Moody’s ha publicado este martes sus previsiones para el sector de las telecomunicaciones en Europa dibujando un negativo panorama para los próximos 18 meses por culpa del estancamiento de los ingresos, la creciente competencia y la desaceleración económica.
Un varapalo para el sector que estas semanas está publicando sus resultados del tercer trimestre. De momento y en el caso de España, solo Orange ha presentado sus cuentas reflejando una caída del 1,2% acumulada en su facturación y del 2,5% trimestral en España.
En su duro informe, Moody’s advierte de un contexto marcado por la ausencia de catalizadores de crecimiento durante 2020, la presión continua sobre los precios por la intensa competencia, las limitaciones para la consolidación de la regulación y el crecimiento del PIB más lento de lo esperado en Europa.
"Es improbable que los ingresos crezcan en 2020 ya que los catalizadores anticipados, es decir, una regulación más benigna y la contribución de 5G, estarán ausentes", ha indicado Carlos Winzer, vicepresidente senior de Moody's.
Límites a las fusiones
Según Moody's la naturaleza altamente fragmentada de la industria de las telecomunicaciones crea una competencia "excesiva" que mantiene los precios bajos a pesar de la creciente demanda de datos. "En 2018, dijimos que las perspectivas eran estables pero frágiles, y el rendimiento de 2019 ha sido más débil de lo que esperábamos. De esta manera, cambiamos la perspectiva a "negativa", pese a que se había mantenido en "estable" desde octubre de 2015.
Uno de los grandes elementos negativos para el sector, según Moody's, es la regulación que limita la consolidación e impulsa la necesidad de grandes inversiones. "La reciente reelección de la comisaria europea de Competencia, Margrethe Vestager, para un nuevo mandato de cinco años sugiere que las reglas de fusiones y adquisiciones se mantendrán sin cambios, lo que limitará las oportunidades de consolidación".
Al mismo tiempo advierten de que la industria también enfrenta posibles restricciones relacionadas con los acuerdos de intercambio de redes. "Los objetivos regulatorios para la calidad de la red generan la necesidad de una inversión de capital sustancial para mejorar la densidad de fibra y ofrecer capacidad de ancho de banda", han indicado.
De esta manera, advierten que las empresas tendrán una flexibilidad financiera limitada en 2020 para enfrentar el nuevo ciclo de inversión. "El flujo de efectivo libre limitado para reducir la deuda y el alto apalancamiento entre las 10 empresas de telecomunicaciones más grandes por ingresos sugieren una flexibilidad limitada para enfrentar un posible cambio en el ciclo". Y recuerdan los elevados niveles de deuda de compañías como Telefónica, Vodafone, Telecom Italia y Deutsche Telekom.
Riesgo de Huawei
Esto ha generado una caída en el precio de la cotización de las 'telecos' generando un caldo de cultivo para que los inversores activistas ingresen al sector y busquen cambiar las políticas y estrategias financieras. "Esto crea una presión adicional sobre las juntas de accionistas para inclinarse hacia la remuneración de los accionistas y lejos de la protección de los acreedores para aumentar los precios de las acciones. Percibimos esto como un mayor riesgo financiero", han advertido.
Finalmente, han recordado el riesgo de la crisis de Huawei. El proveedor chino de equipos de telecomunicaciones es el foco en el sector de telecomunicaciones de la disputa comercial entre Estados Unidos y China.
Si bien la mayoría de los países europeos no han impuesto medidas que hayan afectado la dependencia de los operadores de Huawei, la Comisión Europea y los estados miembros han aumentado el escrutinio del uso de proveedores de tecnología móvil de quinta generación (5G) no pertenecientes a la UE debido a posibles preocupaciones sobre la seguridad de los datos. "La mayor incertidumbre sobre Huawei podría tener algunos efectos indirectos en las decisiones comerciales de los operadores de telecomunicaciones", han concluido.