras, porque nadie apostará por cambiar el coche si en pocos años no podrá circular con él y nadie apostará por modelos alternativos de un día para otro si no se dan mayores facilidades de compra, dado su todavía alto precio de adquisición; ni se garantizan las infraestructuras necesarias", dice Palacios.
Desde Anfac, por su parte, insisten en que las palabras de la comisaria reflejan una "estrategia armonizada" entre todos los países. Por eso, las sensaciones ahora son positivas. "Esto nos reafirma en seguir trabajando en un objetivo de descarbonización a largo plazo, ordenado", reseña Armero.
Atrás quedan, de momento, los tiempos de enfrentamiento. Hasta que no se forme Gobierno no se verá por dónde irán los próximos compases.