"Hay dos tipos de personas, a las que les gusta la tortilla de patata poco cuajada y las que no tienen ni puta idea de la vida". Con esa frase Pez Tortilla presenta en su página web a un tortillero cualquiera, que podría ser uno de sus clientes. De hecho, en sus locales no se encuentra la tortilla de otra forma, lo que creen que ha sido una de las claves de su éxito.
En Pez Tortilla no complican las cosas mucho más. A la tortilla poco cuajada le añadieron las croquetas caseras, y, según el local, en algunos se puede encontrar ensaladilla murciana o albóndigas fritas con patatas. La carta la completaron con una amplia variedad de cervezas artesanas y el resultado está siendo el esperado: con dos locales en Madrid, en 2018 facturaron 1,13 millones de euros, un 77% más que el año anterior, según consta en los datos del Registro Mercantil facilitados por Insight View. El pasado ejercicio, obtuvieron un beneficio de algo más de 137.300 euros.
Este verano, abrieron su tercer local en la capital, aunque esperaban estar ya por el quinto. El plan inicial era abrir uno al año. Y eso que ninguno de los socios tenía experiencia en hostelería. "Somos cuatro amigos de toda la vida, a los que les gustaban las tortillas y la croquetas, y no encontrábamos lo que queríamos. Abrimos un bar como hobby, todos teníamos nuestros curros", reconoce Sergio Argote, uno de los fundadores.
¿Cómo se da el paso para abrir un bar sin tener idea del negocio? "Hicimos un macro casting para los cocineros. Alquilamos una sala y vimos a 50. Nos hicieron la tortilla y, a los cinco que más nos gustaron, los entrevistamos y contratamos a un jefe de cocina", cuenta Argote.
Una vez hecho esto, los cuatro socios continuaron compaginando sus trabajos (consultoría y abogacía) con los bares. Argote, de hecho, es el único que ha dejado de trabajar en la empresa familiar para dedicarse de lleno al negocio. "Solamente gestionar proveedores y personal ya se hacía muy complicado", asume, dando por hecho que alguno más tendrá que saltar ahora que han levantado la persiana del tercer local.
Abrir más... donde sea
Lo cierto es que el negocio les funcionó desde el principio en el centro de Madrid (están ubicados en Malasaña -en la calle Pez, que dio nombre a la cadena-, en La Latina y muy cerca de Sol), pero creen que tiene cabida casi en cualquier parte. "Tiene que ser una zona de mucho paso, porque nosotros funcionamos con rotación, y que los locales de al lado estén llenos", cuenta el socio.
Por eso, los dueños de Pez Tortilla ya han echado el ojo a ciudades como Salamanca, Barcelona o Sevilla. "Desde que abrimos el último bar, ya hemos visitado más de 40 locales", dice Argote, que reseña que la falta de establecimientos con licencia les está suponiendo un problema.
"En Madrid hay muchas zonas que nos siguen interesando, pero también hay otras ciudades donde no nos conocen", apunta Argote. Ahí es donde quieren empezar a estar.