La cada vez mayor acumulación de población en las ciudades va a tener multitud de efectos colaterales. Uno de los más profundos va a ser el aumento del tráfico aéreo que va a traer de la mano una creciente demanda por parte del sector aéreo de nuevos aviones.
En concreto, durante los próximos 20 años, la industria aeronáutica espera que la actual flota de 23.000 aviones comerciales pase a 48.000. En 2038, sólo 8.400 de los aviones actuales seguirán en servicio. Más de 14.000 aviones necesitarán ser remplazados. Pero esto no es todo: las aerolíneas de todo el mundo van a demandar 25.000 aviones nuevos en este periodo hasta dejar la flota mundial cerca de los 50.000 aviones.
Este tremendo apetito aeronáutico tendrá un comensal que destacará por encima del resto: el mercado asiático. El 42% de los futuros pedidos de aviones, 16.500 unidades, tendrá su origen en alguna compañía asiática. Europa copará el 19% de la futura demanda, 7.500 aeronaves. Un peso similar al de Norte América que representará el 17% con 6.300 aparatos.
A una distancia considerable se sitúan Oriente Próximo, con 3.200 unidades, y Sudamérica, con el 7% de los futuros pedidos. El eje de Rusia y sus países vecinos y África crecerán aunque a un menor ritmo acumulando el 4% y el 3% respectivamente de la futura demanda de las dos próximas décadas.
Un mercado de más de cinco billones de euros por cuya porción mayoritaria pelearán a cara de perro Airbus y Boeing, que en este periodo podrían perder parte de su actual posición dominante. La industria espera que, esta vez sí, tanto desde China como desde Rusia las iniciativas aeronáuticas de ambos gigantes consigan hacerse con una parte de este pastel.
Aviones pequeños cada vez con más capacidades
Las proyecciones que maneja Airbus señalan que, durante los próximos 20 años, los aviones más demandados serán los de menor tamaño. En concreto, las aerolíneas van a necesitar más de 29.000 aviones con capacidad para transportar entre hasta 250 pasajeros y con autonomía para recorrer entre 3.000 y 6.000 kilómetros.
El siguiente segmento con mayor necesidad es el de los aviones de entre 250 y 350 pasajeros con capacidad para recorrer distancias transoceánicas y transcontinentales del entorno a los 10.000 kilómetros. Las previsiones indican que las compañías aéreas van a necesitar más de 5.000 aeronaves de esta categoría.
Por último, el segmento de la larga capacidad y el largo radio, aviones capaces de transportar más de 350 pasajeros con autonomía para distancias de más de 10.000 kilómetros, representará el 10% de la demanda futura. Unos 4.000 aviones de esas características.
Esta tendencia refuerza la idea de que el futuro mercado aeronáutico va a acentuar las características que arrancaron en la actual década. Después de un periodo en el que todo apuntaba a que el negocio aéreo se centraría en conectar grandes hubs intercontinentales desde los que se distribuirían los tráficos regionales, hoy día se están imponiendo las rutas directas entre destinos secundarios.
La evolución de las capacidades de las actuales aeronaves ha hecho que las aerolíneas puedan plantearse abrir rutas sin escalas entre ciudades secundarias. Los nuevos aviones permiten a las compañías aéreas generar estas rutas ya que los consumos y los costes operativos permiten que con volúmenes de pasajeros bajos pero regulares las cuentas les salgan a las aerolíneas.
En cambio, el modelo hub cada vez genera más rechazo entre compañías y clientes debido a que es menos eficiente. Se generan escalas y sobrecostes al tener que realizarse más de un vuelo lo que provoca mayores costes de combustibles y de equipos frente a las rutas directas. La gran demanda de aviones pequeños indica que esta tendencia va a agudizarse en los próximos 20 años.
Nuevos negocios, nuevos perfiles
Pero no todo se centra en la venta de aviones. El negocio aeronáutico cada vez está ampliando más su cartera de servicios asociados, tanto a la operativa de las compañías como a las necesidades que los usuarios tienen a lo largo de su viaje. Esto hace que cada vez aparezcan nuevas oportunidades de negocio con gran potencial.
En lo que respecta a la operación tradicional de las compañías los negocios de mantenimiento, formación de técnicos, soluciones electrónicas, actualizaciones del sistema y gestión de materiales cada vez están pasando más al lado de los fabricantes frente a modelos anteriores en los que eran las grande aerolíneas los que realizaban estas actividades. Se espera que este negocio suponga 2,4 billones a lo largo de los próximos 20 años.
La experiencia de los pasajeros durante el vuelo va a suponer otra gran oportunidad, podría llegar a los 1,1 billones de euros en las dos próximas décadas, para conseguir ingresos gracias a los servicios destinados a aumentar las capacidades de los pasajeros durante el vuelo. Un abanico que va desde el entretenimiento en vuelo a la mejora de la conectividad.
Del mismo modo, cada vez se están sofisticando más los servicios asociados a las necesidades de la tripulación y los pilotos así como las soluciones electrónicas de los propios aviones. Un mercado que desde la industria señalan que puede alcanzar los 1,4 billones en el mismo periodo.
Tanto la ampliación de la flota de aviones como la de los servicios se traducirá también en una necesidad mayor de profesionales de distintos perfiles. El principal de ellos será el de los pilotos. Las predicciones indican que en estas dos décadas el mundo va a necesitar 550.000 nuevos pilotos.
Del mismo modo, en lo que tiene que ver con los empleados dedicados a crear y mantener tanto los servicios tradicionales como los nuevos, la demanda también se va a disparar. El sector aeronáutico va a demandar 640.000 nuevos técnicos de distintas categorías.
Y es que, en el componente humano se encuentra el gran reto de este ingente pastel comercial. La principal palanca que permitirá que estas proyecciones se cumplan será la capacidad que tengan los centros de formación de crear estos nuevos empleados y estas nuevas profesiones.
Un elemento clave donde el sector tendrá que poner especial atención si quiere que el negocio de la aviación comercial mantenga los estándares actuales de seguridad y consiga llevar los niveles de eficiencia a los límites que permitirán cumplir estas proyecciones.
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