La toma de control de Boeing en la brasileña Embraer podría enfrentarse a una profunda investigación antimonopolio por parte de las autoridades de competencia europeas. La operación, gracias a la que el fabricante aeronáutico estadounidense reforzó suposición en el mercado de aviones de pasillo único especializados en trayectos regionales, podría llegar a sufrir un proceso de hasta cinco meses.
Boeing y Embraer anunciaron en el verano de 2018 su intención de crear una nueva empresa dedicada al segmento de aviones pequeños, valorada en 4.626 millones de euros. Ambos fabricantes de aviones crearon una 'joint venture' que combina sus negocios, en la que el constructor estadounidense tendrá una participación del 80% y la firma aeronáutica brasileña el 20% restante.
Los accionistas de la brasileña aprobaron el pasado mes de febrero la operación. Del mismo modo, los accionistas también han aprobado la creación de otra empresa conjunta para la promoción y el desarrollo de nuevos mercados para el KC-390, el avión de transporte multimisión de tamaño medio. Según los términos de esta nueva propuesta, Embraer tendría una participación del 51% de la empresa conjunta y Boeing el 49% restante.
Con esta alianza, el constructor estadounidense se posicionará en el mercado de los aviones de menor tamaño que, hasta ahora, contaba con menor desarrollo entre los grandes fabricantes aeronáuticos. De esta forma, ofertará aviones de entre 70 y más de 450 asientos, además de cargueros. Este segmento del mercado de aeronaves de 100-150 asientos se espera represente más de 6.000 nuevos aviones en los próximos 20 años, según los últimos estudios realizados por parte de la industria aeronáutica.
Se esperaba que la operación recibiera la luz verde definitiva por parte de todos los estamentos involucrados a finales de 2019, entre 12 y 18 meses después de la firma de los acuerdos definitivos. Unos plazos que, de cumplirse las intenciones de las autoridades de competencia europeas podría llegar a alargarse.