1.900 kilómetros separan la City de Londres del Pazo de Vilane en Antas de Ulla (Lugo). Una distancia que Nuria Varela-Portas decidió recorrer cuando se dio cuenta de que la ciudad no la “atraía demasiado”. Esa decisión “que no se toma en un día y que no tiene vuelta atrás” se ha convertido en una opción “vital”.
Varela-Portas es la cofundadora de Pazo de Vilane, una empresa familiar que revitalizó en los 90 un pazo gallego hasta convertirlo en un imperio de los huevos camperos. Ocupa la gerencia de la empresa desde su fundación y ha logrado que los huevos que producen sus gallinas en libertad facturen 6,5 millones de euros.
La cofundadora reconoce en una entrevista con EL ESPAÑOL que “la semilla del emprendimiento siempre ha estado”. El padre de la familia fue empresario “desde los años 60 y puso en marcha algunas relacionadas con el territorio rural. Como por ejemplo, una fábrica de piensos cuando todavía no existían en el territorio gallego”. Pero el Pazo de Vilane va más allá de la actividad puramente ganadera.
El Pazo está en una zona “con poco empleo y poca actividad económica, es una apuesta por este medio”, explica Nuria Varela-Portas. Por eso, en lugar de “crecer construyendo nosotros granjas, lo que hacemos es invitar a gente de la zona a producir en las mismas condiciones los huevos, que luego son comercializados bajo nuestra marca”.
En Vilane tienen las puertas abiertas para que otros ganaderos de la zona se sumen al proyecto. La gerente señala que son ellos quienes reciben las solicitudes: “Nosotros somos una empresa conocida en la zona, somos pioneros y pusimos gallinas en el campo en los años 90, cuando nadie lo hacía”. A partir de ahí, “el granjero tiene una oportunidad de negocio bajo nuestras directrices técnicas, veterinarias, le enseñamos la cría en libertad”.
No solo su forma de cría les diferencia, también lo hace su envase. Una caja de cartón 100% reciclable con su logo en color verde. Están a la venta en la mayoría de distribuidores españoles, aunque reconocen que su “mayor cliente es El Corte Inglés”.
¿Internacionalización? “No está en nuestro horizonte, tenemos el mejor huevo del mercado, tenemos muchísima demanda y producir como lo hacemos nosotros, donde las gallinas salen al campo, es muy laborioso y no te permite crecer muy rápido. No queremos ser muy grandes si no mantener la esencia. El mercado exterior es un mercado más de precio más que de calidad”, responde Varela-Portas.
Transformación del consumidor
El consumidor está cambiando y cada vez mira más las etiquetas, una transformación que “está ayudando” a esta empresa familiar. Sin embargo, la cofundadora explica que “los números” no les “obsesionan mucho”. “Este años vamos creciendo a un 10% y esperamos mantener esta línea, poco a poco y con cuidado”, apunta”.
"Nosotros no somos un productor ecológico, si bien producimos con estándares muy cercanos y somos productores de gallinas en libertad. Esta tendencia del mercado es buena para nosotros siempre y cuando los grandes productores no entren a competir sólo en precio. Nosotros defendemos un modelo de granjas pequeñas y pastoreo todo el año y hay que entender que hay muchos huevos camperos en el mercado y que no son todos producido bajo estos criterios”, describe.
“Vivir en el medio rural es un estilo de vida”, un estilo de vida que ha permitido a la familia Varela-Portas revitalizar un Pazo y convertirlo en una Meca de los huevos camperos.