Cuando dentro de unos años el sector de la movilidad eche la mirada atrás, 2019 aparecerá como uno de los años clave en la evolución de este negocio. Las movilizaciones del sector del taxi, los cambios reglamentarios, la consolidación de servicios de transporte alternativos... En este año se han sentado muchas de las bases de la movilidad del futuro en España.
Desde su posición de director de Uber en España Juan Galiardo ha estado en el epicentro de un ciclón que ha removido los cimientos del negocio de transportar a usuarios entre distintos puntos de la ciudad. Hoy, con las aguas más calmadas, su empresa mira al horizonte centrada en el lanzamiento de nuevos servicios.
Uber continúa extendiendo sus fronteras que ya abarcan los coches con conductor, el reparto de comida a domicilio o la micromovilidad a través de su plataforma Jump. Galiardo repasa para EL ESPAÑOL las claves de los frenéticos años que ha vivido al frente de Uber y los planes de la compañía de cara al futuro.
El pasado septiembre cumplió dos años al frente de Uber en España, no ha tenido tiempo para aburrirse...
Han sido dos años muy intensos. En los personal el aprendizaje es tremendo. Me uní a la empresa hace cinco años y he tenido la oportunidad de ver la evolución desde una pequeña oficina en la que arrancábamos un solo negocio en España hasta ahora que ya somos 100 personas que tenemos entre manos tres negocios y cubrimos cuatro países.
En este periodo, el conflicto del taxi ocupará un lugar importante
Las huelgas de taxi fueron muy duras pero ha sido algo que nos ha hecho más fuertes a nosotros y al usuario. El usuario ahora es más exigente y el debate de la movilidad se ha puesto, de verdad, sobre la mesa. Está claro que hay un problema: que el sector del taxi tiene una regulación muy restrictiva. No hay más que ver que data de 1987 lo que da una idea de lo desactualizada que está. Quiero pensar que lo peor de este conflicto ya ha pasado.
¿Cuáles son los siguientes capítulos?
Los consumidores están mandando una señal muy potente: no piden que se prohíban Uber o las VTC. La gente quiere regulación, que el sector esté ordenado, pero la solución nunca va a ser la prohibición porque perderían las VTC y, del mismo modo, el taxi también perdería incentivos para ponerse las pilas. Estoy ilusionado con la evolución que vamos a ver en los próximos meses.
En estos años hemos visto la eclosión de multitud de nuevos servicios de movilidad, ¿vamos a seguir viendo nuevas opciones?
Estamos en una fase de crecimiento acelerado en la que están involucradas no solo las empresas tecnológicas nativas como Uber sino el conjunto del sector. Esto va de movilidad como servicio, de integrar en un mismo lugar el mayor número de alternativas de movilidad para el usuario y de cómo combinarlas. Ahí está el gran reto. Ser capaces de ofrecerle el mejor trayecto en función de sus necesidades y sus preferencias, pero también de los trayectos que ha hecho en el pasado, de si llueve o si no llueve...
Además de nuevos servicios, cada vez vemos más plataformas de movilidad que intentan incluir toda esta oferta, ¿Alguna será capaz de ofrecer todo lo que necesita el usuario?
No va a haber una sola plataforma que se lleve todo el gato al agua. Coexistirán varias. Cada una pondrá el foco en su oferta. Desde ese servicio primario crecerá apoyándose en el resto del ecosistema. La clave radica en la interoperatividad entre plataformas. Todos los involucrados nos tenemos que dar cuenta de que vamos a ganar más individualmente si nos integramos los unos con los otros. Si conseguimos que las distintas ofertas de servicio dialoguen será mucho más fácil que el segmento crezca y que, además, lo haga más rápido.
Uber en España comenzó en ciudades grandes pero cada vez está presente en municipios más pequeños, ¿hay mucha diferencia entre un tipo de ciudad y otra?
Los retos de movilidad de una ciudad pequeña y de una ciudad grande son radicalmente distintos. Por poner un ejemplo, en una ciudad como Madrid uno de los grandes problemas a solucionar es la movilidad dentro de la M40. Aquí es donde servicios como Uber, los patinetes y las bicis tienen mucho sentido. En cambio, en ciudades como A Coruña el gran reto no está en el centro de la ciudad sino en la conexión entre las zonas periféricas y el centro que es donde al transporte público le cuesta llegar más.
¿Cuál es su relación con el transporte público?
Nosotros queremos ser un aliado para el transporte público. Nos encantaría no sólo dar servicio en las grandes ciudades sino poder extendernos a ciudades cada vez más pequeñas. En Estados Unidos vemos muchos casos de éxito en ciudades de 20.000 y 30.000 habitantes. En este punto es clave la regulación. Con reglamentos menos restrictivos, que permitiese tener más licencias, podríamos abrir la puerta a mejoras en el servicio como ha pasado en Andalucía en ciudades como Córdoba y Granada.