Pocas industrias han sufrido a lo largo de su historia una transformación tan profunda como la que está viviendo el automóvil. La transición a la motorización eléctrica ha modificado sustancialmente uno de los pilares básicos de uno de los negocios que más impacto tiene en el día a día de los ciudadanos. En las próximas décadas los actuales modelos propulsados por combustibles fósiles deberán dejar paso a una nueva generación que tendrá la sostenibilidad por bandera.
Pero los cambios no terminan ahí. Las necesidades de los usuarios están evolucionando a un ritmo mayor que la tecnología que mueve los coches. El concepto tradicional de vehículo en propiedad va perdiendo su hegemonía. Cada vez más personas optan por no tener un coche propio y apuestan por nuevas soluciones y servicios de movilidad.
Alexandre Guignard, director de la unidad de negocio de vehículos de bajas emisiones de PSA, está siendo un espectador privilegiado de estas revoluciones. Desde su posición en uno de los grupos automovilísticos más importantes del mundo, Guignard también es uno de los encargados de tomar las decisiones que tendrán un efecto más profundo para la industria del automóvil. Coincidiendo con la presentación de la estrategia de movilidad del grupo PSA, el directivo repasó para EL ESPAÑOL las claves de este momento de transición.
La industria del automóvil ha tenido durante décadas muy claro cuál era su modelo. Ahora esto ha cambiado, ¿saben ya como será en 10 años?
La industria automovilística se está moviendo hacia la movilidad sostenible. Ahora mismo sabemos que en 10 años será muy diferente a la actual, pero no lo sabemos con exactitud total. Esto hace que tengamos que ser muy flexibles. Debemos maximizar nuestra capacidad de adaptación. Tenemos que ser capaces de reaccionar de la forma más rápida posible a los cambios del mercado.
¿Cuáles son los principales retos de esta nueva era?
Tenemos nuevos retos tecnológicos. Las baterías son, seguramente, el más grande, pero no el único. Debemos añadir nuevas tecnologías a nuestros vehículos y para eso necesitamos nuevas capacidades ingenieriles, nuevos proveedores... Ahora mismo China y Corea cuentan con una posición muy destacada en el segmento de las baterías. Debemos movernos muy rápido para conseguir contar con una posición así en Europa.
Se habla mucho de los cambios que debe hacer el sector, pero para llegar a una movilidad eléctrica tienen que cambiar muchas cosas además de los motores de los coches. ¿Van en la dirección adecuada el resto de involucrados?
El reto no es solo cambiar motores por baterías. Es clave que los usuarios sean capaces de cargar los coches. Con el modelo actual, los usuarios no tienen duda alguna de que van a ser capaces de encontrar gasolina para sus vehículos. Con el modelo de baterías aún estamos lejos de eso. Hay que contar con muchos cambios en la posibilidad de carga en los domicilios de los clientes pero, también, en una red de cargadores que permita los desplazamientos de largas distancias.
¿Están las infraestructuras listas para acoger al coche eléctrico?
Es clave que las infraestructuras de carga públicas evolucionen a la misma velocidad que los coches eléctricos. Las predicciones indican que en 2025 el parque de coches eléctricos europeos se va a disparar. Necesitamos tener, al menos, un cargador por cada 10 coches eléctricos. La industria del automóvil ha pisado el acelerador en los últimos años para cambiar su modelo hacia una motorización eléctrica. Necesitamos esa misma velocidad para las infraestructuras que la sustenten.
¿Qué rol va a jugar la parte pública en este cambio de modelo?
Desde la industria tenemos el compromiso de ofrecer nuevos modelos de coches con las tecnologías más avanzadas, tanto en lo que tiene que ver con el consumo como en la carga. Baterías más eficientes, precios cada vez más competitivos para nuestros productos. Estamos listos para esto. Desde el lado de los gobiernos y las autoridades públicas, además de marcar las reglas de este nuevo mercado, tienen que hacer un esfuerzo para incentivarlo más, para que las infraestructuras públicas estén listas para esta nueva era de la movilidad. No servirá de nada que la industria del automóvil haga su transición a la motorización eléctrica si las infraestructuras no están listas.
¿Va a mantener el coche su actual papel en la nueva movilidad urbana?
El coche tendrá un rol clarísimo: ofrecer libertad total de movimientos a los usuarios. Tenemos que ser capaces de ofrecer la experiencia y el servicio que necesitan nuestros clientes en cada momento. Eso tiene que ver tanto con los modelos que pongamos a su disposición como con los servicios de movilidad que seamos capaces de ofrecerles. Queremos que nuestros usuarios sean capaces de desplazarse de la forma que más les convenga ya sea comprando nuestros coches o utilizando nuestros servicios de movilidad.
¿Dejará el coche de ser un producto para convertirse en un servicio?
Sabemos que todo está cambiando en este aspecto. Que los usos y necesidades circunscritos a los coches en las ciudades grandes y en las ciudades pequeñas son muy distintos. Tenemos que hacer frente a esto. Tenemos que ser muy flexibles para que nuestra oferta de movilidad sea lo suficientemente amplia como para cubrir todas las necesidades de la gente. Ese es nuestro principal foco de trabajo actualmente. Ser capaces de dar una respuesta de 360 grados a las necesidades de movilidad de las personas. Tener la oferta adecuada para cada usuario y en cada momento.
¿Es el coche eléctrico una solución solo al alcance de ricos?
Ya somos capaces de poner coches eléctricos en el mercado a precios muy competitivos. El precio inicial que un usuario paga por su coche supone sólo una pequeña parte del desembolso que va a tener que hacer a lo largo de la vida útil de ese automóvil. Aparcamiento, gasolina, mantenimiento… El coste mensual de tener un coche de gasolina ya es muy similar al de un eléctrico e incluso en algunos países que están dando las ayudas adecuadas puede ser más barato.
Un cambio tan importante de su producto va a afectar mucho a su plantilla de trabajadores, ¿se pueden adaptar a esta nueva época o necesitarán nuevos perfiles?
La evolución a la movilidad eléctrica va a afectar a muchos estratos de nuestra plantilla, no solo para nuestras fábricas. Se habla poco del cambio tan importante que suponen los nuevos modelos para nuestros departamentos de ventas. Hemos realizando un trabajo muy profundo de formación con ellos para que sean capaces de responder a las dudas de nuestros clientes. En lo que tiene que ver con nuestras factorías ya tenemos casos de éxito de cómo estamos siendo capaces de adaptar nuestras capacidades. Durante los últimos cinco años hemos realizado una gran transformación de nuestra mayor planta de motores diésel de Europa. Nuestro equipo allí ya está totalmente centrado en los nuevos modelos.