“Intervenir el mercado del alquiler para impedir subidas abusivas mediante el control de precios”, dice el programa electoral de Podemos. Una frase que hace temblar los cimientos del mercado y que ha puesto nerviosos a promotores, socimis y propietarios de viviendas.
¿Llegará a materializarse? Es la pregunta que todos se hacen y para la que no hay respuesta. No parece que Podemos vaya a tener competencias en esta materia, pero su vicepresidencia ‘social’ sí podría tener influencia en un futuro Ejecutivo para adoptar medidas en esa línea. Sobre todo si se tiene en cuenta que en el famoso ‘Pacto del Comedor’, firmado entre socialistas y morados, se dice que se apuesta por la “vivienda como derecho y no como mera mercancía”.
Por el momento, el Partido Socialista es partidario de crear un índice de precios de referencia que sirva para hacerse una idea de cómo están las cosas. A partir de ahí se podrían aplicar determinadas bonificaciones fiscales para favorecer que los propietarios alquilen por debajo.
Caerá el mantenimiento
Sin embargo, esa política para Podemos parece no ser suficiente. Quiere más, como refleja su programa al señalar que “se habilitará a los Ayuntamientos con el fin de que puedan regular los precios en barrios y zonas con precios especialmente tensionados, con el objetivo de que ninguna familia pague más del 30% de su renta en concepto de alquiler”.
Se trata de un control de precios que puede tener efectos muy indeseados para el mercado, tal y como destaca un informe de Fedea titulado Vivienda y política pública: objetivos e instrumentos. En él se detalla cómo esa política por controlar los precios puede provocar el efecto contrario al deseado.
Así, por ejemplo, el documento destaca que el primer efecto que se observa es la “reducción en el mantenimiento”. Se trata de un “resultado natural” fruto de la imposibilidad de obtener una mayor ganancia a través de la fórmula del alquiler; y mucho menos si los contratos son indefinidos y su extinción es cada vez más compleja. Una de las propuestas, por cierto, que también llevan los de Iglesias en su programa electoral.
El documento elaborado por Fedea refleja también cómo un control de precios puede provocar una caída de la inversión en viviendas para alquilar. Es decir, los promotores o las socimis fijarán sus planes en casas para vender y no para poner a disposición de quienes no quieren tener una vivienda en propiedad. ¿Consecuencia? A la larga “dará lugar a precios incrementados y reducciones adicionales en la cantidad de vivienda en alquiler”. En especial porque puede que muchos ciudadanos decidan retirar sus casas del mercado para evitar males mayores a futuro.
Listas de espera
Un tercer efecto está en la “asignación inadecuada entre las personas a alojar y los propios alojamientos”. Si se generan contratos a largo plazo con una renta baja, provocará que los inquilinos no quieran moverse de su casa. Eso hará que “las viviendas no serán ocupadas por aquellos individuos que las valoran más”. ¿Un ejemplo claro? Una pareja jubilada o personas que viven solas y ocupan pisos sobredimensionados mientras familias con hijos tienen dificultades habitacionales.
Cuando se crea un mercado con precios limitados y en el que la oferta cada vez es menos se generan dificultades de acceso. Eso también provoca que el inquilino no quiera abandonarla porque sabe que la vuelta al mercado será compleja para él. Esto, a su vez, genera problemas relacionados con la “movilidad de la fuerza de trabajo” y abre la puerta a que existan “pagos laterales”. Es decir, que haya un precio oficial y otro pactado por detrás entre arrendador y arrendatario.
Desde Fedea apuntan también a los problemas que puede originar un exceso de demanda y una escasez de pisos en forma de listas de espera. Si eso sucede, se pueden producir discriminaciones por razones de edad, raza, religión o sexo; pero también puede surgir el “dinero de la llave”, un clásico soborno para avanzar más rápido en los listados.
Las críticas al modelo que promueve Podemos vienen también desde el punto de vista de la redistribución de la riqueza, uno de los grandes mantras de la formación. Según reza el texto “el tratamiento igual de los iguales brilla por su ausencia bajo el control de alquileres”. Toda una enmienda a la totalidad. Ahora, a ver qué pasa.