La ‘rebelde’ del sector eléctrico ya tiene luz verde para su estreno en el Mercado Alternativo Bursátil (MAB). Holaluz está lista para debutar antes de que acabe el año, pero antes tendrá que encontrar inversores para las acciones que pretende colocar a través de una ampliación de capital. Como es habitual en este tipo de operaciones, la compañía detalla en su folleto los riesgos a los que se exponen los que decidan formar parte de su puesta de largo en el mercado.

Más allá de las advertencias habituales que se señalan en este tipo de operaciones, como son la volatilidad del mercado, la posibilidad de tener que enfrentar costes no estimados o el riesgo de fuga de cerebros en la plantilla, especialmente en el equipo directivo, Holaluz señala otras más específicas de la situación en la que llega a las puertas del MAB. En este sentido, el sistema fiscal se vuelve claramente protagonista al tratarse de un sector tan estrictamente regulado, pero en el que a la vez y actualmente hay muchos flecos abiertos.

Uno de los más significativos es la posibilidad de que en el devenir político de España regrese el conocido como ‘impuesto al sol’. El gravamen al autoconsumo energético que el socialista Pedro Sánchez decidió liquidar al poco de acceder a La Moncloa podría no estar desterrado para siempre. El folleto de Holaluz señala específicamente que “el autoconsumo está expuesto a incertidumbres legales” y buena parte del crecimiento reciente y las previsiones de la compañía para los próximos años se basan en este punto. Tanto que barajan mantener su ritmo actual de cinco instalaciones al día hasta el año 2021.

El documento que vertebra el próximo debut de Holaluz reconoce que el impulso al autoconsumo por el que apuestan fuerte “precisa de desarrollos adicionales, algunos principalmente de pendientes de la CNMC, [que] aún no han sido aprobados”. Además de señalar que “la obtención de las licencias de obra para estas instalaciones y las subvenciones a las mismas están sujetas a normativa local, que puede variar de un municipio a otro”.

"La inversión en estas acciones es considerada como de menor liquidez que en otras compañías de mayor tamaño y cotizadas en mercados regulados"

La arbitrariedad de los ayuntamientos en sus políticas locales es el eje de otro de los riesgos que Holaluz señala en su folleto preparativo de su salto al MAB. En este caso tiene que ver con el Impuesto de Actividades Económicas (IAE). Esto se debe a que, tal y como recoge el documento, la existencia de “distintas interpretaciones” sobre este gravamen “pueden generar una contingencia fiscal” para la debutante.

En este sentido explica que la Dirección General de Tributos señaló en una consulta vinculante que “la actividad de comercialización de luz y gas realizada reúne las características propias de la actividad de comercio al por menor”, con lo que podría tener que afrontar el IAE en cada uno de los municipios en los que actúa con la consideración de “cuota mínima municipal”. De momento, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha rechazado esta tesis y una norma al respecto está pendiente de aprobación por el Gobierno, pero todas las posibilidades están abiertas.

Los riesgos para la evolución de Holaluz también recalan en una de las características más significativas del cliente de las eléctricas: su infidelidad. La CNMC estima que 12.000 usuarios cambian de compañía cada día. Un flujo de ‘descontentos’ que por ahora está beneficiando a la futura cotizada del MAB, pero que podría volvérsele en contra según evolucione el sector.

LA BARRERA DE LOS OCHO AÑOS

El folleto los llama “riesgos relacionados con la excesiva rotación de clientes”. En este punto, señala que los costes incrementales procedentes de la captación de nuevos clientes se amortizan en un periodo de ocho años. Aunque, asegura la compañía, este es un “periodo inferior al tiempo de permanencia estimado por la sociedad para sus clientes”, lo cierto es que “existe el riesgo de que, si el tiempo de permanencia efectivo de los clientes descendiera en el futuro […], tendría impacto en la cuenta de pérdidas y ganancias y el patrimonio neto de la sociedad”.

Precisamente este gusto de los españoles por no casarse para toda la vida con su compañía de luz subyace detrás de otro de los focos de incertidumbre que podrían activarse más adelante. Se trata del que denomina “riesgo de reclamaciones de clientes”. Es así que el documento aprobado por los supervisores del MAB apunta que Holaluz “está expuesta a reclamaciones sustanciales de responsabilidad por incumplimientos contractuales […] por error u omisión de la propia sociedad o de sus profesionales”.

Muy conectado con el punto anterior está el párrafo que señala que la comercializadora eléctrica “está, y podrá continuar estando en el futuro, expuesta a un riesgo de pérdida en los procedimientos judiciales o administrativos en los que está incursa”. Más específicamente señala hacia “reclamaciones judiciales o extrajudiciales derivadas de la actividad que desarrolla”.

La aspirante a cotizada en unas semanas advierte de que el autoconsumo energético, uno de sus ejes de expansión, "está expuesto a incertidumbres legales"

Aunque explica que “dichas reclamaciones suelen ser de importes reducidos”, avisa de que “en caso de que se produjera un número elevado de resoluciones negativas para la sociedad […], esto podría afectar negativamente al negocio, los resultados, la situación financiera, patrimonial y valoración de la sociedad”. Esto último es, dicho de otro modo, el valor que sus acciones puedan marcar en el MAB.

PASO POR CAJA DEL EQUIPO DIRECTIVO

De momento, Holaluz tiene por delante el reto de encontrar dueño para acciones propias por unos 40 millones de euros, si bien el importe final y el número de títulos dependerá del apetito que encuentre en el mercado en las próximas semanas con el pertinente ‘roadshow’. El objetivo de la compañía es proceder a una ampliación de capital para la emisión de acciones por hasta 30 millones de euros y, a la par, vender títulos por hasta 10 millones de euros procedentes de las participaciones que hasta ahora acumulan sus accionistas de referencia: el equipo fundador capitaneado por su presidenta ejecutiva Carlota Pi y los fondos Axon y Geroa, el vehículo sectorial de previsión social de Guipúzcoa.

Está previsto que Holaluz se estrene con el código HLZ en las próximas semanas en el MAB. Para su puesta de largo cuenta con Impulsa Capital como asesor registrado, mientras que GVC Gaesco ha sido contratado como proveedor de liquidez para sus títulos.

Una tarea clave la de la firma de inversión catalana para el desempeño de su paisana en el Alternativo. Y es que, como también recoge el folleto de su futuro estreno, “las acciones de la sociedad no han sido anteriormente objeto de negociación en ningún mercado oficial” y conviene recordar que “la inversión en estas acciones es considerada como de menor liquidez que en otras compañías de mayor tamaño y/o cotizadas en mercados regulados”.

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